Marta Cruz

La residencia de mayores de DomusVi en Usera (Madrid) registra un total de cuarenta fallecidos desde el pasado quince de marzo. Ha sido intervenida por la Comunidad de Madrid. José Manuel, del Comité de Riesgos Laborales muestra su desesperación e impotencia por las malas condiciones en las que se encuentra el centro mediante un escrito y un vídeo. Ha llegado a pedir ayuda al ministro de Sanidad. La situación es «caótica».

José Manuel es sanitario en la residencia madrileña pública de Usera, pero de gestión privada por parte de la empresa DomusVi. Además, pertenece a CC.OO. y representa al sindicato en el Comité de Riesgo Laborales de la residencia. En plena crisis de COVID-19, se ha visto forzado a escribir y firmar un escrito, que goza del visto bueno del Comité de Riesgo Laborales, en el cual se denuncia, entre otros muchos puntos, el fallecimiento de treinta y ocho residentes por COVID-19. Anteriormente, había un total de 157 mayores internados, ahora son 111. Para José Manuel «esos números tienen nombre y apellidos, grabados en nuestra memoria a lo largo de todo el tiempo que hemos llorado y reído con todos ellos».

Sin tiempo para todos

Asimismo, también reclama más material y personal. A pesar del tiempo transcurrido desde que comenzó la pandemia, no reciben ayuda y los auxiliares y enfermeros no dan abasto, muchas veces sin material adecuado o insuficiente. La escasez de personal es tan aguda que incluso no se cumplen los ratios mínimos por planta, pues suele haber una enfermera por piso. La consecuencia directa es que «las compañeras no consiguen llegar a todo, están agotadas, y muchas veces los abuelos están deshidratados. En estas condiciones cuando el tiempo se lo das a uno, se lo estás quitando a otro».

José Manuel, trabajador de la residencia Domusvi de Usera y meimbro del Comité de Riesgos Laborales del centro

Los abuelos permanecen confinados en sus habitaciones, asegura José Manuel, a lo que hay que sumar que el 75 por ciento de ellos son positivos en COVID-19. El patio interior de la residencia no se está usando, tampoco por los casos negativos. Una zona que, como afirma José Manuel, podría ser usada para los ejercicios de los usuarios que necesitan moverse para mantener su salud.

Para ejemplarizar el ocultismo de la dirección del centro denuncia el caso de una de las usuarias, a la que se ha trasladado a un hotel. «Esta señora tiene un canal por el que comenta todo lo que pasa dentro de la residencia, y lo que han hecho ha sido sacarla de aquí para que no cuente lo que pasa».

Juegan con nosotros

La situación en Usera es crítica desde hace semanas, hasta tal punto, que la Comunidad de Madrid decidió intervenir la gestión de esta y otras residencias. Pero José Manuel asegura que esta intervención no es real ni efectiva. De hecho, en el escrito enviado al ministro asegura que la dirección «ha recibido felicitaciones de salud pública de la Comunidad de Madrid». También insiste en solicitar más ayuda.

Además, saca a la luz un serio problema de jerarquía en el mando. Se refiere a que las veces que se le ha preguntado a la responsable de la Comunidad de Madrid, Teresa Cobertera Zurita, que va a la residencia, esta les dice que «no gestiona, que simplemente, supervisa». La dirección de la residencia asegura por su parte que ellos «ni pinchan ni cortan». Los empleados están indignados porque sienten que están jugando con ellos.

En cuanto a los familiares de los residentes, muchos no saben todo lo que pasa, y aún así, hay cosas que muchas veces los trabajadores se enteran por lo que les cuentan ellos y no por dirección.

Sin seguridad

Actualmente, cuando se acaba el material sanitario correcto y de calidad, se usa el material y las mascarillas donados por los familiares y otros particulares. José Manuel añade que «agradecen mucho este gesto y que es necesario, pero la calidad no es la misma». De hecho, el resultado de la falta de material es la baja médica de cuarenta miembros del personal, la gran mayoría con síntomas de COVID-19.

Uno de estos casos es una de las personas de plantilla, a la que hace unas semanas se le obligó a entrar en la habitación de un residente infectado por COVID-19 sin mascarilla, porque según dirección «se iba a alarmar a los residentes». Esta persona está de baja médica en casa con síntomas de COVID-19, ratifica José Manuel, quien recuerda que no hay un protocolo de seguridad en el centro, como por ejemplo el uso de doble guante y doble bata de protección en cada habitación.

No quieren vivir más

En cuanto a la suplencia del personal de baja, muchos han sido contagiados de COVID-19. Es el caso de un doctor, quien según José Manuel comenzó a trabajar a finales de marzo con un «contrato basura» y ya le han despedido, después de haber trabajado sin los EPI adecuados durante varios días, por lo que presentó síntomas de COVID-19, que le provocaron tener que quedarse en su casa de cuarentena.

La residencia continúa adelante, en plena crisis sanitaria, con el número de residentes y trabajadores cada vez más diezmado. Y unas condiciones de trabajo inseguras. Ante la situación, José Manuel ha grabado un vídeo y redactado dos escritos, uno de ellos destinado al ministro de Sanidad, Salvador Illa, al que pide ayuda y que intervenga en el centro. El fin es solicitar «la ayuda que necesitamos. Porque todo es un caos», dice José Manuel que admite que «cuando salgo de las estancias de los residentes muchas veces salgo llorando, porque algunos me dicen que no quieren vivir más».

DomusVi, como en ocasiones anteriores, no ofrece ninguna respuesta.

2 COMENTARIOS

  1. Al final esta es una residencia de las muchísimas que hay en madrid, en muchas se está trabajando muy duro para sacar adelante a los residentes y haciendo esfuerzos tanto la dirección como el resto de trabajadores, la pena es que al final vende más las 4 que lo hacen mal que las muchas que lo hacen bien y de esas no sale la prensa ni las televisiones alabando el esfuerzo….

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