Marta Cruz Andrés
La situación en las residencias de mayores empeora. Los trabajadores denuncian la falta de material de protección, la baja o nula realización de test para averiguar si los residentes y los trabajadores son positivos por COVID-19, la mala gestión de las residencias, y sobre todo la alarmante falta de personal. En las últimas 24 horas han muerto dos empleados de residencias y 400 están infectados.
Uno de los centros afectados es la Residencia de Mayores de Domusvi, en el barrio madrileño de Usera. Desde el comité de trabajadores de la empresa denuncian que el equipo sanitario trabaja sin los EPI suficientes, las batas y guantes se reutilizan, así como el uso de mascarillas de papel, que no garantizan la seguridad.
Además, desde el comité añaden que desde el 30 de marzo de 2020 no disponen de médico en la residencia y es el propio equipo de limpieza quienes realizan las tareas de desinfección e higienización, donde han estado anteriormente los fallecidos con COVID-19 o los residentes enfermos. Incluso, aseguran que casi treinta miembros del personal sanitario están de baja y los nuevos contratados una vez que llegan al centro y comprueban que no hay EPI suficiente para todos deciden abandonar por seguridad.
Se trabaja en un ambiente de incertidumbre, continúan diciendo, porque no saben si los enfermos o la plantilla que sigue acudiendo al trabajo están infectados por el coronavirus, ya que no les llegan los test que les prometieron.
Apoyo de los familiares
Desde el comité de trabajadores aseguran que no reciben respuestas claras de la dirección y que, en todo momento, han contado con el apoyo de los familiares de los residentes del centro.
Andrés Campos, familiar de una de las residentes fallecidas en el centro, asegura que «la gestión de la empresa no está a la altura de las circunstancias. Es un caos. Ayer, a la una de la tarde me comunicaron que no había médico en la residencia. Llevamos denunciando durante meses la gestión y las condiciones del centro y ahora con el coronavirus la situación se ha agravado». La mayoría de los trabajadores son formidables, asegura, y confirma que ha estado denunciando la situación codo a codo con los trabajadores.
Campos añade que, a pesar de que su suegra ya no va a usar más estas instalaciones, pues falleció el pasado veinte de marzo, él sigue denunciando las condiciones del centro por las personas que quedan ahí. Además, señala que desde la dirección no se está informando debidamente a los familiares y que, incluso, les ocultan información. Campos denuncia también que «la Comunidad de Madrid está haciendo oídos sordos de esta situación, tanto en este centro como en otras residencias».
Por otro lado, Campos asegura que esta falta de información se produce desde hace varios días, pues «el ocho de marzo por la tarde, la dirección echó a los familiares que estaban visitando a los residentes y dijeron que no podían estar ahí. Los siguientes días intentábamos hablar con mi suegra y estar en contacto por Skype y la vimos muy mal en comparación con unos días antes; nos aseguraron que era un dolor de cuello. (…) El día 19 de marzo fuimos hasta allí porque llevábamos un par de días sin saber de ella, sin conseguir nada. Al día siguiente, veinte de marzo, a las diez de la mañana nos llamaron diciendo que mi suegra había fallecido la noche anterior por insuficiencia respiratoria».
Problemas en más residencias
Pero la residencia de Usera no es la única con problemas de gestión y de falta de personal y material. La misma empresa dirige la residencia Parque de los Frailes, en el municipio de Leganés, también en Madrid. Varios trabajadores han hecho un llamamiento desesperado, denunciando la insostenible situación del centro. No dan sus identidades por miedo a recibir represalias por parte de la empresa. Denuncian que desde el pasado dieciséis de marzo han fallecido siete residentes, seis en las instalaciones y uno en el hospital, que dio positivo en COVID-19.
Este grupo de trabajadores también denuncia la falta de personal sanitario: «tenemos a unos cuarenta trabajadores de baja médica, en cuarentena en sus casas, y alguno de ellos está ingresado en el hospital, con los síntomas, sin hacernos los test, ni a los trabajadores de baja ni a los que se encuentran trabajando, haciéndolo con gran incertidumbre, ya que hay muchos residentes con síntomas y fiebre, algunos de ellos aislados, y tampoco sabemos si son positivos o negativos». A esta falta de personal se suma, aseguran, «la mala gestión por parte de la empresa de los pocos EPI que nos van llegando, ya que sólo se los dan a trabajadores elegidos por las coordinadoras y dirección, y todo a cuentagotas».
En el norte de Madrid
Por otro lado, los trabajadores de la Residencia Mirasierra hacen un llamamiento a la Consejería de Sanidad de Madrid, pues «ya son veinte los fallecidos y aún no hemos recibido los test. Las bajas de trabajadores por confirmación del virus, o por aislamiento preventivo, han dejado en un cuadro más que preocupante a la plantilla, de tal manera que no se puede atender a 220 usuarias con una ratio asistencial de doce auxiliares, cuando lo habitual son veintiuno en el turno de mañana».
Es tal la situación de caos que solicitan el traslado de residentes a otras residencias, con el fin de poder atender mejor a los que se queden en Mirasierra.
El sindicato CSIF critica que las autoridades de la Comunidad de Madrid continúan sin ofrecer datos concretos de la situación, y los fallecidos se siguen contabilizando como neumonías, puesto que «no se les practican las pruebas pertinentes para determinar la causa real de las muertes». Por ello, consideran que las cifras de defunciones y afectados en este tipo de centros que comunican las autoridades están «muy alejadas de la realidad».
Otro foco de contagio
Una situación similar se vive en los centros especializados de la Comunidad de Madrid como es el caso del Centro de Esclerosis Múltiple Alicia Koplowitz, en Vicálvaro, donde reside la madre de Sandro, informa Paula Maddox.
Hace unos días avisaron a todos los familiares a través de una circular, de que había un caso confirmado con coronavirus, que ya había sido hospitalizado. «Pero ahora tienen otros tres casos sospechosos dentro del centro», explica Sandro.
Aunque desde el centro han decidido aislar a todos los residentes para evitar cualquier tipo de riesgo mayor «el problema está en que la persona que dio positivo fue contagiada por un trabajador. Y cada trabajador, cada auxiliar, está destinado a un pasillo en el que hay cerca de 15 residentes».
Por lo que, «si una persona ha sido contagiada, también han podido ser contagiadas las otras 14 perfectamente. Y esas 14 han podido tener trato con otros residentes, auxiliares… por lo que todo termina convirtiéndose en una cadena», cuenta.
Falta de todo
Además, desde el centro reclaman que faltan mascarillas FPP2, geles hidroalcohólicos, batas, guantes y tests rápidos. «Y sin los tests rápidos no pueden saber qué trabajadores y qué residentes se han contagiado. Simplemente están esperando a que salgan los síntomas y muchos pueden no tener sintomatología y tener el virus», denuncia Sandro.
Si bien parece que desde la Comunidad de Madrid, a través del jefe de Secretaría Álvaro Sanz, les han confirmado que están trabajando para que ese material llegue y se pueda distribuir a todas las residencias, «es necesario que las autoridades tomen medidas rápido», sentencia este hijo preocupado por la situación del centro donde está su madre.
Hay que mejorar la gestión de las residencias para que los mayores consigan los cuidados que necesitan
Estoy harta de que dejen morir a nuestros mayores en las residencias y en sus casas, por favor ayudarme para que se enteré la gente lo que está pasando
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