Broche de oro al primer festival de la guitarra de Madrid

Quiero expresar ante todo, mi enhorabuena al director del festival, Antonio Benamargo, por su magnífica estructura, por el contenido en merecidísimo homenaje al genio creador de la guitarra flamenca de concierto; por poner en valor y traer a la actualidad en un primer Festival de la Guitarra de Madrid, al injustamente olvidado don Ramón Montoya, símbolo de esa idiosincrasia tan española de tirar piedras a nuestro propio tejado. ¡Bravo, Antonio! Y como hemos visto, aforos completos los cinco días del festival.

Sábado 4 de abril, Sala Verde. Concierto de toque y cante de Jerez , Alfredo Lagos, en guitarra de concierto y de acompañamiento del cante de David Lagos y del final del baile de Andrés Marín, sevillano universal.

Jerez rinde homenaje a un guitarrista madrileño y esto no pasa todos los días, porque Jerez, es mucho Jerez.

Pero en esta ocasión sí. Alfredo Lagos, con el acostumbrado virtuosismo de su guitarra, ofreció un concierto solista de tres piezas, empezando por la Rondeña que no existiría sin don Ramón. Todos los concertistas del festival la han interpretado. Nobleza obliga.

Me pregunta una colega que de todos los conciertos del festival con cual me quedo. Respondo: Con todos, sería imposible elegir, porque cada guitarra es distinta, cada guitarrista tiene su sello de identidad, lo que pone en valor universal la diversidad de la guitarra flamenca.

Alfredo Lagos tiene la virtud de hacer sonar su guitarra de concierto en una clave muy sinfónica. Cuando acompaña, vuelve a ser la guitarra flamenca jerezana por antonomasia. Llevo siguiendo desde hace mucho tiempo a Alfredo Lagos y doy fe, que es una de las grandes guitarras del panorama flamenco actual.

Continuó con tangos por el universo Montoya. Luego, ya no pudo resistirse, y se fue por bulerías de su tierra. ¡Ay la tierra de Jerez, cuanto poderío!

Entra en escena David Lagos, virtuoso del cante donde los haya. Que voz tan flamenca, tan limpia y tan grave a la vez, con su chupito de aguardiente, con su saber cantar. Tenemos glosado muchas veces a David, siempre para bien. Y para seguir con el homenaje al gran madrileño canta la Caña de don Antonio Chacón, compañero inseparable del otro Don.

Sigue por Cantes de Levante, y ahí entran todos los de don Ramón, al tiempo que están presentes en las falsetas del otro Lagos, entre los cantes, la Taranta y la Minera. ¡Qué tiempos nos recuerdan, Montoya con Chacón o con La Niña de los Peines, con El Mochuelo, con El Niño de Medina, con El Niño de las Marianas….

Y después, vuelta a la tierra, David Lagos se nos anuncia festero por los cantes de Cádiz, o Cái, y nos dice: «Vamos por cantiñas, alegrías y lo que vaya saliendo». Esta gente del sur, artistas o no, aunque casi todos lo son de una forma u otra, es única, orgullosos de lo que son, por legado de las culturas más antiguas de España y de Europa. Ahí están.

Cae el telón de la Sala Verde, para preparar la entrada en escena de Andrés Marín. Por más que conozcamos a Andrés, siempre nos sorprende. Esta vez, en un solo de danza que crea música y percusión, se nos presenta embozado, enguantado todo de negro, con sombrero de paja fina, a la usanza madrileña de los tiempos de Luis Candelas. Como siempre se basta solo para llenar la escena, para ser él solo, un espectáculo completo.

Luego, se desencapa, desenguanta y desemboza, se quita el sombrero, se queda en él mismo y se sienta como quién viene cansado. Y mientras descansa saca a relucir el cantaor frustrado, como él se llama a sí mismo.

Pero ahí entra David Lagos, que empieza a desgranar unos Caracoles, que el transforma en Los Caracoles. Y Marín se levanta y baila, flamenco flamenquísimo, a la manera Marín, que no hay otra, no digo mejor ni peor, la suya, inimitable.

Andrés Marín posee una capacidad camaleónica para transformarse sin cambiar de atuendo. Le basta ser él, su espíritu libre, para mostrarse como personaje de la Commedia dell’Arte, quizá en Arlequín. Sigue bailando, terminan gloriosamente los Caracoles, entra Alfredo Lagos y ahora va Andrés y se saca no se sabe de dónde un abanico rojo para hacer, ¿de qué personaje? ¿de madrileña castiza? ¿de Manola tal vez? ¿o de trianera de pro?

De lo que quiera. Él puede.

Termina este fantástico primer Festival de la Guitarra madrileño que ha llegado para quedarse. Gracias, Antonio Benamargo, gracias Comunidad de Madrid, gracias Teatros del Canal. Gracias artistas que nos colmasteis de placeres y emociones que no están al alcance todos los días.

Teresa Fernández Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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