Estaba anunciado en esta vigésimo octava edición del Festival flamenco jerezano, el maestro Riqueni, con un concierto de su nueva producción discográfica dedicada a Nerja, el hermoso enclave mediterráneo malagueño donde acaba la Axarquía, distinguida por su cueva con las pinturas rupestres más antiguas de la historia, lo que nos dice que hace 42.000 años ya andaban artistas por aquí; la Narixa musulmana o fuente abundante, con su balcón de Europa asomado al Mare Nostrum. Queremos imaginar que todo esto narra la música descriptiva de Don Rafael.

Un contratiempo de salud nos lo impidió y nos trajo al joven y ya maestro gitano alicantino Yerai Cortés. Una suerte inesperada me situó en el centro de la primera fila, a tres metros del artista. Un privilegiado lugar desde donde pude vivir su música acompañada de sus emociones, impresas en sus expresiones faciales y corporales en un todo inseparable. La fuerza de la música que lleva a sentir tan profundamente o la fuerza intensa de las emociones que hacen brotar la música. No se entendería lo uno sin lo otro, lo otro sin lo uno. En otras palabras, sentir la magia transmisora del arte flamenco, el duende que lo identifica, desde tres metros de distancia.

En la Bodega de los Apóstoles de la jerezana González Byass, en un trasnoche que supo llenar de magia, hizo un recorrido por toda la geografía flamenca, no sin antes recordar que una semana antes había compartido músicas en Nueva York con Riqueni, en ese festival que tanto nos hubiera gustado compartir, el Paco de Lucía Legacy.

Empezó por malagueñas, en sintonía con lo que hubiera tocado el maestro ausente; siguió por taranto, farruca y serranas para llevarnos desde levante hasta tierras granadinas y por ahí siguió, con acentos lorquianos que culminaron en jaleos. Y el final, dedicado a la tierra de Jerez, las bulerías.

Agradeció estar en Jerez, por primera vez en concierto solista, recordó las veces que estuvo por aquí acompañando con su música a grandes artistas del baile y del cante. Derrochando empatía, gracia y arte. Tanto que hizo suya la noche, hizo olvidar lo que no pudo ser.

Yerai Cortés está haciéndose ese hueco al que aspira todo guitarrista con alma, en el mundo de los conciertos de guitarra. Una guitarra sola en un escenario llenándolo por completo. Una guitarra sola diciendo que el flamenco no se entiende sin su aporte. Una guitarra sola que dice y cuenta que con su música puede inundar de arte flamenco el mayor de los escenarios.

Una guitarra sola que basta para hacer un recorrido por la larga historia del arte flamenco, haciendo reír o llorar y siempre transmitiendo todas las emociones posibles, inagotables, que han hecho de este arte, tan localizado en una geografía, un arte mundial. Yerai Cortés consagró su plaza en ese hueco privilegiado la noche del 1 de marzo.

Lo demás, mucho más, no puede decirse con palabras.

Teresa Fernández Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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