Eric Jiménez, el baterista de Los Planetas y Lagartijas Nick, nació en Granada, la única ciudad del mundo con nombre de explosivo. Hijo de un padre que pasó la vida mintiendo y a los diez años le encañonó con una pistola, y de una madre que regentaba una pensión –donde el pequeño pasaba las noches con los huéspedes, oyendo la radio y aprendiendo la vida- pasó su infancia en los «tranquillos» (ese reborde que sobresale de los portales) observando el mundo que se movía a su alrededor, y del que guarda recuerdos como el de una mujer borracha, que pedía limosna y orinaba de pié.
Con diez años ingresó en la OJE, organización juvenil de la Falange fascista, porque quería tocar el tambor, pero como no podía con el peso del instrumento, le dieron un cornetín y le llevaban de mascota.
Sus mayores influencias musicales han sido la Semana Santa y su primera hostia, la que le dieron al nacer, quizá la más artística y la menos dolorosa.
Se casó con dieciséis años, poco después comenzó a consumir drogas para evadirse. Dice qu debería haber muerto antes de los treinta. Durante cuarenta años ha golpeado la batería como la vida le ha golpeado a él, con todas sus fuerzas.
«La importancia de llamarse Ernesto y la gilipollez de llamarse Eric», interesante documental sobre la vida y milagros de uno de los mejores «tocadores» de batería de nuestro tiempo, realizado por el madrileño César Martínez Herrada (largometrajes «Manos de seda», «Cuando todo esté en orden», «Arena en los bolsillos»; documentales «Fiel a lo incierto», «Ruibal por libre», «Objeto encontrado», «apuntes de realidad», cuenta con testimonios de, entre otros, el propio Eric Jiménez y su hermano Carlos, Antonio Arias, Juan Codorniú, Jota, Florent, Soleá Morente, Miguel Ríos, José Ignacio Lapido, Juan Alberto Martínez, Noni, JJ Machuca…
Integrante de Los Planetas y Lagartijas Nick, Eric Jiménez fue también uno de los fundadores de Los Evangelistas, un grupo formado para rendir homenaje a Enrique Morente, cuya herencia reivindicaban después de grabar con él un disco poco antes de su muerte.
Los nombres de los discos y las canciones de los planetas –«El ejército rojo», «zona temporalmente autónoma», «Espíritu olímpico», «Los camapanilleros», «Santo Dios», «Una, grande y libre», «La canción de los gitanos», «Canción para los obreros de Seat», «El novio de la muerte», «Fuerza nueva», «La nueva nrmalidad», «Navidad de reserva», «El rey de España»… Cuarenta años haciendo música no son ninguna tontería- dan una idea de por dónde va esta banda tan peculiar.
En 2021, en plena pandemia, Los planetas publican «El negacionista»: «música popular contra la propaganda, la incompetencia, el conformismo y la pereza para decir no. Al estúpido, no. Al malvado, no. Al estado, no, A las corporaciones, no, A la incertidumbre, no, A la desinformación, no…
Los Planetas se ofrecen a dar al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios, a la comunidad lo que es de la comunidad y al capitalismo, que es uno y trino, lo que es del capitalismo: la idea de un mundo plano, arrogancia, fiereza de ánimo y ausencia de compasión. Y, aunque no se lo merezca, un poquito de humor».
- «La importancia de llamarse Ernesto y la gilipollez de llamarse Eric» se puede ver en los cines de Madrid desde el viernes 10 de noviembre de 2023.
