«Vencer o morir», una controvertida epopeya francesa

El Puy du Fou es un parque temático de tema histórico, que fue elegido «el mejor parque de atracciones del mundo», situado en La Vendée, un departamento francés atravesado por el río del mismo nombre, perteneciente a la región de los Países del Loira.

El Puy du Fou tiene una réplica en España, creada en 2019 en la provincia de Toledo, que ofrece –lo mismo que el original francés- «viajar a través de la historia con espectáculos grandiosos, varios pueblos de época y un número infinito de rincones donde degustar productos gastronómicos locales».

El éxito «colosal» del parque temático ha llevado a sus propietarios a la idea de instalar allí una productora –Puy du Fou Films– pensando que los decorados de los diferentes espectáculos que se han montado podrían «reutilizarse» en rodajes de obras históricas y épicas.

Una cosa ha llevado a otra y así ha surgido la película «Vencer o morir», dirigida por Vincent Mottez y Paul Mignot, que es la historia «real, trágica y grandiosa de un héroe convertido en líder de guerra en el siglo dieciocho», en uno de los episodios más controvertidos de la Revolución Francesa.

El actor Hugo Becker («Pilot«, «Gossip Girl») interpreta a François-Athanase Charette (1763- 1796), un aristócrata católico tradicionalista, oficial retirado de la Marina Real, quien vivía recluido en su castillo de Fonteclose, desde donde contemplaba impotente «el hundimiento de su mundo». Reconvertido en «bandolero» encabeza una insurrección campesina realista y contrarrevolucionaria contra la leva masiva decretada por la Convención en La Vendée. Charette transformó a un puñado de vecinos en un ejército temible. Acabó sus días fusilado.

Inspirada en el espectáculo del Parque de atracciones «Le dernier Panache. Vaincre ou mourir», «Vencer o morir[1]» es una película sobre la que la inmensa mayoría de la crítica francesa ha opinado que «mejor morir», ya que se trata de la defensa de un slogan que nosotros conocemos tristemente bien: eso de «todo era mejor antes» que, en el caso que nos ocupa, se trata de cuando Francia era una monarquía católica.

Una película histórica y al parecer equivocada a juzgar por las nefastas críticas que ha recibido de la totalidad de las publicaciones francesas, desde los grandes diarios nacionales a las publicaciones especializadas (la mayoría de estas últimas ni siquiera la han incluido en sus páginas):

«Muy poco cine, mucho ruido y furor proselitista, todo espolvoreado con un mensaje cristiano» (X.L.L. L’Obs). «Una relectura sesgada de las guerras de La Vendée al servicio de la derecha identitaria» (Le Monde). «Una película tan mala que incluso los realistas la detestarán» (Télérama)

  1. La película «Vencer o morir» se estrena en Madrid el viernes 15 de septiembre de 2023.
Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

3 COMENTARIOS

  1. El comentario de Javier Urtiaga no responde al moderado texto de Mercedes Arancibia, impecable y sencillo. Pero nos recuerda otra historia distinta que él conocerá: las intoxicaciones de la policía zarista en las cocinas ideológicas del Kremlin decimonónico.

    En las líneas de Urtiaga, no faltan la cólera, ni los más viejos estereotipos, como eso de… las «izquierdas al servicio del capital financiero internacional».

    Tampoco los espantajos rituales de los más furiosos trumpistas del siglo XXI: ese «woke», que figura hoy como comodín demoníaco habitual de los neoairados de nuestro tiempo.

    En el comentario de Javier Urtiaga hay tantos disparates conceptuales que es imposible contestarlos todos («la guerra era cosa de pocos, de nobles e hidalgos», por ejemplo).

    Por el contrario, en la moderada crítica publicada en AQUÍ MADRID, falta quizá informar al lector de que el fundador del Puy du Fou es el político y empresario Philippe Le Jolis de Villiers de Saintignon, aristócrata de alcurnia, exdiputado euroescéptico y dos veces frustrado candidato a las elecciones presidenciales de su país.Por cierto, la última vez (2007) obtuvo un 2,23 por ciento de los sufragios expresados en las urnas.

    Como otros muchos en esta época, De Villiers no quiere sólo recordarnos el pasado, aunque él mismo viva en el siglo XVIII, antes de la Revolución Francesa.

    Desea que regresemos sin más a las guerras «de los nobles e hidalgos».

    En 2014, pocos meses después de la conquista de Crimea por parte de tropas mercenarias vinculadas al Kremlin, De Villiers firmó un acuerdo con Vladimir Putin para instalar su parque temático en Rusia. Declaró entonces que Putin «es un verdadero jefe de Estado, un patriota que busca restaurar los valores políticos, culturales y morales de la Gran Rusia». Ese Puy de Fou ruso ha sido después imposible por la serie de acontecimientos que todos conocemos.

    De modo que la respuesta de Javier Urtiaga debería haber sido más sencilla, sin lecciones ‘woke’ o ‘no-wokes’, ni resabios de las viejas fábricas de mentiras históricas.

    El texto de Mercedes Arancibia puede ser discutido y discutible, pero no se entiende el desencadenamiento de esa furia contra ella, esa especie de ‘ira de los justos’ porque cite también –de manera breve y sobria– algunas críticas previas de medios franceses.

    Quizá Javier Urtiaga es de los que tienen la costumbre de responder a lo que no le han dicho. Puede constatar aquí, en mi propia respuesta, que cualquiera puede hacer eso.

    Responderse a sí mismo con un guiso de estereotipos es siempre más fácil que aportar argumentos útiles para los demás.

    .

    • Por cierto, en lugar de ver esa película (¡que vaya usted a saber!), y puestos ya a apostar por las ficciones decimonónicas, es mejor que el lector dirija su interés hacia una de las primeras novelas de Honoré de Balzac, que en español tradujeron como «Los Chuanes», que el gran escritor publicó en 1829. Parece que la controvertida película ‘Vencer o morir’ tiene ahí sus raíces más remotas.

      Claro que «Los chuanes» (Les Chouans) no va de ‘woke’, ni de ‘capital financiero internacional’, ni nada de nada de todo eso. Apenas literatura abierta, compleja y certera de otro tiempo, el de Balzac, aquel gran autor francés.

      Añadiré, por cierto, que en 1988 disfruté en París la versión fílmica de Philippe de Broca, con el enorme actor que fue Philippe Noiret. Seguro que con esa novela y/o con esta otra (vieja) película, entendemos mejor la historia y nos va mejor a todos.

  2. La Revolución Francesa, al igual que la Secesión de la América española, fue financiada desde la oligarquía financiera internacional para destruir el mercado local que ahora tanto mola a la gente WOKE.
    En Francia fue un genocidio y en Hispanoamérica también, sobre todo de los indios, a los que se privó de sus lenguas oficializadas en la administración y en cátedras universitarias donde se impartían, se les subastó las tierras, a las que ya no tenían derecho ancestral, pues con la republica eran todos «iguales» y a los que se les persiguió hasta 30 o 40 años después en las montoneras realistas por ser los más fervientes defensores de la monarquía hispánica que les protegió. Montoneras que posteriormente serían en el siglo XX la base de las guerrillas marxistas, inducidas ideológicamente por el capital internacional más oligárquico y más en la sombra…
    En aquel antiguo régimen, que usted desprecia, era una atrocidad hacer levas masivas arrancando a jóvenes de sus tierras para llevarlos a la guerra, porque la guerra era cosa de pocos, de nobles e hidalgos, no de villanos y gente del común, eso sólo se empezó a ver con el estado revolucionario francés y su Grand Armee que fue financiada desde la oligarquía financiera internacional para destruir el modelo económico tradicional basado en el fuero e imponer el de los circuitos comerciales depredadores superiores del capitalismo más atroz y colonialista. Nunca se han visto guerras tan masivas y crueles como con su querido estado moderno y su revolución liberal con sus constituciones, el punto de encuentro de la gente sin principios…
    Esto es lo que sucede cuando uno funciona en base a etiquetas y prejuicios de una educación sesgada y tendenciosa al servicio de la ingeniería social.
    Hace falta una revisión crítica de la historia, porque cada vez está más claro que hemos sido estafados.
    Aquel pueblo que gritaba Viva las Cadenas no era idiota, tal como ustedes lo desprecian sistémicamente, sabía perfectamente que pasaría de arrendatario, concesionario y tributario a «Juan sin tierra» sin nada por lo que tributar, para pasar luego a proletarios… Ahí están las revoluciones posteriores y la lucha por la tierra, la misma Revolución Mexicana es un buen ejemplo de revolución por la tierra tras el robo de la misma a las comunidades y cacicazgos indígenas en el gobierno liberal de Juárez…, pero es eso fueron las guerra Carlistas en España y se le etiquetó a un movimiento foralista y cabildero de «ABSOLUTISTA»…
    Ahora, en esta nueva dictadura WOKE de izquierdas al servicio del capital financiero internacional y del globalismo uniformador, que no respeta la naturaleza e idiosincrasia del ser humano, tenemos que la nueva etiqueta es eso de NEGACIONISTA…
    Qué lamentable lavado de cerebro.

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