Era muy difícil. Casi misión imposible. La iniciativa de Carlos Delgado, líder del partido local Unión Por Leganés (ULEG), de expulsar de la alcaldía de Leganés al socialista Santiago Llorente tras el petardazo del gobierno de coalición que el PSOE mantenía con Más Madrid Leganemos, ha resultado inviable.

El enterrador ha sido Ciudadanos. Los tres concejales del partido de Inés Arrimadas vienen siendo, desde el comienzo de la legislatura, el socio «tapado» del gobierno que, hasta el pasado mes de junio, formaban el PSOE y Más Madrid Leganemos. Los doce concejales que reunían entre ambos partidos eran insuficientes para alcanzar la mayoría absoluta necesaria para sacar adelante las iniciativas de gobierno. Ciudadanos siempre ha estado allí. Pese a la situación de semi extinción en la que vive el partido fundado por Albert Rivera, la cesión del control de varias empresas públicas municipales a militantes de Ciudadanos por parte de Santiago Llorente obró el milagro hace dos años. Desde entonces el partido de Arrimadas, liderado en Leganés por Enrique Morago, ha sido imprescindible para el gobierno de coalición municipal. 

Pero a mediados de junio, todo pareció estallar.  Eva Martínez, de Más Madrid Leganemos, acusó a su compañero de partido y gobierno municipal, Fran Muñoz, de violencia de genero y acoso. El asunto sigue en manos de los jueces, pero provocó en pocos días la desintegración del gobierno municipal del que ambos, como únicos concejales de su partido, formaban parte.

Santiago Llorente anunció la ruptura del gobierno de coalición y el PSOE quedó en minoría. Parecía. Porque, en la práctica, ambos concejales, Eva Martínez y Fran Muñoz, parecen mantener una absoluta fidelidad al gobierno del que formaron parte y al alcalde Santiago Llorente. Una fidelidad a la que ahora se suma Ciudadanos con sus tres concejales. La versión pepinera del famoso «algo tiene que cambiar para que todo siga igual». Un poco máas cutre pero igual de eficaz. 

En una situación tan parecida a un desgobierno, Carlos Delgado, el líder de Uleg presentó una moción de censura que el mismo consideraba arriesgada pero necesaria. Planteaba en ella un gobierno en solitario presidido por él mismo que no comprometiera las futuras opciones electorales de ninguno de los que se sumaran al pacto y permitiera acabar con la actual situación de inactividad absoluta por parte del Ayuntamiento ante los problemas del municipio, algo en lo que coinciden prácticamente todos los sectores del pueblo incluidos muchos militantes socialistas. 

Los compromisos ideológicos de los distintos grupos municipales han hecho imposible el pacto que desalojara a los socialistas del Ayuntamiento. La única concejal de Vox en el consistorio se quitó de en medio anunciando su abstención precisamente para no comprometer con su presencia a nadie de los que quisieran unirse. La sorpresa fue el PP, que no descartó sumarse a la moción de censura si esta conseguía los votos necesarios pese a que aparentemente podía se el partido más perjudicado por dos años de gobierno de Carlos Delgado.

Para Unidas Podemos, la negativa de Ciudadanos a secundar la moción priva de sentido a una discusión sobre si apoyar o no la moción de censura, aunque ya habían planteado en las reuniones con ULEG de cara a la moción numerosas ausencias en el programa de ese gobierno alternativo y veían difícil sumarse a la moción por el hecho de que para ellos era necesario poner en primer termino las necesidades de la población que se hacen evidentes ante el desgobierno de Llorente. Desde Unidas Podemos han dejado claro que le trasmitieron a Carlos Delgado todas estas carencias en el programa que presentaba ULEG para censurar y sustituir al alcalde, 

Para el promotor de la moción de la moción de censura esto no es el final del camino y afirma que continuaran trabajando porque, para ULEG, Leganés no se puede permitir continuar en la situación de inacción municipal absoluta hasta el 2023 fecha de las próximas elecciones municipales.

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