Cuando en el siglo diecinueve la modernidad comenzó a mezclarse en las costumbres de la sociedad burguesa a través de nuevos rituales como el veraneo en las playas, transformadas en escenarios de la vida social, los pintores de la época habían comenzado a sacar al aire libre sus caballetes para recoger en sus lienzos ese bullicioso ambiente del momento en aquellos nuevos paisajes de moda.

Uno de los primeros artistas en descubrir para el arte la iconografía de aquellas nuevas costumbres fue Claude Monet (1840-1926), que se trasladó a las costas de Normandía y a las playas de Trouville, donde se daban cita los primeros veraneantes del siglo.

Monet se había dedicado hasta entonces a dibujar caricaturas de personajes populares, por lo que fue felicitado por un pintor entonces ya consagrado llamado Eugène Boudin, quien lo animó a abordar otro tipo de pintura y se ofreció a ejercer como maestro. El magisterio de Boudin cambió la vida de Monet, que desde ese momento inició una carrera que lo llevaría a convertirse en una de las grandes figuras del arte del siglo veinte.

A uno de sus cuadros, «Impresión, sol naciente», se debe el calificativo de «impresionismo».

En 1874 los pintores impresionistas intentaban hacerse un lugar en el panorama del arte francés, donde los salones imponían sus inamovibles cánones de clasicismo.

Uno de los más famosos fotógrafos de París, Gaspard-Felix Tournachon, que firmaba sus retratos como Nadar, ante cuyas cámaras posaron todos los grandes escritores y artistas de la época, les ofreció su taller para que en las paredes colgaran aquellos cuadros que eran sistemáticamente rechazados por el stablishment.

En aquella exposición ya estaban algunos cuadros de Monet, junto a los de Renoir, otro de los grandes impresionistas. Ellos rompieron los cánones del clasicismo romántico, pero en realidad su obra se asienta en los grandes maestros de la pintura como Watteau y Fragonard, de los que aprendieron en sus frecuentes visitas al Louvre.

A Monet y Renoir les unirá desde entonces una cercana relación personal que se manifestó en la creación conjunta de algunas obras («El Sena en Argenteuil», «La charca de los patos») y en los retratos que cada uno hizo del otro y de sus familiares.

La primera obra que Monet se atrevió a exponer en su nuevo estilo fue «Vista de los alrededores de Rouelles», una escena bucólica en la que sobre un cielo azul se recortaba la silueta de unos chopos y la de un pescador de camisa azul sentado a la orilla del río.

En paralelo a las nuevas costumbres, la sociedad comenzaba a solicitar pinturas con temas relacionados con los motivos a los que Monet había dedicado algunos de sus cuadros, como las marinas. Paisajes con barcas, escenas de pescadores, actividades pesqueras… fueron frecuentes durante esta etapa en la obra del pintor, que en el verano de 1870 se instaló con su familia en Trouville.

Los paisajes de Monet fueron evolucionando con la utilización de estudios de cielos al pastel en los que mostraba, con variaciones de luz y color, las diferentes condiciones atmosféricas de las distintas estaciones del año y las horas del día.

El encuentro con la luminosidad del Mediterráneo fue un verdadero descubrimiento para Monet, quien viajó en 1884 por la Costa Azul y la Riviera italiana. En 1890 daría un giro a su obra basándose en la captación de esas diferentes condiciones ambientales y lumínicas. «Brazo del Sena cerca de Vétheuil», «La inundación» y los diecisiete óleos que dedicó al deshielo del Sena se encuadran en esta etapa.

Fue con estos últimos cuando, en una carta al marchante Durand-Ruel, Monet utilizó por primera vez la palabra «serie» para referirse a un conjunto de cuadros de temática similar, un término que hizo fortuna en el mundo del arte.

A partir de 1880, en los cuadros de Monet las figuras humanas ceden protagonismo al paisaje y a la naturaleza («La aguja de Étretat, marea baja», «Rocas en Belle-Île-en-Mer»).

La exposición

En esta exposición se han reunido cincuenta obras del Museo Marmottan Monet de París. A través de su recorrido se muestra la trayectoria del pintor impresionista, con cuadros como los que el artista conservó en su casa de Giverny hasta su muerte en 1926, donadas al museo por su hijo Michel cuarenta años después.

La instalación recorre las distintas etapas del pintor desde sus inicios en las costas de Normandía, sus viajes a Holanda, Noruega y Londres y las de sus últimos años en Giverny, ya operado en 1923 de unas cataratas de las que no se recuperó satisfactoriamente.

De este modo se pueden ver obras de toda su trayectoria ordenadas en seis secciones que van desde los orígenes del Museo Marmottan Monet, que recoge la obra del artista de su etapa preimpresionista, hasta la de sus últimos años en los que se acercó a la abstracción.

En medio, sus experimentos con la luz, las pinturas al aire libre, las obras en las que pintó los jardines de su casa de Giverny con iris, hemerocallis, agapantos y nenúfares, para terminar con los paisajes del valle del Sena.

Entre las obras expuestas figuran «Retrato de Miche Monet con gorro de pompón», «El tren en la nieve. La locomotora», «Londres. El Parlamento. Reflejos en el Támesis», «La primavera a través de las ramas», junto a sus «Nenúfares» y «Glicinas». De su última etapa, afectado de cataratas, su pintura se acerca a la abstracción con «El sendero de los rosales», «Puentes japoneses» y «Sauces llorones».

  • TÍTULO. Monet. Obras maestras del Musée Marmottan Monet
  • LUGAR. Centro-Centro. Madrid
  • FECHAS. Hasta el 25 de Febrero
Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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