Hay domingos con tanto movimiento y bullicio político en esta Villa y Corte que a uno no le queda tiempo ni para ir a misa de doce, o para tomarse el vermú o lingotazo, que ahora los modernos llaman Branch. Algo parecido sucedió el pasado 13 de mayo, fecha en que se juntaron en Madrid eventos varios como la cita de Colón de sus fieles y la elección de la nueva secretaria general de Podemos en Vista Alegre, a los que se uniría para postre y ya en la periferia geográfica, las llamadas primarias del PSOE en Andalucía. Cada cual a su estilo y manera pero, eso sí, remando para casa, faltaría más.
El plato fuerte de la jornada fue la concentración en la madrileña Plaza de Colón de las derechas más genuinas, Partido Popular y Ciudadanos, si bien ya había tomado terreno y mando en plaza la extrema derecha representada por Vox, que hizo un alarde de exhibición con su plana mayor al frente. Oficialmente dijeron los congregados que se trataba de una iniciativa ciudadana organizada por la llamada plataforma Unión 78 comandada por Rosa Díez en protesta y repulsa por los posibles indultos a los políticos catalanes procesados del procés, pero cualquier mortal que no sea niño de pecho sabe perfectamente que quienes cortaron el bacalao fueron los políticos allí reunidos, que para eso acudieron con el paño ya cortado y vendido.
Rosa Díez hizo el papel de atrezzo, fue la claqué de la manifestación, asegurando que «los españoles de bien» van a oponerse a esta medida. Igual que Inés Arrimadas quien, como siempre, estaba repartiendo carnés de constitucionalistas y no constitucionalistas. Dos días antes, la misma Rosa Díez había tildado de chulo al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, dando muestras de su dialéctica política y respeto en las formas.
Los primeros espadas políticos intentaron evitar otra foto de Colón como la del año anterior, pero lo cierto es que estaban allí para lo que estaban, alguno disimulando, eso sí, ya que lo que en realidad pretenden es el acoso y derribo del gobierno de Pedro Sánchez, haga lo que haga. Resulta tanto lógico como democrático estar tanto a favor como en contra de los posibles indultos, porque para eso vivimos en una democracia plena, plural, en la que algunos aún no han aprendido a vivir, o bien añoran, a estas alturas, un pasado de prietas las filas… Algunas banderas con el aguilucho preconstitucional dieron fe de ello.
El líder de Vox, Santiago Abascal, temprano en la llegada para coger sitio y dominar situación, habló como siempre de los males que nos acechan, de la traición y la posible destrucción de la democracia. El presidente del PP, Pablo Casado, también hizo sus declaraciones en contra de los indultos y de la traición que se perpetra, si bien le cambió el rictus tras la mascarilla en cuanto su segunda de a bordo y presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, tomó la palabra para poner la guinda matutina en una Plaza de Colón necesitada de sensaciones fuertes, como las que ella predica.
Y ahí estaba la presidenta interpelando, haciendo un flaco favor a la Monarquía al preguntar directamente al rey Felipe VI qué pensaba hacer acerca de los indultos. Así, a bocajarro, sin medias tintas. Ante semejante interrogante caben varias posibilidades: o bien que Isabel Díaz Ayuso no se haya leído la Constitución española, por lo que en su ignorancia supina no sepa que ésta deja meridianamente claro cuál es el papel de la corona en nuestra monarquía parlamentaria, o bien que intentando destacar, apuntarse un tanto más frente a su parroquia, atacara desde el ágora pública al gobierno de la nación ante los indultos que se avecinan, metiendo de paso la pata hasta el corvejón y haciendo un flaco favor a la monarquía. Tanto, que se lo pusieron «a güevo» a algunos republicanos, que no tardaron en proponerle una solución a su prédica.
El otro evento político del día en esta nuestra Villa y Corte estuvo en Vista Alegre, donde la formación morada, Podemos, elegía a su nuevo líder, en este caso lideresa, después de la retirada de la política del otrora alma mater de la organización, Pablo Iglesias, quien hace días, y siendo consciente de su situación política, hizo un inteligente mutis por el foro. Desde su fundación en 2015, Podemos ha celebrado cuatro asambleas, y en esta del domingo ha sido elegida, sin sorpresas, la actual ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, con el 89 por ciento de los apoyos. Llegó al partido hace siete años, y ahora tendrá que coordinar una difícil bicefalia junto a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien está ejerciendo con soltura en el gobierno de coalición junto al PSOE.
Se abre una nueva etapa en Podemos, la organización morada que tantas expectativas creó en el ámbito político en el año 2015, con resultados diferentes. Pasada aquella calentura primaria en la que lo importante era acabar con el llamado «Régimen del 78» y las «castas», ahora forma parte del Gobierno de España con varios ministerios, y lo importante es mirar al futuro, trabajar por una sociedad mejor, más justa, aquella que la ciudadanía necesita.