Octava película del tándem de realizadores franceses que forman Eric Toledano y Olivier Nakache, consagrados por títulos tan exitosos como «Intocable», «Samba», «C’est la vie» y «Especiales», que regresan a la gran pantalla -después de triunfar en televisión con la serie «En terapia»- con «Un año difícil», tragicomedia que interpreta el dúo casi infalible de Pio Marmaï («Yannick», «Los tres mosqueros») y Mathieu Amalric («Barbara»), secundado entre otros por Jonathan Cohen («Primeras vacaciones», «Asterix y Obelix, el imperio del Medio») y Noémie Merlant («Retrato de una mujer en llamas»).
En «Un año difícil[1]», Albert y Bruno (Pío Marmai y Jonathan Cohen), dos buscavidas endeudados hasta el cuello, sin dinero ni domicilio fijo, sueñan que el Banco de France borrará sus deudas, para lo cual cuentan con la ayuda de Henri (Mathieu Amalric), voluntario de una asociación que tiene prohibida la entrada en los casinos y las salas de juego y que, cuando se dispone a comprar algo, aplaca sus ansias consumistas repitiendo un mantra: «¿Lo necesito?, ¿Lo necesito realmente?, ¿Verdaderamente lo necesito ahora?».
Cuando conocen a un grupo de militantes ecologistas radicales (auténticos activistas han participado en las manifestaciones que aparecen en la película), ven en él la oportunidad de beneficiarse de su idealismo, participar en sus sesiones de trabajo, donde las cervezas son gratis, e incluso conseguir algo de dinero.
Cuando ambos se sienten atraídos por la joven Valerie, alias Cactus (Noémie Merlant) que quiere cambiar el mundo, se integran plenamente en el grupo y participan en sus acciones (el asalto a una gran superficie en un Black Friday, una sentada en la pista de aterrizaje de un aeropuerto impidiendo el avance de un avión…), creyéndose casi héroes, cuando realmente son más bien patéticos.
El comienzo de la película es trepidante y muy divertido recordando que desde 1974 todos los presidentes de la V República francesa, de Pompidou a Macron, en algún momento de su mandato han introducido en los discursos navideños la afirmación de que el año es, ha sido o será, difícil. El final, la contemplación de una espléndida puesta de sol, es esperanzadoramente utópico.
Entre ambos, dos horas que acaban resultando excesivas pasando revista, en una denuncia festiva, a los grandes problemas de estos tiempos: la emergencia climática, el consumismo desaforado y la creciente pauperización de la sociedad, de todas las sociedades, mientras suenan canciones entre otros de los Doors, uno de los grupos de cabecera de quienes peinamos canas, desde tiempos inmemoriales.
«Un año difícil» empieza siendo «un homenaje sincero a los defensores del planeta» pero, a medida que avanza el relato, los realizadores Toledano y Nakache «parecen burlarse, rozando la caricatura, sobre todo de los ecologistas, en los que se adivinan los orígenes de ‘gauche caviar’ o ‘nostalgia de Mayo 68» (lapresse.ca).
Con todo, se trata de una comedia social y popular que tiene el mérito de abrir un debate sobre la emergencia climática, denunciar el consumismo y defender la solidaridad, el amor y los buenos sentimientos con el humor como conductor. Una comicidad que, llevada al extremo, no siempre resulta creíble ni funciona todo lo bien que se pretendía.
- «Un año difícil» podrá verse en los cines de Madrid a partir del viernes 31 de mayo de 2024.