Miguel Rodríguez[1]

La presidenta Isabel Díaz Ayuso desconoce y está al margen de la realidad de la calle, o al menos de la realidad de numerosas calles, ciudades y pueblos de la Comunidad de Madrid, barrios donde las familias y los miembros jóvenes de esas familias tienen enormes dificultades para afrontar el futuro con expectativas de mejora.

Desde la Asociación juvenil de UGT – RUGE Madrid queremos salir al paso de las declaraciones de Díaz Ayuso, en relación con la juventud y su actitud en la vida.

En primer lugar, cuando señala que los jóvenes «lo tenemos todo» es mostrar a las claras la enorme distancia que ciertos políticos tienen de la realidad en la que viven los ciudadanos y ciudadanas, con independencia de la edad.

Es mostrar sin rubor que viven en una burbuja de fantasía, de un mundo feliz, donde las dificultades de las personas no existen o si existen es por culpa de ellos mismos. Es tan superflua esta actitud que produce vergüenza que una persona con altas responsabilidades tenga este análisis tan simple.

Porque si hablamos de educación, en la comunidad de Madrid se practica una política de segregación en función de la renta familiar. Muchos jóvenes, a pesar de su valía, capacidad y esfuerzo, tienen enormes dificultades de abrirse camino porque están condicionados por renta disponible de sus familias.

Esto ocurre desde las edades más tempranas y hasta los niveles superiores de la educación. El dinero manda a la hora de poder tener desde una clase particular a una plaza de formación profesional, acceder a la universidad o poder cursar un master o postgrado universitario.

Si nos vamos al mundo del trabajo la presidenta de la Comunidad de Madrid sabe, o debería saber que, en un elevado número de casos, el acceso está condicionado y, cuando logramos un empleo, vienen etiquetados por la precariedad, la temporalidad de días o semanas, por las condiciones laborales de explotación, donde no hay horarios, y los sueldos son, en no pocos casos, míseros, a pesar de la experiencia y la formación acreditada.

Para ejemplificar esta realidad podemos hablar de las personas jóvenes becarias de las empresas. Aquí sobran las palabras y los adjetivos para describir lo que realmente ocurre en muchos casos.

Salarios y remuneraciones que no permiten plantearse la emancipación familiar, acceder a un crédito, a una vivienda, o plantearse formar una familia pero disfrutando del «comodín de la libertad de la Señora Ayuso»: en libertad.

No es admisible que se nos culpe a los jóvenes de la realidad de unos dirigentes que miran con indiferencia, distancia y desinterés la realidad que toca vivir a los jóvenes en nuestra sociedad.

Es una vergüenza que desde la más alta instancia de la administración regional se escude con eso de «a la juventud le falta cultura del esfuerzo, que se ha ido perdiendo por muchas cuestiones» y se quede «tan pancha». Desentendiéndose, lavándose las manos de las responsabilidades directas que tiene a la hora de abordar, proponer, actuar y resolver las dificultades que tenemos los jóvenes en la Comunidad Autónoma de Madrid.

Para concluir con el mismo «rigor» y sesudo análisis de la realidad que «al fin y al cabo, son jóvenes» y «tienen mucha vida por delante» en esta tierra de «libertad».

  1. Miguel Rodríguez es portavoz de Ruge Madrid

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