Los tests por PCR (por sus siglas en inglés de reacción en cadena de la polimerasa), fueron diseñados en los años ochenta por Kary Mullis, y revolucionaron tanto la genética como las conclusiones derivadas de esta.
Desde averiguar la paternidad de una persona, hasta la identificación de cadáveres o la detección de muchas enfermedades, esta prueba utilizada actualmente para diagnostica la infección por Sars CoV-2, el virus que causa la COVID-19.
El ADN constituye el material genético aunque se ha comprobado que en esta enfermedad solamente se encuentra el ARN de una sola cadena lo que supone que las pruebas de PCR solo pueden hacer copias de ADN dado que primero deben convertir el anterior en ADN.
El ARN del virus se extra de la muestra que se purifica y se mezcla con una enzima llamada transcriptasa inversa, que convierte el ARN de una sola cadena en ADN de doble cadena. El ADN lírico se añade a un tubo de ensayo junto con los cebadores, nucleótidos y una enzima constructora del ADN para que la máquina PCR mezcle todo. Esto permitirá que el ADN de doble cadena se desenrede y el cebador pueda unirse al ADN a medida que se enfríe permitiendo entonces tener un punto de partida para que la enzima constructora pueda copiar el ADN.
Mientras tanto, en el tubo de ensayo se habrán echado colorantes fluorescentes para que al unirse el ADN copiado y aumentar su fluorescencia (emite más luz), permite confirmar la presencia o no del virus. En el caso de que el virus no esté presente en la mezcla, no alcanzará el umbral necesario y será una prueba negativa.
Estas pruebas de PCR son fiables pero no son rápidas ya que llevan cierto tiempo para obtener resultados. De igual forma pueden degradarse o contaminarse lo que no permitirían dar un resultado óptimo y sí un falso negativo (cuando alguien tiene el virus pero la prueba dice bueno) o los falsos positivos (cuando algún paciente no tiene el virus pero la prueba determina que sí).
En el caso de que se quiera averiguar si se tienen o no anticuerpos y con ello, saber si se está o no inmunizado, los test de detección de estos son más rápidos y se obtienen con una gota de sangre extraída del dedo. En España se comenzarán a realizar los seiscientos cincuenta mil test rápidos en estas semanas.