No he podido evitar que, durante todos y cada uno de los minutos de esta radiante y emblemática función que inicia su último tramo, dejaran de venirme a la cabeza los clásicos versos de aquel legendario romance castellano que reza, más o menos, así (cito de memoria): Eran dos tipas requetefinas// eran dos tipas medio chiflás// eran dos tipas casi divinas // eran dos tipas disparatás//.
Y es que Alicia Rodríguez y Belén Ponce de León, como la tía Agustina y la sobrina Lidia, son Doña Pepita y Doña Josefa, que tanto monta y monta tanto.
Irreductibles e inabarcables, no se consigue saber donde empieza la una y donde caba la otra en su retrato de estas dos heroínas que luchan sin aspavientos ni alharacas para crearse su propia realidad, para convertir en un juego su día a día , en una risa sus muecas, y en un brinco su soledad.
Como dos marionetas que hubieran cortado sus hilos y escapado de su guiñol, Alicia y Belén se asoman al mundo de los adultos con el único equipaje de sus ensoñaciones y sus soledades, tan santas y tan inocentes, tan pícaras y tan niñas, tan desgarradas y tan cándidas hasta que, para salvar su dignidad, deciden volver a casa para que no haya más heridas que lamer, ni lágrimas que asomar, ni mirada hacia otro lado.
Y es que tía y sobrina, Agustina y Lidia, Alicia y Belén, en suma, saben que la vida es, además de un tómbola, una farsa dura y contradictoria ( como dijo alguien) y prefieren, escogen vivirla como un juego disparatado en el que ellas, solo ellas, ponen las reglas.
Luis de Luis, crítico teatral
Teatro del Barrio, del 8 al 23 de diciembre
Ficha artística
Agustina: Alicia Rodríguez
Lidia: Belén Ponce de León
Dirección: José Troncoso
Producción Ejecutiva: Kike Gómez
Iluminación: Juanan Morales
Fotografía: Ignacio Ysasi
Diseño Gráfico: Agus Burgos
Vídeo: Nicolás Pacheco (Realización) y Susana Martín