La feliz iniciativa de la Comunidad de Madrid, a instancias de su director artístico Antonio Benamargo, de esta Suma Flamenca Joven separada de la veterana Suma Flamenca, nos ha traído en esta tercera edición una pléyade de jóvenes artistas, en su mayoría con importantes premios en su haber y con una trayectoria internacional significativa.
Eso demuestra que el flamenco no solo está más vivo que nunca, sino que se enriquece y se depura con las oportunidades de estudio de esta última era tan lejos de las fatiguitas de antaño, que bien es cierto, forjaron el flamenco.
Llevamos tres de las cuatro galas, con tres protagonistas de toque, cante y baile cada una, es decir, doce artistas más sus elencos de los que también hay que hablar.
De toque un increíble compositor y pianista, Andrés Barrios de Utrera, veintiséis años, Premio Filón del Concurso del Cante de las Minas 2018, una muestra de que la cantera del triángulo mágico sigue produciendo genios; las guitarras de concierto del granadino José Fermín Fernandez, a sus veintiocho años ya tiene el Bordón Minero del Concurso del Cante de las Minas de La Unión y el Premio del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba;y la virtuosísima guitarra jerezana de Marcos de Silvia, un jovencísimo artista de diecisiete años, que hace un año ganó el primer premio del concurso Talento Flamenco de Guitarra de Acompañamiento de la Fundación Cristina Heeren de Sevilla. Un prodigio musical, unas manos prodigiosas que enganchan la mirada del espectador. Lleva camino de ser con el tiempo otro Paco de Lucía. El flamenco vive, crece y se enriquece con artistas como ellos.
Y aún nos queda por escuchar esta tarde de domingo a Benito Bernal de Huelva, veinticuatro años, en guitarra solista de concierto, que ha brillado como guitarra de acompañamiento con artistas de primerísima fila, hace poco en el Corral de la Morería acompañando a Eduardo Guerrero. Mañana hablaremos de él.
Tres cantaores han llenado con sus registros y matices del más puro arte flamenco siglo veintiuno las noches de la Sala Verde de los Teatros del Canal. El cantaor cordobés Rafael del Calli, el más «veterano» con los treinta cumplidos el pasado junio, Premio del Concurso Nacional de Córdoba 2022, quien dice y no le falta razón que «en el flamenco hay que contar algo nuevo, aunque sea desde la ortodoxia». Las cantaoras Laura Marchal de Jaén, veintiocho años, formación y premios múltiples y trayectoria internacional. La formación se refleja en los virtuosos matices de su cante flamenquísimo. Estuvo brillante por tarantas y cantiñas. Lucía Beltrán, de Huelva, veinte años. Aún en formación y no solo de cante y técnica vocal, también de piano y guitarra; estos jóvenes flamencos vienen para arrasar, aprovechan todas las oportunidades que la vida les ofrece. Ayer, con un flamenco que podríamos llamar clásico moderno, con gran derroche de matices y una técnica vocal casi perfecta, deleitó al público que llenaba la Sala Verde de los Teatros del Canal, por levanticas, seguiriyas y fandangos de su tierra.
En el capítulo del baile, palabras mayores. Nada menos que la sevillana Nazareth Reyes, Juan Tomás de la Molía, gaditano tenía que ser, y la jovencísima granadina Claudia la Debla, que aún sin cumplir los dieciocho, asombró al público, sobre todo con una increíble zambra granadina de toda la vida.
Nazareth Reyes, hija de padres bailaores, empezó a bailar antes de que le llegue la memoria. Profesional ¡a los once años! con Carmen Amaya en la Bienal de Sevilla. Ha sido protagonista en numerosos festivales y teatros internacionales, ahora está en la compañía de Joaquín Cortés, imparte cursos internacionalmente y en su propia escuela de baile en Sevilla. Su trayectoria internacional es impresionante.
Su baile derrocha belleza y maestría. La versatilidad del flamenco quedó plasmada con su elenco: Flauta de Jesús Montoya, violín de Fernando García Rico, guitarras de David Jiménez y Ricardo Vázquez; cantaores Juan Carrasco, José Jiménez y Laura Abadía. Y a la percusión Felipe Maya.
Juan Tomás de la Molía. No hay palabras para describir a este genio del baile flamenco, Premio del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba 2022, ha ido dejando jirones de su arte por el mundo, causando asombro por dondequiera que va. Tiene toques de la escuela farruca, pero sobresale su personalidad única en el dominio y composición de la figura, auténtico creador de esculturas flamencas, aires taurinos, fuerte personalidad y arte a raudales. Va camino de ser único en su estilo.
Qué comienzo con un solo sensacional, en el que fue baile, música y percusión, todo ello en sus pies prodigiosos. Qué disfrute de contar con todo un gran escenario para él, como lo llenó, por soleá y fiesta gaditana. Es ya uno de los grandes del baile flamenco actual, por eso se lo rifan en todos los festivales y teatros nacionales e internacionales. Donde este Juan Tomás de la Molía hay que ir.
Claudia la Debla. No hay que hacer historia, porque aún es muy joven y aunque la tiene no la necesita. Tiene un presente fabuloso y mágico. Tiene un cuerpo que es puro arte, un estilo, un tronío que no admite comparaciones. Es grande, por si misma.
Bailó por caña y la bordó. Mientras cambiaba de traje, maravilloso concierto de su enorme guitarrista Luis Mariano y cantaores Antonio Heredia y Juan Ángel Tirado. Empezó a sonar la zambra inolvidable, con músicas de memoria lorquiana y de Caracol, entre otras. Salió ella y bailó una zambra nunca vista en otro cuerpo, otros pies. Desplegó asombro y admiración por la Sala Verde, aplausos para hacer caer la sala abajo, público en pie.
Donde quiera que baile no se la pierdan. No quiero ni pensar cómo será dentro de diez años.
Concluyo diciendo que esta es la forma de apreciar los valores más jóvenes. En un festival para ellos solos, como en esta Suma Flamenca Joven.
