«Slalom», el abuso sexual en los deportes

La realizadora francesa Charlène Favier fue víctima de violencia sexual en un medio deportivo cuando era una niña. Probablemente por eso, su debut en el largometraje se ha centrado en lo que vio y experimentó personalmente: «Slalom», drama que mezcla las carreras de esquí con las inapropiadas relaciones que se pueden llegar a generar, amparadas en la ambigüedad que propicia el ambiente deportivo, aunque no cuenta exactamente lo vivido por esta directora que se estrena, tampoco puede ocultar que ha sido su principal inspiración. 

Liz tiene quince años, ha ganado una beca que combina estudios y deporte en una estación de esquí, y tiene una madre que no puede ocuparse de ella. Fred, un antiguo campeón de esquí convertido en entrenador de nuevas figuras, decide volcarse con la niña para convertirla en una campeona, llevándosela incluso a vivir a su casa. Orgullosa porque ha conseguido llamar la atención del entrenador, Liz se entrega tanto física como emocionalmente, consigue ir ganando pruebas y sin darse cuenta llega a depender totalmente del entrenador. 

No es difícil averiguar en la película todo lo que va a suceder a continuación, algo que inevitablemente va a «molestar» al espectador y que desgraciadamente está de rabiosa actualidad: la violencia sexual en el deporte, la manera en que los predadores se aprovechan de las jóvenes atletas –en la mayoría de los casos menores- que les son confiadas para su formación, las relaciones malsanas entre las deportistas y quienes se aprovechan de la natural influencia que ejercen sobre ellas.

No es cuestión de que ahora se produzcan más casos de abusos en el deporte, lo que ocurre es que en este terreno –como en el cine, la televisión o la iglesia, por poner tres ejemplos de los que tenemos noticia- se ha levantado el tabú. 

Y bienvenida sea la película «Slalom» si puede  contribuir a que sigan denunciándose casos  como el de la joven Liz, correctamente interpretado por Noée Abita (‘Ava’) quien, a pesar de haber cumplido veinte años se ajusta perfectamente al papel del desarrollo de una adolescente de quince frente a la influencia de un hombre del que depende totalmente, interpretado por un Jérémie Renier (‘El amante doble‘), tan seductor como peligroso, que consigue hacerse todo lo antipático que exige su personaje.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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