La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) de España llama este 13 de enero 2022 para que se aborde con urgencia la situación en la que se encuentra la asistencia sanitaria, «mezcla de la falta de medidas y decisiones erróneas que se arrastran desde hace años y la improvisación y el uso de parches temporales con los que se está abordando la pandemia de COVID».
Analiza que se parte de un contexto marcado por «una pésima gestión administrativa y política desde hace décadas, con una nefasta gestión de los recursos humanos, incluyendo una claramente insuficiente oferta de plazas MIR», y sostiene que la situación «era previsible desde hace mucho tiempo y ha desembocado en una alarmante carencia de médicos actual que empeorará con las jubilaciones, sin posibilidad de la cobertura necesaria, todo ello agravado por el innegable maltrato a los profesionales, gran precariedad laboral y bajos salarios incluidos».
Agregan que en España se cuenta con «un presupuesto en sanidad muy bajo, inferior a la media europea, y arrastramos recortes severos desde, al menos, el año 2010», y explican que en estos años «hemos sido testigos de una falta de liderazgo absoluta y de la existencia de diecisiete servicios de salud distintos y parcialmente autónomos mientras los políticos y gestores persisten en no dejarse asesorar por los profesionales, no escucharlos y, para colmo, alentar a la población contra el personal sanitario en un intento de disimular su inoperancia, lo que está derivando en un alarmante aumento de las agresiones».
En la tesitura actual, dicen, «nos encontramos con una Atención Primaria, parte fundamental y puerta de entrada al sistema, donde se pueden y deben resolver un altísimo porcentaje de problemas, absolutamente saturada y desbordada en todos los aspectos. Debido a la desviación de recursos hacia la atención de pacientes COVID se está produciendo una merma del diagnóstico, tratamiento y seguimiento de otras patologías no COVID, que según fuentes de Atención Primaria puede alcanzar al cincuenta por ciento de las enfermedades crónicas, incluyendo las oncológicas».
Añaden que «el primer nivel asistencial sufre ahora mismo grandes problemas de organización -no se ha logrado un sistema de trabajo para el COVID práctico ni resolutivo entre Salud Pública y Atención Primaria-; una excesiva burocratización, enormemente acrecentada por el trabajo que generan las altas y bajas por COVID; una inexistencia de los recursos humanos necesarios; grandes demoras en la atención telefónica, tanto para solicitar consulta como para hacer y notificar pruebas de despistaje de COVID».
En definitiva, concluyen, contamos con «unos profesionales agotados y un abandono total por parte de los políticos, incapaces de informar a la población de los cambios continuos en la gestión de los casos y contactos, vacunaciones, etc., e incapaces de dar la cara por la Atención Primaria».
Consecuencia de lo anterior «también es que nos encontramos unos centros de Coordinación de Urgencias saturados y desbordados con unos recursos y condiciones precarias».
Los hospitales, reflejo del colapso en Primaria
Según la CESM, «todo esto conlleva una repercusión en la Atención Hospitalaria, en la que se van abriendo plantas y habilitando camas progresivamente a medida que avanza la pandemia».
Según datos de la Secretaría Técnica de Hospitales de CESM, los ingresos en planta son crecientes -entre 200 y 350 al día, aunque menos que hace un año, dada la menor virulencia de las últimas cepas del virus- y la presión aproximada es del 10,10 por ciento. La ocupación de las UCIS por pacientes COVID se mueve en una horquilla que va desde un 21 por ciento a un 40 por ciento, con una incidencia acumulada nacional de 3.127,91, pudiendo llegar a 4000 o incluso 5000, según las comunidades autónomas.
Los profesionales han visto un aumento progresivo de la presión en Urgencias Hospitalarias y en muchos hospitales solamente se practican cirugías urgentes, oncológicas o inaplazables, puesto que los ingresos por COVID ocupan o bloquean camas de Reanimación y Planta.
Según los datos recogidos sobre la situación actual, se advierte un exceso de mortalidad -no atribuible a COVID pero en aumento y muy preocupante- de en torno al 9,4 por ciento, y una alta incidencia en niños y jóvenes, sector en proceso de vacunación. Así mismo hay una gran cantidad de pacientes asintomáticos -casi hasta un 70 por ciento- que muestran una gran contagiosidad y baja gravedad, aunque se siguen reportando problemas tras sufrir la infección, que van desde severas secuelas físicas -neurológicas, mentales, etc.- hasta el COVID persistente «para el que ya estamos reclamando desde CESM un especial seguimiento y reconocimiento para su especial trato entre profesionales sanitarios. En este entorno se hace especialmente necesario proteger a los más vulnerables, como ancianos, pacientes inmunodeprimidos o aquellos con pluripatologías».
La Confederación llamar la atención sobre la situación actual, puesto que se está viviendo una auténtica debacle sanitaria, muy cerca del colapso, que sin duda irá a más mientras el virus siga su ciclo y hasta que se logremos endemizarlo tanto con las vacunas como con la propia inmunidad.
Y concluyen que «los profesionales no pueden más, y no es una frase recurrente: prueba de ellos son, además de los más de 130 médicos fallecidos desde el inicio de la pandemia, el aumento de los casos de suicidio en facultativos y la evidencia de que quienes pueden hacerlo optan por la prejubilación para abandonar su profesión antes de tiempo. Han llegado al límite y esta tónica general continuará mientras no se tomen decisiones urgentes y prácticas que mejoren la situación crítica actual».