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Se dispara la pobreza extrema al tiempo que los ingresos de los multimillonarios

Un niño de 12 años clasifica desechos plásticos peligrosos sin ninguna protección, en Daca, la capital de Bangladesh, en una ocupación con la que busca apoyar a su familia, donde los adultos se quedaron sin trabajo tras el cierre de las actividades para controlar la expansión de la covid. Foto: Parvez Ahmad/Unicef

El fenomenal aumento de la pobreza extrema, por primera vez en veinte años, se acompaña en el polo opuesto de un aumento en los ingresos de los multimillonarios y súperricos hasta nuevos máximos históricos, en un fenómeno que profundiza las desigualdades económicas y sociales en el mundo, informa Thalif Deen (IPS) desde Naciones Unidas.

La paradoja del alza de la pobreza y la riqueza extremas es alimentada por la pandemia de la COVID-19 que ha llevado a millones de personas, principalmente en Sur en desarrollo, a un estado de pobreza que se perpetuará largo tiempo, mientras ha creado nuevos y rápidos negocios para el club de los milmillonarios.

Naciones Unidas ha constatado en el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, este sábado 17 de octubre de 2020, los ricos se vuelven más ricos y los pobres más pobres, lo que también puede reflejar la realidad de las desigualdades económicas generalizadas en todo el mundo.

El Banco Mundial indica en su bianual «Informe sobre pobreza y prosperidad compartida», lanzado el 7 de octubre, que la pobreza extrema aumentará en 2020, por primera vez en más de dos décadas, mientras que se espera que el impacto de la propagación del virus empuje a 115 millones de personas a la pobreza.

Como consecuencia, en 2021, hasta 150 millones de personas podrían vivir en la pobreza extrema.

En el otro extremo de la escala, la riqueza de los multimillonarios alcanzó un nuevo récord en medio de la pandemia, principalmente como «un repunte de las acciones tecnológicas que impulsa la fortuna de la élite mundial», según un informe publicado también el 7 de octubre por dos entidades suizas, el banco UBS y la consultora PwC.

Con base en una serie de estadísticas, el informe afirma que la riqueza total de los multimillonarios alcanzó los 10,2 billones (millones de millones) de dólares en julio, en lo que describe como «un nuevo máximo», en comparación con los 8,9 billones de dólares de 2017.

El número de multimillonarios en el mundo se estimó en 2189, frente a 2158 en 2017.

El aumento de las ganancias de los súperrricos provino principalmente de tres sectores: tecnología, atención médica e industria, una tendencia acelerada por la pandemia.

Los más ricos del mundo vieron subir su riqueza un 27,5 por ciento tan solo entre abril y julio, cuando alcanzó los 10,2 billones de dólares.

El estudio asegura como elemento positivo que el aumento de multimillonarios ha llevado a una mayor filantropía, con unos 209 multimillonarios comprometiendo en donaciones por 7200 millones de dólares.

Pooja Rangaprasad, directora de Políticas, Defensa y Financiamiento para el Desarrollo de la Sociedad para el Desarrollo Internacional (SID), con sede en Roma, dijo a IPS que «la filantropía o la caridad no sustituyen a las soluciones sistémicas» que deben adoptarse para un mundo menos desigual y más inclusivo, donde las crisis golpean siempre a los mismos.

Muchos países en desarrollo ya están al borde de una crisis de deuda, que se ve agravada aún más por un sistema tributario internacional quebrado que permite a las corporaciones e individuos ricos pagar poco o ningún impuesto, señaló.

Los gobiernos deben acordar urgentemente soluciones sistémicas, como la condonación de deuda, un marco vinculante y multilateral para la resolución de la crisis de la deuda que aborde el endeudamiento insostenible e ilegítimo y una convención fiscal de la ONU para arreglar las lagunas en el sistema fiscal internacional, argumentó Rangaprasad.

El aumento proyectado de la pobreza ha socavado, además, uno de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a que se comprometió la comunidad internacional dentro de la ONU, que tenía como metas la erradicación de la pobreza extrema y el hambre para 2030.

Según el Banco Mundial, la «pobreza extrema» la padecen quienes sobreviven con menos de 1,90 dólares al día. El aumento proyectado de la pobreza sería el primero desde 1998, cuando la crisis financiera asiática sacudió la economía mundial.

«La pandemia y la recesión mundial pueden provocar que más de 1,4 por ciento de la población mundial caiga en la pobreza extrema», dijo el presidente del Grupo del Banco Mundial, David Malpass al dar a conocer el informe.

A su juicio,  para revertir este «serio revés», los países necesitarían prepararse para una economía diferente poscovid, permitiendo que el capital, el trabajo, las habilidades y la innovación se movilicen hacia nuevos negocios y sectores.

Malpass ofreció el soporte del Banco Mundial a los países en desarrollo «mientras trabajan para avanzar hacia una recuperación sostenible e inclusiva», con subvenciones y préstamos a bajo interés. Esa asistencia sería hasta por 160 000 millones de dólares y respaldaría al centenar de países más pobres.

Dereje Alemayehu, coordinador ejecutivo de la Alianza Global para la Justicia Fiscal, dijo a IPS que la desigualdad está aumentando también dentro de los países así como el número de grandes fortunas, y la situación a su juicio no es casual.

«Las empresas multinacionales y los ricos no pagan su parte de los impuestos, lo que priva a los países de los ingresos públicos necesarios para abordar la desigualdad» dijo.

Además, argumentó, la arquitectura financiera internacional imperante niega a los países en desarrollo su derecho a gravar su participación en las ganancias globales de las multinacionales. Para abordar adecuadamente la desigualdad, los gobiernos nacionales deben introducir avances y sistemas tributarios redistributivos.

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