Un estudio de la CCOO Sanidad Madrid, en colaboración con el Colectivo Covid Persistente de Madrid, revela que el 69 por ciento de los profesionales de los sectores sanitarios y sociosanitarios con COVID persistente no tienen reconocidas las secuelas en su baja médica, siendo la Comunidad de Madrid una de las que presenta tasas más altas de incapacidad temporal (IT).
El trabajo de campo se llevó a cabo durante el primer semestre de 2022, sobre una muestra de 760 personas, de las cuales un 85 por ciento eran mujeres, con edades comprendidas entre los 40 y los 59 años en el 68 por ciento de los casos.
El trabajo de CCOO pretendía conocer la incidencia de los problemas de salud que afectan a las personas trabajadoras de los sectores sanitarios y sociosanitarios y su enorme impacto, ya que a fecha de hoy continúan presentando síntomas tras haber padecido COVID-19. Además, pretendía obtener una aproximación de la percepción subjetiva del estado de salud de los participantes y qué tipo de problemas físicos, psicosociales y mentales quedan como secuela a medio y largo plazo.
Los resultados ponen de manifiesto que el 93 por ciento de las personas encuestadas había padecido COVID-19. De ellas el 13 por ciento precisó ingreso hospitalario, el tres por ciento en UCI. El 90 por ciento cursó baja laboral por una incapacidad temporal. Las IT, en el 37 por ciento de los casos fueron de menos de un mes; en el 31 por ciento, de uno a seis meses; en el nueve por ciento, de seis a doce meses; y en un 24 por ciento, de más de doce meses.
Bajas sucesivas
Además, una de cada tres personas precisó posteriormente un nuevo periodo de baja por IT. De estos casos, el 31 por ciento se consideró recaída y un 69 por ciento requirió una nueva incapacidad temporal que fue considerada como una nueva IT, a pesar de tener la misma etiología.
A la vista de los datos, cabe destacar que ocho de cada diez personas que han respondido a este cuestionario (un 78 por ciento) continúa con síntomas.
Los principales síntomas son: fatiga (74 por ciento), dolor articular (62 por ciento), niebla mental (61 por ciento), problemas de memoria (58 por ciento) y dificultad para respirar 38 por ciento. El 58 por ciento percibe limitaciones o secuelas como: incapacidad para cumplir sus labores habituales dificultades respiratorias; astenia; graves dificultades de concentración; alteraciones en la deambulación; anosmia (pérdida del olfato), ageusia (ausencia de gusto para saborear comidas); imposibilidad de realizar ejercicio físico; artralgias (dolor articular); hipertensión arterial; mialgias; urticaria; cefaleas; fibrosis pulmonar; insomnio y alteraciones visuales.
Con respecto al seguimiento de estos pacientes, en el 69 por ciento de los casos no se han recogido a su alta médica estas secuelas que ha dejado el COVID-19, y solo 55 por ciento de los casos ha tenido seguimiento después del contagio.
A juicio de CCOO, cada vez hay evidencias más sólidas de que la pandemia tiene un efecto negativo sobre la salud psicosocial de la población en general y que ha tenido importantes repercusiones en la salud de los trabajadores de estos sectores en particular. Dada la magnitud y su dimensión, sanitaria, social y económica, este sindicato requiere de las administraciones públicas que ofrezcan respuestas adecuadas y específicas para estos colectivos de profesionales. Y propone, entre otras medidas, unidades de tratamiento específico en la sanidad pública y, por supuesto, el reconocimiento de las bajas e incapacidades laborales.
Por ello, reclama la puesta en marcha de más intervenciones destinadas a reducir los impactos negativos y a reparar los daños causados por la enfermedad, a través del tratamiento y en su caso rehabilitación de los síntomas y secuelas de la COVID persistente. El sindicato seguirá demandando a las empresas que identifiquen y evalúen todos los riesgos asociados a estas actividades y, de manera particular, los riesgos psicosociales existentes.