Paula Maddox

Hace 162 años, el 30 de marzo de 1858, el estadounidense Hymen Lipman recibió la patente de un lápiz con una goma de borrar pegada al final. Desde entonces, el 30 de marzo de todos los años se celebra el Día Mundial del Lápiz, una de las herramientas de comunicación más influyentes del mundo.

La palabra lápiz proviene del latín Penicillus, que significa ‘cola pequeña’, el nombre del pequeño pincel que los antiguos romanos usaban como instrumento de escritura.

Y es que este pequeño utensilio lleva en nuestras vidas más de 400 años. Si bien fue en 1564 cuando se descubrió el grafito, el cual comenzó a utilizarse para marcar las ovejas en Inglaterra, no fue hasta 1760 cuando, en Italia, inventaron el primer modelo de lápiz tal y como lo conocemos a día de hoy.

A pesar de vivir en la era digital, esta herramienta sigue siendo muy popular a día de hoy, al ser uno de los pocos inventos que, a lo largo de los siglos, ha continuado manteniendo su forma y esencia.

El diseñador Karl Lagerfeld, el poeta Goethe o el arquitecto Norman Foster (de quien se dice que primero puso todos los diseños de sus edificios en papel con un lápiz) son algunos personajes célebres que defendieron el uso del lápiz en sus distintas áreas.

Lápices que se pueden volver a plantar

Cada año se producen 14 mil millones de lápices en el mundo y algunos de ellos incluso se pueden plantar, como el nuevo invento de la startup Sprout World.

El nuevo diseño de esta innovadora startup permite devolver el lápiz a la tierra una vez que se ha consumido. Para ello, han reemplazado la goma de borrar del lápiz convencional por una cápsula de semillas, convirtiéndolo así en el primer lápiz plantable del mundo.

«La idea es plantar el lápiz cuando es demasiado corto para escribir o colorear y luego darle una nueva vida al plantarlo» explican.

Lápiz de la startup Sprout World
Lápiz de la startup Sprout World

Desde que la compañía se fundase en 2013, Sprout World ha logrado vender ya más de 21 millones de lápices plantables a más de 80 países, lo que significa que ya hay 21 millones de nuevas plantas potenciales a partir de desechos.

«Si puedes plantar un lápiz después de usarlo, ¿qué más puedes hacer para dejar un impacto positivo en el planeta?», es la mentalidad de Sprout World.

En palabras de su fundador, Michael Stausholm, «nuestra misión es inspirar a las personas y a las empresas a tomar medidas más sostenibles, sin importar cuán grandes o pequeñas sean».

Además, como dato curioso, el lápiz Sprout es un producto 100 por cien natural, por lo que es perfectamente seguro si se mastica la cápsula accidentalmente.

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