«Perfect Days» de Wim Wenders: una delicada sublimación de la belleza en la banalidad cotidiana

«Es increíble, inconcebible e inimaginable que los inventores del cine se llamaran Lumière. La luz (lumière) es la misma esencia del cine. Y la luz se hizo…» (Wim Wenders)

Premio a la mejor Interpretación Masculina para Kôji Yakusho y Premio Ecuménico del Jurado en el último Festival de Cannes, «Perfect Days», la película del realizador alemán Wim Wenders («París Texas», Palam de Oro en Cannes 1984, «Las alas del deseo»), que va a representar a Japón en la próxima edición de los Oscar es, en palabras del jurado, «una obra maestra cinematográfica por su narración sobre la esperanza, la belleza y la transfiguración en lo cotidiano de nuestras vidas».

Kôji Yakusho, actor habitual en las películas del realizador Kiyoshi Kurosawa y voz de varios personajes de las películas de animación de Mamoru Hosoda, es uno de los actores más populares en Japón; a nivel internacional ha protagonizado títulos como «Memorias de una geisha», «Babel», «La anguila» y «Trece asesinos».

«Perfect Day» es un paseo poético en una ciudad japonesa, que lo mismo podría encontrarse en cualquier otro continente, con el objetivo de demostrar que la felicidad puede encontrarse en el gusto por las cosas simples como formar parte de los trabajadores de la limpieza en los aseos públicos, dedicar a la lectura los últimos minutos del día antes de iniciar el sueño, o acudir a una especie de bar donde le sirven «lo de siempre». Una reflexión, especie de tratado zen, sobre la belleza que se puede encontrar en las cosas más simples.

Hirayama (Kôji Yakusho), un hombre en torno a los cincuenta años, vive en Tokyo, donde trabaja en el mantenimiento de los retretes públicos del barrio de Shibuya. Tiene una vida simple basada en una rutina muy estructurada, un ritual que observa desde que se levanta hasta que se acuesta: sale de la cama, se cepilla los dientes, se pone un albornoz y una toalla al cuello y se dirige a los baños públicos, donde efectúa un aseo completo y disfruta de un jacuzzi caliente.

De regreso a casa se enfunda en el mono de trabajo y, en su furgoneta, recorre las letrinas públicas –que son una auténtica institución en el país del sol naciente, como un inventario de todos los estilos arquitectónicos y toda la innovación urbana del siglo veinte, al que los responsables municipales dedican especial atención- donde efectúa una limpieza a fondo, que es como una especie de coreografía. Entre dos pases de fregona, Hirayama contempla los árboles, las sombras, los reflejos luminosos.

El largometraje –algo más de dos horas en absoluto monótonas- analiza la vida de Hirayama, sus relaciones con el entorno, los clientes, los colegas, los comerciantes del barrio, hasta llevarnos a descubrir que es «un hombre ordinario y a la vez complejo, divertido y entrañable».

Un hombre bueno y generoso para quien «la felicidad es algo íntimo». Hirayama la encuentra en la música, especialmente las canciones anglosajonas de los años setenta –como «La casa del sol naciente» o «Sentado en el muelle de la bahía», las voces de Patti Smith, Ottis Redding, Lou Redd o los Rolling Stones– que escucha en anticuadas cassettes mientras conduce; en los libros que colecciona, a medida que los lee, en las estanterías de su dormitorio; y los árboles, que fotografía mientras contempla el crecimiento de los esquejes que recoge en los parques, y riega diariamente. Conoceremos algunos detalles de su pasado a medida que se producen encuentros inesperados: su sobrina, que se ha escapado de casa o su hermana, a la que no hablaba desde hacía años.

Hirayama es un magnífico personaje, un héroe anacrónico que se mantiene en un mundo analógico (las cassettes, los libros, las fotografías en papel…), un esteta anímico que en su aparente simplicidad demuestra la alegría de vivir; y «Perfect Days[1]» es una película conseguida, «Una oda a la quietud, una mirada poética al tiempo que pasa, una crónica serena de Tokyo» (François Forestier, L’Obs), otra obra maestra del realizador Wim Wenders -quien ya ha cumplido 77 años y pensó ser pintor o músico antes de decidirse a cambiar los pinceles y el saxofón por una cámara- que evidencia su interés por el Japón, donde ya rodó un documental en 1983 – «Tokyo-Ga» sobre el realizador Yasujiro Ozu– en el que recorría las calles de Tokyo para encontrar el espíritu del cineasta considerado el padre del cine japonés urbanita y moderno.

«Perfect Days» se estrena en los cines de Madrid el viernes 12 de enero de 2024.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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