Según anunció recientemente la portavoz municipal Inmaculada Sanz, el Ayuntamiento de Madrid aprueba la construcción de un paso inferior que conectará el Hospital Infanta Leonor con el barrio de Santa Eugenia, proyecto que las asociaciones A Pie y Pedalibre piden que se reconsidere teniendo en cuenta la movilidad sostenible, porque «de nuevo, el Ayuntamiento condiciona la movilidad peatonal al coche, y la ciclista ni la considera». 

Según lo publicado: «se ha aprobado inicialmente el proyecto de urbanización para la construcción de un paso inferior para vehículos y peatones bajo las vías ferroviarias de la línea Madrid-Barcelona que separan el Hospital Universitario Infanta Leonor del barrio de Santa Eugenia, en el distrito de Villa de Vallecas. La actuación tendrá una longitud de 380 metros y contará con dos carriles para vehículos y una senda peatonal plenamente accesible. El proyecto, con un presupuesto de 4,4 millones de euros, será financiado y ejecutado por el Servicio Madrileño de Salud de la Comunidad de Madrid».

Las asociaciones argumentan que este paso inferior responde a una de las demandas ciudadanas más reivindicadas en los últimos años. Pero modifica drásticamente sus objetivos inciales y multiplica los costes económicos y los impactos ambientales, argumentan las asociaciones, porque el propósito del paso bajo el ferrocarril debería ser que las personas que caminan o van en bicicleta y los vehículos de emergencia no tengan que dar un enorme rodeo para acceder al Hospital Infanta Leonor, pero no facilitar una nueva conexión para el automóvil. El proyecto podría ser mucho más barato y conveniente para vecinos de la zona, peatones, ciclistas y vehículos de emergencia si cambia completamente. 

El proyecto está pensado por y desde el automóvil, contra los criterios establecidos en los Acuerdos de la Villa. No solo desprecia las necesidades peatonales y ciclistas, sino que debido a su intención de que pasen todo tipo de vehículos motorizados, necesita un gálibo o altura de paso mucho mayor, lo que conlleva tener que añadir un paso inferior también bajo la glorieta de la Avenida de la Gran Vía del Este.  

Con esa solución de doble paso inferior la conexión peatonal y ciclista empeora muchísimo, impidiendo conectar con itinerarios peatonales accesibles y directos con la Avenida Gran Vía del Este. Lo mismo ocurre con la conexión a una futura vía ciclista en dicha avenida.  

El incremento del tráfico motorizado en el Camino de Vasares y la calle Enrique García Álvarez también va a afectar a la población residente y algunos equipamientos de la zona.

Por ello, las asociaciones A Pie y Pedalibre piden que se reconsidere el proyecto teniendo en cuenta la movilidad sostenible:

1. Movilidad peatonal 

La verdadera necesidad del paso es de los peatones ya que estos, al igual que los ciclistas y los vehículos de emergencia sanitaria, precisan que los trayectos estén exentos de rodeos innecesarios y más, cuando se trata de un centro hospitalario. La alternativa principal sería, por tanto:

1.1 Un paso exclusivo peatonal y ciclista con permeabilidad para los vehículos de emergencia.

Debemos evitar que la población que se desplaza de forma activa (andando o en bici) esté expuesta a la contaminación y ruido extra que provocan los túneles y a la inseguridad propia de estas infraestructuras. «Soluciones» como la de la foto del acceso peatonal de El Batán bajo la salida a la carretera de Extremadura no pueden volver a repetirse

1.2  De persistir la cara solución propuesta, debería al menos: 

  • Contemplar una alternativa seria a la bicicleta en los dos sentidos para evitar la incitación al uso del espacio peatonal: carriles bicis exclusivos y protegidos. 
  • Mejorar la conexión peatonal del túnel con el barrio y cuidar la intersección en la que desemboca la nueva vía bajo el túnel para asegurar la permeabilidad peatonal.
  • Habilitar acera o itinerario peatonal también por el lado este del túnel ya que la conexión con el hospital es algo más directa. 
  • Ampliar el ancho de la acera prevista en el túnel bajo las vías a tres metros, como mínimo, evitando que sea percibido como inseguro. Lo mismo para la acera que falta. 
  • Mantener la continuidad peatonal en la acera que discurre paralela a las vías, habilitando un paso peatonal en la entrada/salida del túnel.
  • Mejorar el tratamiento paisajístico, integrando mejor la senda en el talud y dotando de más dignidad al diseño de aceras en el túnel y sus protecciones. Pensar una solución de «embellecimiento del túnel» que evite el carácter desagradable que suelen tener estos espacios.

2. MOVILIDAD CICLISTA

En los alrededores del hospital Infanta Leonor, hay previstos dos futuros carriles bici perteneciente a la Red Básica Ciclista (en verde) aprobada desde 2008 y que debe ejecutarse antes del 2025. Uno, va paralelo a las vías del tren: calles Felipe Álvarez y Camino Vasares y el otro hacia el norte por la Avenida de la Democracia.

El hospital debe tener un acceso seguro para la movilidad en bicicleta al tratarse de un centro del máximo interés que es destino y origen de multitud de desplazamientos. Es necesario que el nuevo paso subterráneo (en rojo) tenga un carril bici que conecte con la red ciclista y esté diferenciado del espacio peatonal y protegido del motorizado (de no construirse un paso exclusivo peatonal/ciclista) que anticipe la infraestructura pendiente de ejecutar en la zona. 

No es de recibo que los nuevos proyectos urbanísticos excluyan la movilidad ciclista y más cuando en la actualización del propio Plan Director, aprobado por unanimidad, en 2017 contempla el «reajuste de la red ciclista a los nuevos focos de atracción” y que los nuevos proyectos sean “proyectos de oportunidad» para incorporar infraestructura ciclista

Además, de materializarse la intención del Ayuntamiento de Madrid de prohibir el acceso de bicicletas en los túneles, el acceso a este hospital quedaría bloqueado o altamente penalizado para una parte fundamental de la movilidad sostenible como es la bicicleta, representando un retroceso inaceptable y un incumplimiento claro de los compromisos contraídos.

En conclusión: Este paso bajo el ferrocarril, tantos años reclamado por el vecindario, no es el que conviene a los residentes, los peatones y las personas que utilizan la bicicleta, resultando ser mucho más caro e impactante de lo necesario.

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