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«Paraíso perdido» en el Auditorio Nacional

temporada 21_22. Patricia Guerrero y Fahmi Alghai

Paraíso Perdido se estrenó en la Bienal de Sevilla 2020, en la iglesia desacralizada de San Luis de los Franceses, un paradigma del arte barroco para la barroca viola da gamba de Fahmi Alqhai, el violagambista actual de mayor referencia internacional, por su virtuosismo y por sus trabajos de investigación llevados a cabo en su Accademia del Piacere de Sevilla.

Paraíso Perdido está en la línea de investigación del maridaje de la música barroca, el flamenco y las idas y vueltas que se producen en la Sevilla del siglo diecisiete, cuna de los mestizajes procedentes del continente americano en esa época, en la que Sevilla era en ese aspecto la capital del mundo.

Alqhai ya había trabajado esa línea anteriormente con el cantaor Arcángel en Las idas y las vueltas y posteriormente con la cantaora Rocío Márquez en Diálogos de viejos y nuevos sones . Ahora, sin palabras, con la música y la danza de Patricia Guerrero trata de recuperar ese paraíso perdido de la Sevilla del diecisiete. Y a fé que logran recrear aquellos ambientes de un pasado brillante, a pesar de la austeridad del escenario de la sala de cámara del auditorio, con un programa que se desliza del diecisiete al dieciocho. Con músicas de Gaspar Sanz, Marizápalos, Marionas y Canarios que Guerrero interpreta sobre soleá, bulerías y tangos .

Una segunda parte con Les pleurs de Monsieur de Sainte Colombe y la Passacaglia de «El ángel de la Guarda» de Heinrich Ignaz von Biber en cuatro movimientos, Passacaglia, Adagio, Allegro y Adagio, sobre peteneras.

Un fandango de transición de Santiago Murcia y la última parte con Johan Sebastian Bach, con nada menos que la Sarabande y la Chaconne, danzas de corte que luego se popularizaron en su maridaje con cantes y danzas flamencas.

Patricia Guerrero, premio nacional de danza 2021, dirigida desde hace años por el director teatral Juan Dolores Caballero que la ha transformado en una intérprete única, con lenguajes propios, solo suyos en los que ella alcanza un virtuosismo inimitable. En repetidas ocasiones he escrito que la premisa principal en todo espectáculo de baile es la belleza, que en este paraíso perdido alcanza cotas nunca vistas. Belleza y elegancia en su composición dancística para la que no hay palabras, todas se quedan cortas. Verlo y disfrutarlo, hacerlo penetrar por los ojos al mundo interior de cada espectador.

Patricia va superándose a sí misma en cada nuevo trabajo. Ya lo reseñamos hace poco en su interpretación de La bella Otero para el Ballet Nacional de España. Pero en este paraíso barroco sevillano, setenta minutos en escena, logra una creación sin precedentes. Hay que mencionar la inestimable ayuda, llena de arte, de la actriz Sara de Molina, en su labor de desvestirla y vestirla en escena que ambas convierten en otro alarde artístico.

El vestuario de la Guerrero es siempre sobresaliente. Aquí de blanco, muy barroco para las tres primeras danzas. En ropa interior más la estructura para un polisón que no llega para Les pleurs. De negro con transparencias abiertas a la sensualidad para la Passacaglia y el fandango. Y un impresionante traje azul, mezcla de flamenco y corte, para la Sarabande y la Chacona. Un vestuario que se integra en la danza, porque ha pasado a formar parte del cuerpo danzante de Patricia en sus composiciones fabulosas, sus simetrías y asimetrías, su libertad, su virtuosismo como bailaora, bailarina y actriz.

Paraíso perdido es un espectáculo del que uno sale impregnado de belleza. De la música, del virtuosismo interpretativo de Alqhai, sevillano de origen sirio y marroquí, como muestra de hoy del mestizaje que inundó Sevilla tras el histórico descubrimiento y que hicieron de ella para siempre la ciudad especial que es. Impregnados de la belleza de las artísticas evoluciones de Guerrero sobre el escenario.

A nivel puramente personal ha sido la culminación de una historia que comenzó en 2020 con una tremenda frustración, porque por lo reducido del espacio de San Luis de los Franceses y aforo reducido por la pandemia, el gabinete de comunicación de la Bienal me dejó sin acreditación para su estreno.

En cierto modo yo perdí un paraíso que en cierto modo he recuperado este viernes, porque ha sido mi primera salida teatral desde que el 22 de noviembre una fractura muy complicada y posteriormente un Covid agresivo a pesar de las vacunas, con secuelas de las que sigo recuperándome, me han tenido en dique seco. Por lo que el disfrute ha sido superlativo. Regreso al paraíso recuperado.

Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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