Néstor Ortiz

Entrevistamos a dos militantes de la organización feminista Pan y Rosas: las estudiantes Andrea Barberá (AB) e Irene Olano (IO). Ambas cursan estudios de filosofía en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Con ellas bosquejamos un paisaje del feminismo estudiantil madrileño, de sus intereses, metas y objetivos, pero también sus amenazas y conflictos internos. Hablaremos de la desmovilización política que ha seguido al gobierno de coalición y de los grandes debates que tanto este cambio de situación como el auge de la extrema derecha han generado en las filas feministas.

Lo haremos poniendo énfasis en la celebración del 8M 2020 y en la situación de las mujeres en la universidad, aunque no olvidaremos cuestiones centrales en los debates actuales del movimiento, como pueden ser la prostitución, la transfobia, el papel de los hombres en el feminismo o la interseccionalidad (es decir, la vinculación del feminismo con luchas como la ecologista, la antirracista o la anticapitalista).

P: ¿Qué es Pan y Rosas?

AB: Pan y Rosas es una organización internacional que nació en Argentina en 2001. Aquí en el Estado español existimos desde hace poquitos años, y nos definimos como rabiosamente anticapitalistas: eso está en nuestro ADN. Por supuesto somos antirracistas y antimperialistas, que es algo que hoy día hace mucha falta, sobre todo aquí, en el Estado español. Luchamos por una sociedad libre de toda opresión y explotación. Nos parece importante que exista una organización de las mujeres, que existan espacios donde las mujeres gestionen sus propias problemáticas. Y, por supuesto, la perspectiva de clase está siempre ahí.

Sobre el 8M

P: ¿Por qué consideráis que sigue siendo pertinente la lucha del 8M?

IO: Pues no solo es que siga siendo pertinente, sino que es más pertinente que nunca movilizarse, porque estamos en un contexto de desmovilización absoluta, donde tenemos un gobierno progresista con el que parece que se va a solucionar todo, que ya no hay que movilizarse y que basta con institucionalizar nuestras demandas.

Nosotras consideramos que eso no es para nada así, que seguimos viviendo en un estado imperialista que encierra a las mujeres en CIES que siguen abiertos, porque hemos tenido casi diez mil desahucios en lo que va de legislatura, y todo eso tiene una dimensión de género.

AB: Y está la cuestión de la mujer trabajadora, de las reformas laborales. Parece algo básico pero no se van a derogar las reformas laborales, nos lo están diciendo ya. Se van a tocar unas cositas para hacer ver que algo se está haciendo por la izquierda, pero no es verdad. Tenemos más motivos que nunca para movilizarnos.

Sobre el feminismo liberal

P: Estoy recordando ahora vuestro manifiesto, cuando decís que el del PSOE es un gobierno «con rostro de mujer»…

IO: Si, nos referimos a que en general se enmarca en una tendencia liberal dentro del feminismo, que lucha porque la mujer burguesa tenga más derechos, pero no porque la mujer en general tenga más derechos. Lucha por que se superen techos de cristal, mientras no se mejoran las condiciones de las que limpian los suelos pegajosos.

P: Dado que evidenciáis la existencia de múltiples feminismos ¿Qué consideráis que hace que una organización sea feminista?

AB: Para nosotras, cualquier feminismo que no aspire a romper con el capitalismo no es hasta el final feminista, porque si empiezas a tirar del hilo… vale, dentro del capitalismo vamos a tener el avance de ciertas mujeres, pero a costa de explotar a otras mujeres, y para nosotras eso no es muy feminista.

Sobre trans-exclusión

P: A raíz de esto, pienso en cómo, en cuanto a las mujeres trans, hay sectores del feminismo que defienden que como una parte de la enculturación que no se ha hecho como mujer, sino como hombre, surgen motivos para defender su exclusión.

IO: Pero es que todas hemos mamado el machismo y podemos tener actitudes así, replicar ciertos comportamientos sin ser machistas; eso ocurre.

Creo que esa es la excusa formal que dan, pero luego no es la que se manifiesta en los grupos, las asambleas y demás. Lo que se manifiesta va desde una forma de imponer unos cánones de género super rancios, llegar a expulsarte a tí, seas cis o trans, porque eres masculina, o te leen como masculina. Hasta cierto punto, excluir a las mujeres trans no es un problema solo de ellas, sino que también nos imponen a todas las demás un modelo de feminidad concreto.

Sobre la Universidad

P: Desde una perspectiva feminista ¿Cómo consideráis ahora mismo la universidad?

AB: Lo primero que se me ha venido a la cabeza es el ámbito de limpieza. Creo que hay dos hombres en toda la universidad que trabajan aquí. Es un ejemplo más de cómo hablamos de la universidad y de alcanzar ciertas cifras de igualdad de género, pero luego salimos al pasillo y el personal de limpieza son todas mujeres.

Podríamos hablar también de cuando hay una problemática de género por acoso sexual a una compañera ¿a dónde va eso? Nosotras siempre estamos presionando para que nos movilicemos nosotras, nos organicemos. Queremos autoorganización para todas esas cuestiones, impulsarla entre las estudiantes, no ir al rector a decirle algo que va a quedar en nada.

IO: Entre otras cosas porque no funciona. Hay cosas en que sí podemos organizarnos. Por ejemplo, en 2018 vaciamos la universidad [el 8M], y lo hicimos nosotras, no el rectorado. Pero luego ellos no quisieron cerrar para que pudieran hacer huelga de manera más libre las trabajadoras de la limpieza. Porque no tienen políticas feministas, igual que tampoco tienen políticas ecologistas, pero porque no interesa. No tiene sentido implantar políticas feministas, porque van en contra de su propia ideología, de una persona que lleva quince años aplicando a puestos y haciendo amigos para llegar a rector.

P: Consideráis que hay carencia de protocolos contra el acoso ¿Trabajáis en crear alternativas desde Pan y Rosas?

AB: Nosotras trabajamos, como dice nuestro programa, la creación de comisiones independientes, de mujeres. También para las cuestiones LGTB, que muchas veces van ligadas. Pero es lo que estaba diciendo Irene: no interesa llevar hasta el final el feminismo, supuesto feminismo porque sí, está muy de moda, que a todo el mundo le gusta decirse feminista. Existe una unidad de género en la UAM, también una unidad LGTB pero ¿para qué sirve?

Creemos que la respuesta la tenemos nosotras, de organizarnos con las trabajadoras, con las profesoras y con las estudiantes para tratar de manera independiente a ellos, a esa casta de señores que están ahí atados a sus sillas, porque hacen carrera para llegar ahí.

IO: Y respecto a esta cuestión del acoso, es que hay un montón de casos. De acoso más directo o indirecto… aquí hay dos catedráticos que son académicos de la lengua. Si un catedrático ya está blindado, imagínate un académico de la lengua. Uno de ellos hizo en clase un comentario, no sólo machista, sino racista e imperialista, sobre mujeres indias teniendo hijos como conejos o algo por el estilo. Hay profesores en nuestro departamento que le dicen a alumnas que no hagan carrera académica porque algún día querrán tener hijos, y claro, con mil euros a los treinta años, pues muy difícilmente.

P: ¿Cómo de masculinizada veis la academia?

AB: Desde luego vemos cómo a las compañeras profesoras les cuesta muchísimo más llegar a dónde están: muchísimo más trabajo, muchísimas más horas y en condiciones mucho peores. Eso es lo más claro. El número de profesoras ha sido ínfimo, casi no hemos tenido, y la mayoría han sido doctorandas.

IO: Y algunas se han ido. Terminaron la tesis y ni quisieron intentar entrar al modelo de competencia, pero porque esa competencia no es sólo masculina, es capitalista. Es un modelo de competencia económica. En una universidad-empresa es lógico que se repitan estas dinámicas. Lo masculino y lo capitalista (entiéndeme, lo masculino en ese sentido de patriarcal) es indisociable. No es que no hubiera machismo antes del capitalismo, pero no sé sí había este nivel de patriarcado.

P: Y a nivel de temarios ¿cuál es la presencia de mujeres en los temarios?

AB: Nosotras venimos de filosofía y ¿a cuántas mujeres hemos estudiado? No hay mujeres, no se estudian. Existe una asignatura de género que yo he cursado, pero como estudiante no aspiro a tener solo una asignatura aislada, yo aspiro a que mis asignaturas tengan de manera transversal esa perspectiva de género. Y para empezar, ya solo el estudiar a mujeres estaría bastante bien. De todas formas, la teoría y la historia de occidente están marcadas por un sesgo patriarcal evidente, y se expresa en esto. El primer paso sería estudiar a mujeres, pero hay muchas más cosas.

Sobre la fragmentación del movimiento

P: Tengo entendido que a nivel organizativo, este año ha habido muchos conflictos en la organización del 8M. ¿Como veis vosotras este inicio de fragmentación del feminismo frente a la unidad que ha habido estos años atrás?

IO: Yo es que justamente no creo que la fragmentación venga de este año. Yo creo que depende un poco de quién está en qué comisiones y cómo se gestionan esas comisiones. Por ejemplo, no hay huelga aquí, pero en Cataluña sí la hay. Ocurre que el movimiento de Madrid es muy nutrido y que hay mucho debate interno entre distintos sectores.

La gran escisión que yo creo que se ha producido este año es entre quienes consideran que con este gobierno se pueden conseguir cosas, y por tanto no hace falta una huelga (el sector más burocrático) y quienes consideramos que sigue habiendo motivos para ir a la huelga, y que es una lucha histórica obrera. Ha habido una enorme dificultad para llegar a consensos, ha habido consensos que luego no han parecido tan consensuados. Pero yo no sé sí es tanto una fragmentación que no existiera antes como una evidenciación ahora que hay un gobierno progresista.

AB: También está la burocracia sindical. Entre que no hay muchos consensos, que ya de por sí tampoco les interesa sacar una huelga a este gobierno y que estamos con un panorama super desmovilizado, al menos aquí en Madrid. Afortunadamente, las compañeras de Cataluña no dicen lo mismo, por algo será.

IO: Tampoco es solo Cataluña. Ha habido intercambios de correos en los que se evidenciaba que muchos de los territorios sí querían discutir esto e ir a la huelga. De algún modo Madrid a frenado un poco todo lo demás, como ocurre a veces… Pero en general ha habido tres grandes conflictos: el de la huelga, el del tema trans y el de las prostitutas.

Sobre la prostitución

P: Con respecto a este debate ¿cómo os posicionáis?

AB: No nos situamos ni en el abolicionismo ni en el regulacionismo. No creemos que la situación de miseria de las prostitutas que lo hacen por necesidad, que son la intensísima mayoría, vayan a resolver sus problemáticas regulándolo y haciéndolo legal. Pero, por otra parte, no creemos que la vía esté en la abolición directa, porque lo único que va a conseguir va a ser que estas mujeres que están en una situación de precariedad extrema, de miseria extrema, que tienen que recurrir a vender su cuerpo para dar de comer a sus hijos, lo único que va a conseguir es que estas personas sean perseguidas por la policía o por el Estado.

Creemos que la solución está en ofrecer salidas para estas mujeres. Creemos en la abolición a largo plazo, pero que el debate no es tan simple como prohibirlo por ley. Tenemos que luchar contra las redes de trata, contra toda la mierda que hay ahí detrás. ¿Cuáles serían algunas soluciones? Pues crear centros independientes del Estado y de las fuerzas policiales para dar salida a estas mujeres, que están en una situación de miseria.

P: Me parece que es muy coherente con vuestra línea, porque al final, la prostitución de la que estamos hablando es una cuestión completamente de clase.

IO: Sí, y de raza, y de etnia, totalmente.

P: Y tenemos ejemplos en los lugares donde se ha legalizado de que no hay una mejora de la situación.

IO: Exactamente. Pero por terminar con el tema del 8M, ni siquiera estuvo aquí el debate. El debate era si expulsar o no a las mujeres prostitutas de la organización del 8M. Independientemente de lo que tú opines acerca de la prostitución… Mira, llegar a defender que tú querías que las mujeres prostitutas estuvieran dentro hacía que te llovieran gritos (porque todo se hablaba a gritos) de «proxeneta», de «putera», una serie de historias que de hecho ha hecho que mucha gente se desvincule de la organización del 8M, porque era un entorno hostil.

P: ¿Y entonces al final este año no hay huelga laboral? ¿Pero sí de cuidados?

IO: No

P: ¿Ni de consumo tampoco?

IO: No, es revuelta feminista este año.

AB: Las más precarias tienen que trabajar los domingos. Yo, que soy estudiante, y de alguna manera soy privilegiada frente a otras mujeres, puedo parar y hacer huelga de cuidados, pero… ¿y la mujer que tiene que ir a limpiar una casa el domingo? No va a poder parar si no hacemos huelga laboral. Creemos que es un retroceso.

IO: Hemos estado preguntando a las chicas de la universidad y, en general, creo que se percibe así, dentro de la gente movilizada, más o menos feminista. No se entiende.

Sobre la participación de los hombres

P: ¿Qué podemos hacer los hombres para apoyar una movilización feminista?

IO: Pan y Rosas tiene una postura muy concreta en este tema. Nosotras sí creemos que los hombres deberían estar presentes en la huelga feminista. No es una huelga femenina, es una huelga feminista, y creo que cuanta más unidad presentemos mejor. Yo tengo mis opiniones personales al respecto, pero esta es la postura de Pan y Rosas, y me parece que es valiosa.

AB: El año pasado el actual ministro Garzón dijo que los hombres deberían cubrir a las mujeres en sus puestos de trabajo. ¿Qué huelga es esa? ¡Vámonos de fiesta! ¡Gracias chicos, que encima nos cubrís! No es serio. Por supuesto que las mujeres al frente, que ese día mi compañero no hable, que sea yo la del megáfono.

IO: O que estés en un punto de cuidados.

AB: Sí yo tengo hijos, por ejemplo, qué mejor manera que parar tú en tu puesto de trabajo y ocuparte de ellos. No sé, hay muchas formas de apoyar la huelga no cubriendo el puesto de las compañeras.

IO: Eres un esquirol, de alguna manera. Si paramos nosotras paramos el mundo es eso, que ese hombre no ha ido a trabajar porque está en casa cuidando de sus hijos porque el resto de días del año es su mujer la que se ocupa de ellos. Eso también es parar.

Además, [cubriendo los hombres los puestos de trabajo de las mujeres] creo que se convierte en un gesto, y estamos muy hartas de gestitos. El gestito de este día, qué bien. Es el mismo concepto que el día de San Valentín, que te cubren de flores ese día. No tiene sentido. La potencia que tiene la huelga es que no es un acto de visibilización, sino parar la producción: parar la máquina.

De izq. a der. las entrevistadas Andrea Barberá e Irene Olano en la manifestación del 8M 2019 en Madrid

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