Las dolencias musculares y articulatorias son afecciones a las que la humanidad se ha enfrentado desde el principio de los tiempos. La actividad exigida por la vida cotidiana y el avance inexorable de la edad van provocando paulatinamente el desgaste de todos los elementos del cuerpo, lo que redunda a su vez en una pérdida progresiva de la calidad de vida. No quiere decir esto que perdamos todas nuestras facultades para hacer una vida normal, pero sí es cierto que hay circunstancias en las que los dolores y molestias suponen dificultades.
Actualmente, el ritmo vertiginoso que ha impuesto la sociedad moderna ha maximizado las posibilidades de sufrir estas molestias, especialmente como consecuencia directa de la presencia frecuente del estrés en nuestras vidas. Las obligaciones laborales y familiares, los problemas políticos y medioambientales, las crisis económicas, los conflictos… Todo va creando una bola cada vez más difícil de digerir que no nos permite vivir en paz.
De manera tradicional el fisioterapeuta ha sido la persona indicada y dedicada a curar con sus técnicas este tipo de dolencias corporales, especialmente las musculares y articulatorias. Curar una contractura, rehabilitar una zona afectada por algún accidente u operación, estirar músculos dañados, recuperar la movilidad en ciertas articulaciones, etc. Sin embargo, no todos los pacientes toleran del mismo modo este tipo de aplicaciones, por lo que no siempre suponían una solución. Por suerte, una disciplina cercana, aunque distinta, ha conseguido hacerse con el sitio merecido para ayudarnos con estos problemas: la osteopatía.
Qué es la osteopatía
La osteopatía es una ciencia curativa cuyo origen se remonta a épocas muy antigua de la humanidad en la que la química ni estaba ni se la esperaba para tratar médicamente. Todo se confiaba a la naturaleza de las cosas y a la propia resistencia del cuerpo humano y su condición. El organismo tenía las herramientas necesarias para recuperarse, pero era necesario activar esos mecanismos sanatorios para que hicieran su efecto sobre las dolencias. Desde entonces, la osteopatía no ha cesado de desarrollarse hasta llegar a nuestros días, donde combina esa suerte de técnicas no invasivas con las nuevas prácticas de sanación.
Al igual que la fisioterapia, la osteopatía es recomendable para curar molestias musculares y articulatorias, pero no se reduce a este ámbito, sino que también los problemas mentales de estrés, intestinales y viscerales se tratan a través de esta disciplina. Además, no se sirve de más instrumentos que las manos del profesional, que va tocando el cuerpo con el cuidado merecido para no dañar.
Cada vez son más las clínicas dedicadas a la osteopatía que gozan de fama entre la población, lo que demuestra su eficiencia frente a las dolencias que hemos mencionado. En Madrid, el centro RAE Salud se posiciona como el mejor osteópata del Barrio del Pilar, acumulando ya en sus espaldas veinte años de experiencias en los que han ayudado a miles de clientes satisfechos.
Tipos de osteopatía
La osteopatía no tiene una única forma de ser aplicada ni un solo foco de acción, sino que puede diferenciarse en función de su objetivo. Actualmente, los profesionales distinguen entre tres tipos:
- Osteopatía estructural: con ella se refieren a la que se aplica en la sanación de dolencias de origen muscular y ósea. Es la más conocida y empleada, ya que corrige aquellas anomalías asociadas también al sector conocido de la fisioterapia: contracturas, esguinces, rehabilitaciones, etc.
- Osteopatía visceral: esta vertiente pone su atención en los cuidados más beneficiosos para órganos como el páncreas, el estómago, el hígado, el intestino, etc… Su misión principal es regular el funcionamiento orgánico frente a posibles alteraciones como las que pueden provocar los tratamientos de larga duración de medicamentos químicos.
- Osteopatía craneal: esta última, la más desconocida, se centra en aliviar aquellas dolencias procedentes de la cabeza y que afectan al sistema nervioso. Cefaleas, migrañas, vértigos cervicales, estrés y todo ese tipo de afecciones son sus principales puntos de interés.
Beneficios principales de la osteopatía
La gran bondad de la osteopatía es su concepción de entender al paciente y su cuerpo como un todo que se debe cuidar y tratar al mismo tiempo. Desde ese momento todo lo que se hace pasa a ser importante para que repercuta en el cuerpo entero, no sólo en la zona afectada. No obstante, sus tratamientos son efectivos para reducir y eliminar las dolencias de zonas focalizadas por todo el cuerpo. Lo más importante no es únicamente eliminar el dolor, sino deshacerse también de la causa que lo provoca.
La recuperación de movilidad articular, la relajación de los músculos y la mejora de su rendimiento, la eliminación de dolores de cabeza y mareos, la regulación orgánica de las vísceras, la reducción de la tensión en el cuerpo, prevenir los dolores derivados de las afecciones crónicas… Todas estas y muchas más son las grandes ventajas de la osteopatía.