La Organización Meteorológica Mundial (OMM) sostiene que en 2019 se alcanzó un nivel récord en el nivel del mar y en olas de calor, con consecuencias trágicas para la biodiversidad, fruto de un calentamiento global que tuvo consecuencias más graves que el coronavirus sobre la salud, la comida y el hogar de millones de personas en el mundo.

Además, puso en riesgo la vida marina y una gran cantidad de ecosistemas, asegura el informe sobre el Estado del Clima Mundial publicado este martes 10 de marzo de 2020 por la Organización Meteorológica Mundial, señala un trabajo sobre este informe elaborado por Laura Quiñones para Noticias Onu.

Algunas de las demostraciones de la fuerza del cambio climático son la epidemia mortal de dengue que azota a Colombia, Brasil, México y Nicaragua; la pérdida de hasta el setenta por ciento de cultivos en el Corredor Seco de Centroamérica; las inundaciones en Argentina y Uruguay; los incendios en Brasil, Bolivia y Venezuela; y los huracanes de fuerza sin precedentes en el Caribe, son solo algunas de las demostraciones de la intensidad del cambio climático.

Durante la presentación del informe, el secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó que «el coronavirus es una enfermedad que esperamos que sea temporal, con impactos temporales, pero el cambio climático ha estado allí por muchos años y se mantendrá por muchas décadas, y requiere de acción continua».

Por su parte, el líder de la OMM, Petteri Talas, dijo que era muy desafortunado lo que está pasando con el coronavirus y las muertes que ha causado, pero que el cambio climático es «mucho peor» porque «estamos hablando de un problema de mayor magnitud, con consecuencias en la salud de las personas y en nuestras sociedades mucho más graves».

OMM/Gonzalo Javier Bertolotto Quintana: Piezas de hielo flotando en el Canal Príncipe Gustavo, en la Antártida, donde antes existían plataformas de hielo de más de 28 km.

Indicadores climáticos

Los gases de efecto invernadero siguen en aumento según una proyección preliminar de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, fruto de la quema de combustibles fósiles, realizada con datos de los tres primeros trimestres de 2019 apuntan a un incremento de las emisiones del 0,6 por ciento.

«El dióxido de carbono llegó a 408 partes por millón en la atmósfera, que es 150 % superior al nivel preindustrial, y el metano llegó al 260 % por encima del nivel preindustrial», indica la OMM.

El contenido calorífico de los océanos a una profundidad de dos kilómetros batió el récord anterior fijado en 2018: “El calor excesivo está entrando en el mar. Los océanos absorben más del 90 % del calor que está atrapado por los gases de efecto invernadero”.

Asimismo, altera las corrientes oceánicas e, indirectamente, modifica la trayectoria de las tormentas y provoca la fusión de las plataformas de hielo flotantes.

La desoxigenación, junto con el calentamiento de los océanos y la acidificación de sus aguas, se considera una de las mayores amenazas para los ecosistemas oceánicos y el bienestar de las personas que dependen de ellos. Según las previsiones, con un calentamiento de 1,5 °C los arrecifes de coral se verían reducidos a entre un 10 y 30% de lo que son hoy en día, y sólo quedaría un 1% si el calentamiento alcanzara los 2° C.

El nivel del mar ha aumentado desde que empezaron a realizarse mediciones por satélite en 1993, pero el ritmo de subida de las aguas se ha acelerado en el último año, principalmente a causa de la fusión de los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida.

La constante y prolongada pérdida de hielo marino en el Ártico se confirmó en 2019. La extensión media mensual de septiembre (normalmente, el mes del año en el que la superficie de hielo registra su extensión mínima) fue la tercera más baja de la que se tiene constancia. Por su parte, la extensión mínima diaria registrada se situó al mismo nivel que el segundo valor más bajo del que se tienen datos.

Además, los resultados preliminares del Servicio Mundial de Vigilancia de los Glaciares indican que, por 32º año consecutivo, en el bienio 2018-2019 el balance de masa de los glaciares de referencia seleccionados fue negativo.

© UNICEF Angola/2019/Carlos César: La sequía en el norte de Angola ha dejado familias desesperadas y niños sin educación

Impactos para los humanos y la biodiversidad

La salud de las personas y los sistemas sanitarios están pagando cada vez un precio más alto a causa de las condiciones de calor extremo.

En 2019, las altas temperaturas que se registraron en Australia, la India, Japón y Europa batieron todos los récords y afectaron negativamente a la salud y el bienestar de la población. En Japón, una intensa ola de calor provocó más de 100 víctimas mortales y 18 000 ingresos hospitalarios adicionales. En Francia se registraron más de 20 000 visitas a urgencias para tratar dolencias relacionadas con el calor entre junio y mediados de septiembre, y durante dos importantes olas de calor se produjeron 1462 muertes en las regiones afectadas.

Además, los cambios en las condiciones climáticas que han ocurrido desde 1950 facilitan la transmisión del virus del dengue y en 2019 se produjo un gran aumento en la cantidad de casos en todo el mundo.

Las Américas identificaron casi tres millones de casos sospechosos y confirmados de dengue, incluidas alrededor de 1250 muertes. En los tres meses de agosto a octubre, el 85 por ciento de los casos fueron reportados en Brasil, Filipinas, México, Nicaragua, Tailandia, Malasia y Colombia

La alimentación

La seguridad alimentaria se deterioró claramente en 2019 en algunos países del Cuerno de África a causa de los fenómenos climáticos extremos, los desplazamientos, las situaciones de conflicto y la violencia. A finales de 2019, se estima que aproximadamente 22,2 millones de personas (6,7 millones en Etiopía, 3,1 millones en Kenya, 2,1 millones en Somalia, 4,5 millones en Sudán del Sur y 5,8 millones en el Sudán) padecieron de un elevado nivel de carestía de alimentos, una cifra solo ligeramente inferior a la registrada durante la grave y prolongada sequía de 2016 y 2017.

Desplazamientos

Entre enero y junio de 2019 se contabilizaron más de 6,7 millones de nuevos desplazamientos internos debidos a desastres, entre los que cabe destacar fenómenos hidrometeorológicos —como el ciclón Idai en el sureste de África, el ciclón Fani en Asia meridional o el huracán Dorian en el Caribe— e inundaciones —como las que tuvieron lugar en el Irán, Filipinas y Etiopía—.

Según las previsiones, esa cifra aumentará desde los 17,2 millones de 2018 hasta quedar cerca de los 22 en 2019. De todos los peligros naturales, las crecidas y las tormentas fueron los que más desplazamientos propiciaron.

Eventos climáticos extremos

En enero de 2019, algunas zonas de América del Sur se vieron afectadas por condiciones muy lluviosas. Se produjeron grandes inundaciones en el norte de Argentina, Uruguay y el sur del Brasil, y en los dos primeros países las pérdidas estimadas ascendieron a 2500 millones de dólares.

La sequía afectó a muchas partes del sureste asiático y a Australia, que experimentó el año más seco del que se tiene constancia, y en la parte meridional de África, América Central y zonas de América del Sur, los acumulados de precipitación fueron anormalmente bajos.

En Australia, el verano de 2018-2019 fue el más cálido del que se tienen datos, y lo mismo se puede decir del mes de diciembre. Los siete días más calurosos jamás registrados en el país y nueve de los diez días más cálidos de los que se tienen datos se produjeron en 2019.

A finales de junio y finales de julio acontecieron dos grandes olas de calor en Europa. En Francia, el 28 de junio se estableció en Vérargues un récord nacional de 46,0 °C . También se fijaron récords nacionales en Alemania (42,6 °C), los Países Bajos (40,7 °C), Bélgica (41,8 °C), Luxemburgo (40,8 °C) y Reino Unido (38,7 °C), y el calor se extendió hasta los países nórdicos, registrándose en Helsinki la temperatura más alta de la que se tiene constancia en esa ciudad (33,2 °C el 28 de julio).

La temporada de incendios forestales fue superior a la media en diversas regiones situadas en latitudes altas, como Siberia, en la Federación de Rusia, y Alaska, en Estados Unidos, y se declararon fuegos en algunas partes del Ártico donde antes las llamas eran extremadamente raras.

En Australia, la temporada de incendios fue excepcionalmente larga e inclemente en la última parte de 2019, y se sucedieron grandes focos de llamas hasta bien entrado el mes de enero de 2020. A principios de este año, se habían notificado 33 víctimas mortales y la destrucción de más de dos mil viviendas, mientras que la superficie total calcinada en Nueva Gales del Sur y Victoria se había cifrado en aproximadamente siete millones de hectáreas.

En general, las emisiones diarias totales de CO2 debidas a incendios forestales estuvieron cerca de la media del período 2003-2018. Los mayores incrementos con respecto a la media de 17 años que se registraron en los meses de julio, agosto, septiembre y finales de diciembre correspondieron al apogeo de los episodios de incendios en el Ártico, Siberia, Indonesia y Australia, respectivamente.

En 2019, la actividad en cuanto a ciclones tropicales estuvo por encima de la media en todo el mundo. En el hemisferio norte se produjeron 72 ciclones tropicales. Por su parte, la temporada 2018-2019 en el hemisferio sur también superó los registros medios, al formarse veintisiete ciclones.

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