Una comisión que reúne a cuarenta expertos en salud infantil y juvenil con el respaldo de la Organización Mundial de la Salud OMS), Unicef y la publicación científica “The Lancet” ha elaborado un decálogo de recomendaciones entre las que se incluye endurecer las normativas nacionales de prácticas comerciales nocivas, con el apoyo de un nuevo Protocolo Facultativo de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.
Las recomendaciones de la comisión sostienen también la necesidad de detener a la mayor urgencia las emisiones de CO2 para asegurar el futuro de los niños en el planeta, colocar a los niños y adolescentes en el centro de los esfuerzos para alcanzar un desarrollo sostenible, establecer nuevas políticas e inversiones multisectoriales destinadas a favorecer la salud y los derechos de los niños e incluir las opiniones de los niños en las decisiones políticas.
La iniciativa de convocar esta comisión responde a la percepción de que el cambio climático, la degradación ecológica y la comida ultraprocesada ponen en peligro el futuro de los niños, que las naciones más pobres son las que menos pueden garantizar la supervivencia y bienestar de los menores, que las más ricas, al ser las más contaminantes, son las que ponen en riesgo el futuro de todos ellos.
El informe publicado por la Comisión, que reúne a cuarenta expertos en salud infantil y juvenil provenientes de todo el planeta, sostienen que no hay ninguna nación en el mundo que proteja conjuntamente y de un modo adecuado la salud de los niños, el medioambiente y su porvenir, y dan la razón a la activista Greta Thunberg cuando afirma que nuestro mundo está incendiándose.
El informe, titulado A Future for the World’s Children? (¿Un futuro para los niños del mundo?), revela que la salud y el futuro de todos los niños y adolescentes del mundo se encuentran bajo la amenaza inmediata de la degradación ecológica, el cambio climático y las prácticas comerciales nocivas que impulsan a los menores al consumo de comida rápida altamente procesada, las bebidas azucaradas, el alcohol y el tabaco.
Estamos de acuerdo con Greta Thunberg cuando dice que nuestro mundo está en llamas.
“Los países más pobres tienen un largo camino por recorrer para permitir que sus hijos sean saludables, pero los países ricos amenazan el futuro de todos los niños a través las emisiones excesivas de carbono. Este es un tema muy importante, y de hecho, estamos de acuerdo con Greta Thunberg cuando dice que nuestro mundo está en llamas”, dijo Anthony Costello, uno de los autores del informe.
“La salud del planeta y la salud de las personas están muy interrelacionadas, y los niños al final del día son los herederos del planeta, pero también su salud hoy está en grave riesgo debido a degradación ambiental», comenta por su parte Sunita Narain, otra de las expertas del informe.
Prácticas comerciales engañosas a la caza de los menores
El estudio también alerta que los niños de algunos países ven hasta 30.000 anuncios televisivos al año y que, por ejemplo, la publicidad de cigarrillos electrónicos o vaporizadores en Estados Unidos aumentó un 250 % durante dos años alcanzando a más de veinticuatro millones de jóvenes.
Una situación que sirve para que el profesor Costello afirme que la autorregulación de la industria ha fracasado como así lo demuestran estudios en Australia, Canadá, Estados Unidos, México y Nueva Zelanda, entre muchos otros países.
“Por ejemplo, a pesar de que en Australia la industria se comprometió a auto reglamentarse, los niños y adolescentes vieron 51 millones de anuncios de alcohol durante sólo un año de fútbol, cricket y rugby televisados. Y la realidad podría ser mucho peor aún: tenemos pocos datos y cifras sobre la enorme expansión de la publicidad en las redes sociales y los algoritmos destinados a los niños”.
Costello asegura estar “horrorizado” de saber que muchos juegos que se le ofrecen a los niños pequeños en su tableta o teléfono móvil están hechos por compañías publicitarias que luego venderán todos sus datos sin permiso a las empresas, incluidas Facebook y Google.
“De hecho, en el último mes hubo un informe de Noruega que examinó en detalle la forma en que acumulan grandes cantidades de datos sobre nuestros hijos y luego los utilizan para anuncios. Esto es totalmente desregulado, a diferencia de la televisión y otras formas de medios, y sabemos que la autorregulación no funciona”, insistió.
La publicidad de la comida basura y las bebidas azucaradas va ligada a la compra de alimentos poco saludables y con el sobrepeso y la obesidad, una situación que se traduce en el vínculo entre la publicidad agresiva y el alarmante aumento de menores obesos. Otro dato para tener en cuenta fue que la obesidad infantil aumentó de once millones en 1975 a 124 millones en 2016, es decir, se multiplicó por once, con costos individuales y sociales muy elevados.