Mujeres y niñas mexicanas son asesinadas cada añosmo alarmante
Es urgente parar la violencia contra las mujeres y niñas mexicanas. Foto @Kontxaki

Nacer mujer en México es sinónimo de sufrimiento desde la más tierna infancia. Y si pertenecen a algún grupo indígena, es un estigma que las marca de por vida. Son menospreciadas, utilizadas, maltratadas…, y asesinadas con total impunidad.

La desigualdad de género prevalece: las mujeres siguen trabajando más y ganando menos, tienen menos opciones de desarrollo y sufren múltiples formas de violencia en el hogar y en los espacios públicos. La desigualdad que enfrentan genera que estos niveles de violencia se incrementen de manera alarmante.

La ONU reconoce que, en México, desde la adopción de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, hace 25 años, ha habido logros en el avance hacia la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres, pero ni en este ni ningún otro país pueden presumir de haberla alcanzado.

La violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones de derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras en México. Esta violencia es causa y efecto de la desigualdad y la discriminación de género, y ambas lo viven de manera regular y sistemática en todos los ámbitos y etapas de sus vidas, puesto que está enraizado en los modelos culturales sexistas. 

Feminicidio e impunidad

El feminicidio es la manifestación más extrema de la violencia que viven las mujeres y las niñas. En América Latina y el Caribe se encuentran 14 de los 25 países con mayor incidencia de feminicidios en el mundo. En México, 3825 mujeres fueron víctimas de homicidio en 2019, lo que significa que cada día asesinan a 10.

Las fiscalías estatales han reportado oficialmente 3056 muertes violentas de mujeres a lo largo de seis años. Sin embargo, en ese mismo periodo de tiempo, la organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, MCCI, contabilizó 12 374 casos más de mujeres asesinadas a golpes, asfixiadas, con rastros de violencia sexual, incluso mutilación, y cuyas muertes no fueron reconocidas dentro del número oficial de feminicidios.

En los últimos siete años, las autoridades han detenido a 1732 personas por el delito de feminicidio. Pero sólo han condenado a 739. Curiosamente, los detuvieron, pero tuvieron que dejarlos libres por errores de la policía, porque no se cuidó la cadena de custodia de las pruebas, porque la fiscalía no buscó pruebas, o por decisiones incomprensibles de un juez, o jueza.

Nacer mujer en México. Feminicidio e impunidad
Datos de mujeres asesinadas en México

Se han dado casos de una negligencia pasmosa. En uno de ellos, el coche en el que una mujer fue asesinada por su pareja pasó tres años en un depósito de la fiscalía mexiquense sin que se tomaran huellas, muestras de sangre o de ADN. Los videos de las cámaras de seguridad del motel donde otra mujer fue violada y asesinada pasaron por varias manos antes de llegar a la policía, y por ello fueron invalidados como prueba. Un feminicida confeso fue retenido demasiadas horas por la policía, por lo que el juez anuló la confesión en la que ese hombre reconocía el asesinato de una mujer.

Las niñas, ignoradas

Día sí y día también desaparecen niños y niñas de todas las edades, desde bebés a jovencitas. Está constatado que son secuestrados con diferentes fines: tráfico de órganos, explotación laboral, mendicidad, prostitución, pornografía… Ellas, si aparecen, han sido violadas, aunque no superen los ocho años. Y asesinadas, por supuesto. En muchos casos muestran signos de tortura. Pero no hay cifras. Por esta razón, Save the Children acaba de poner en marcha el primer contador de feminicidios de niñas en México.

En el país, las niñas y adolescentes corren peligro solo por el hecho de ser mujeres, y son más vulnerables a vivir agresiones que las afectan para siempre, o terminan con su vida. Solo en enero de 2020, cada dos días una niña o adolescente fue víctima de feminicidio. Adicionalmente, 3000 niñas o adolescentes se encuentran desaparecidas, y cuatro de cada diez víctimas de abuso sexual en México son menores de 18 años, la mayoría, niñas.

Esta sangrante situación ha llevado a Save the Children a exigir al Estado mexicano implementar un Programa de Emergencia para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar todas las formas de Violencia contra niñas y niños. Entre sus diversos componentes propone mejorar la articulación de los Mecanismos de Protección a la Niñez con las Alertas de Género y las políticas públicas encaminadas a reducir la violencia de mujeres, así como el impulso de acciones para promover la igualdad de género.

Ya no se callan

Estoy segura de que, el año que viene, por estas fechas, volveremos a leer cifras similares. Pero las mujeres mexicanas, silenciosas, abnegadas y sumisas, ya no se callan, y cada vez se organizan mejor, son más, y su voz se alza más fuerte. El día 9 de marzo, muchos hombres mexicanos “sufrirán” la ausencia de quienes sostienen sus hogares y su economía.

La Confederación de la Patronal de Trabajo mexicana, Coparmex, reconoce en un comunicado que “en México, sus instituciones, sus gobiernos, empresas y su sociedad”, no han logrado para las mujeres “la equidad de oportunidades y la vida libre de violencia para alcanzar la paz, la prosperidad y viabilidad del país”.

Por ello, han informado de que, en congruencia con su declaración de principios, en la que sostienen que la dignidad de cada persona debe ser promovida, defendida y protegida, “en Coparmex CDMX nos sumamos y solidarizamos con la iniciativa de exigencia nacional #UnDíaSinMujeres #UnDíaSinNosotras, por lo que hemos recomendado a nuestras empresas socias, respetar y garantizar la voluntad y libertad de las mujeres que decidan ausentarse de sus labores el próximo 9 de marzo y sumarse al Paro Nacional, que tiene como objetivo concientizar (sic) sobre la importancia de las mujeres en nuestra sociedad y exigir un alto a la violencia de género.

Este reconocimiento, hace unos años, era impensable. Las mujeres mexicanas van avanzando.

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en una publicación para profesionales, me dediqué al mundo de la solidaridad a través de un partido político, ocupándome de la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después me instalé en México. Publiqué en un par de periódicos y en una revista literaria, donde edité poesía. A través de Periodistas en Español comencé a relatar lo que sucedía allí. Tras siete años de estancia en el país azteca, en 2018 regresé a España.

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