«My beautiful Bagdad», sobre la alargada sombra del exilio

«My beatiful Bagdad» (Bagdad in my shadow), del realizador suizo de origen iraquí Sami (‘Forget Bagdad’, ‘Irak Odissey’, ‘Babylon 2’), es un thriller ficticio sobre el exilio de los iraquíes que viven refugiados en Londres.

Con un reparto coral, sitúa a los personajes ante el desafío de enfrentarse a algunos de los mayores tabúes de las sociedades árabes: el ateísmo, el adulterio, la condición de la mujer y la homosexualidad  (perseguida en muchas de esas sociedades de declarada religión islámica, e incluso castigada con pena de muerte en alguna de ellas), lo que con toda evidencia es una audacia que podría tener consecuencias para sus protagonistas: artistas y militantes que viven en Bagdad donde a diario tienen que defender su libertad de pensamiento y de conciencia.

En contra de lo que pudiera pensarse no es una película pesimista, aunque sí melancólica. Su tesis es que pueden coexistir la cultura iraquí y la occidental, evidentemente con grandes esfuerzos de parte de los protagonistas que al tiempo se van integrando lentamente en la vida londinense.

La otra cara de la moneda es la impotencia de las personas con más años a la hora de encarar la influencia creciente del extremismo sobre la segunda y tercera generación, personificado en los predicadores musulmanes radicales que preparan a los jóvenes creyentes para formar parte de los varios ejércitos «redentores» desperdigados por Oriente Medio.

La historia de «My beautiful Bagdad[1]» tiene como escenario principal un café, el acogedor «Abu Nawas» en el centro de Londres, popular punto de encuentro de los exiliados iraquíes donde comparten su anhelo de libertad y su deseo de dejar atrás el pasado en Baghdad. El choque entre tradición y modernidad, entre ateos y practicantes del islamismo, provocan los acontecimientos que van modulando la vida de esas personas. 

El café -que lleva el nombre de un famoso poeta de la corte del califa Harum al-Raschid, en el siglo octavo, asesinado por una familia persa sobre la que había ironizado en sus versos-, lo gestiona un militante kurdo y entre los habituales figuran el poeta ateo y comunista Taufiq  (interpretado por el actor y realizador Haytham Absulrazak), disidente del régimen de Saddam Hussein, exiliado desde los años noventa, que trabaja como vigilante nocturno en el British Museum; el informático homosexual Muhanad (Waseem Abbas, ciudadano londinense) quien vive con su amante alemán, y la arquitecta Amal (también periodistas y realizadora, Zahraa Ghandour, ‘The Journey’), quien vive con la falsa identidad de una cristiana perseguida, para escapar de su exmarido. Todos guardan algún secreto, todos tuvieron que esconderse y huyeron a Inglaterra en busca de seguridad.

«Todos los personajes de ‘Bagdad in My Shadow’ están inspirados en personas reales –ha explicado el realizador Samir- A pesar de todo, mi película es más documental que ficción porque todos vienen de historias con las que yo he crecido». 

El café, en la simbología popular, es sinónimo de ida y vuelta, de conocimientos efímeros, de esperanza y de adioses… un café que para Samir es el lugar «donde se rencuentran gentes de distintas generaciones que tuvieron que marcharse de Bagdad en distintos momentos, y por motivos diferentes. Tanto si es por razones políticas como por falta de perspectivas económicas, o a causa de la orientación sexual. De hecho, hace veinte años hubo un café Abu Nawas, pero en Berlín».

Samir no ha olvidado señalar los prejuicios que aparecen en esas microsociedades que son los cafés (también los lugares de culto) y que, a falta de otra cosa, acaban conformándose como auténticas familias que arrastran sus tradiciones: «Cada uno de ellos carga con su propia historia, siempre tienen como una sombra». La película es compleja como lo son las historias de sus personajes, siempre memorables cuando se trata de una obra de Samir.

  1. A causa de las festividades, «My beautiful Bagdad», Premio del Público en el Festival de Locarno 2019, se estrena este miércoles, 29 de diciembre de 2021, en lugar del viernes.
Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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