Activistas en defensa del medio ambiente, convocados por una veintena de colectivos ecologistas, han participado este 27 de marzo 2022 en una manifestación que, partiendo de la sede de la Confederación Hidrográfica del Tajo, finalizó en Madrid Río, junto al Manzanares, para exigir medidas eficaces para conservar los ríos madrileños y el Tajo y frenar su degradación ambiental y sanitaria. 

La manifestación cerraba las convocatorias de la pasada semana en apoyo del Día Mundial del Agua, en la que se ha denunciado como los ecosistemas fluviales se han convertido en cauces sin apenas vida sin que las administraciones responsables de la conservación de los ríos estén actuando. Este desprecio por el valor de estos importantes ecosistemas y las oportunidades que podrían ofrecer a las localidades ribereñas resulta inaceptable para los convocantes.  

A pesar de los objetivos de la Directiva de Aguas o las normativas nacionales y autonómicas, los ríos madrileños y el Tajo agonizan. Las imágenes son dantescas: cauces colmatados de residuos, miles de toallitas colgando de los árboles, colectores que sueltan aguas residuales mal depuradas. 

La gestión de los ríos está compartida por varias administraciones y organismos, la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) como responsable de la conservación y gestión del dominio público hidráulico; la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid de las especies y de las riberas y ecosistemas fluviales; el Canal de Isabel II de la depuración efectiva de las aguas residuales y de una gestión sostenible de los caudales que liberan los embalses; y el Ministerio para la Transición Ecológica que gestiona los caudales y el trasvase del Tajo. Todas estas administraciones por la dejadez de sus funciones permiten que los ríos se conviertan en canales de aguas sucias y muertas.

El río Tajo recoge las aguas mal depuradas que le llegan de los ríos madrileños, en concreto del Jarama y del Guadarrama que desembocan en él. Esta contaminación se agrava debido a la reducción del caudal consecuencia del trasvase a Levante. Es decir, a menor caudal mayor contaminación por falta de dilución, hasta el punto de que en toda la provincia de Toledo sigue vigente desde, el 19 de junio de 1972, la prohibición del baño en el Tajo debido a su comprobada contaminación. 

Pero la contaminación de los ríos no es solo un problema ambiental también afecta a la salud y la calidad de las personas, especialmente a las que viven en sus proximidades. La basura que se acumula en su cauce y orillas, el mal olor son problemas habituales.  

La dejación de funciones de las administraciones ante el estado de emergencia sanitaria y ambiental de los ríos también conllevan multas. La Unión Europea ha impuesto a España la mayor multa a la que se ha tenido que enfrentar por una inadecuada depuración de aguas. La cuantía supera los cincuenta millones de euros y sigue ascendiendo porque no se soluciona el problema. 

Para denunciar esta situación, más de veinte colectivos de la Comunidad de Madrid y de la cuenca del Tajo en concreto de Toledo y Ávila, convocaron la manifestación de este sábado 27 que se inició ante la sede de la CHT, una de las administraciones responsables de la situación por la que atraviesan los ríos. Los manifestantes portaban catorce cruces de color azul, simbolizando los principales ríos madrileños más el Tajo, que han dejado clavadas frente a la CHT. Al llegar a Madrid Río, donde finalizó la marcha, se leyó un manifiesto y se desplegó una gran pancarta de 48 metros cuadrados sobre el río Manzanares, desde el Puente del Rey, con la leyenda «Queremos ríos vivos con agua para la vida».

A esta marcha acudieron unas trescientas personas para exigir medidas concretas en relación con los problemas más urgentes que soportan los ríos: establecimiento de caudales ambientales adecuados; implantación de instalaciones para evitar que a ríos y arroyos lleguen ingentes cantidades de aguas residuales sin depurar, toallitas y otros residuos desde aliviaderos y colectores; que se garantice la recuperación ecológica de todos los tramos bajos de los ríos madrileños, lo cual se ha demostrado que es totalmente viable y factible; que se respeten las llanuras de inundación y se ponga fin a la ocupación de las riberas; que se realicen planes para la recuperación de la biodiversidad original.

Con todo ello, en pocos años se podría disponer de una red fluvial recuperada y de mayor calidad ambiental, para su uso y disfrute por parte de la población.

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