La villa portuguesa de Monsanto ha sido situada en el puesto 21 entre los cincuenta pueblos más bellos del mundo para 2025, según una clasificación internacional, publicada por la revista estadounidense Forbes. Es la única citada de Portugal.
Un informe recopiló una lista global de pueblos de diferentes continentes a partir de recomendaciones de expertos en viajes de la plataforma Unforgettable Travel Company, con una evaluación centrada en el atractivo visual, carácter cultural y armonía con el entorno natural.
En la región de la Beira interior y excavada en la espina dorsal granítica, Monsanto, se aferra a rocas prehistóricas como un espejismo forjado en piedra. Se debe ascender casi mil metros a través de una estrecha carretera para llegar.
Sus casas medievales se asientan bajo rocas colosales, con sus tejados rojos asomando como pétalos de terracota, mientras estrechos callejones serpentean hasta llegar a la reconstruída capilla-ermita de São Pedro de Vir-a-Corça (San Pedro de Vira-Corça) lugar mágico que cuenta con leyendas, para llegar, dentro de los muros, a la capilla románica de Santa María del Castillo del siglo XIII, ampliaciones en el XVI y parte del techo mudéjar.
Como es tradicional hay una iglesia de la Misericordia, del siglo XVI, de estilo renacentista y con tres altares. Es más antigua que la Iglesia Matriz de San Salvador, con hermoso retablo maneirista, a la entrada de la población, enfrente está el Pelourinho.
Entre los edificios civiles destaca el Palacio de los Pinheiro, conocido como Casa do Chafariz Mono (en alusión a la fuente adjunta), ejemplo de arquitectura aristocrática barroca del siglo XVIII, destacando su entrada principal con el escudo de armas familiar.
En la cima, las ruinas del Castillo de Monsanto se alzan sobre las escarpadas alturas como un centinela de piedra, ofreciendo vistas panorámicas de la llanura de la Beira. Al anochecer, la luz dorada se derrama sobre el granito, bajo la imponente mole del Cabeço de Monsanto mientra el Castillo luce una iluminación casi escénica.
El castillo data del siglo XIII y está declarado Monumento Nacional desde 1948. Su construcción en 1239 siguió originalmente las mismas líneas arquitectónicas características de los Templarios, como otros castillos en Almourol, Idanha, Pombal, Tomar y Bode (Ferreira de Zézere).
En el siglo XIX, la explosión del polvorín causó graves daños al castillo, agravados por el derrumbe de una roca de granito, que se llevó parte de la muralla. Con la abolición del Ayuntamiento de Monsanto en 1853, el castillo perdió importancia y quedó sin vigilancia.
El castillo está vinculado a la tradición de la fiesta principal de Monsanto, la Festa da Santa Cruz a primeros de mayo.
Siempre se asoció con legendarios asedios, unos los remontan a la época romana, a la llegada de las tropas del pretor Lucio Emilio Paulo (229-160 adC) a finales del siglo II, o con un intento de ataque morisco alrededor de 1230, décadas después de haber sido conquistada por el fundador de la nación, Alfonso Henriques (1109-1185) que la donó a los templarios.
La leyenda más reciente se sitúa durante el asedio castellano de 1658. Los sitiadores buscaban matar de hambre a los defensores. La tradición cuenta que el asedio ya había durado siete largos años, cuando solo quedaban dentro de los muros un ternero flaco y un celemín de trigo.
Una de las mujeres sugirió entonces una estratagema desesperada para engañar al enemigo: alimentaron al ternero con el último grano, arrojándolo por encima de los muros del castillo, al estrellarse contra las rocas, el trigo se derramó abundantemente del vientre. Con esta maniobra, creyeron que los defensores aún contaban con bastantes provisiones, levantando el asedio y retirándose.
Esta leyenda rememora otras de pueblos fronterizos como la conocida de Deu-la-deu Martins, quien en Monçao, en 1369, encabezó la resistencia ante los castellanos que habían cercado durante la primera guerra fernandina (1369-1370).
Entonces, con la última harina existente hizo unas cuantas hogazas de pan, y las arrojó a los castellanos dando sensación de abundancia con el mensaje “Si queréis más, avisad”. Ante lo cual los cercadores se desanimaron y se retiraron.
Es ese el motivo por el cual aún hoy aparece, en el escudo de armas de esta villa del Minho con el lema ‘Dios lo dio, Dios lo ha dado’, una mujer sobre una torre teniendo un pan en cada mano y da nombre a un excelente vino Alvarinho de la zona.
Otra leyenda fronteriza en Miranda do Douro la del Menino Jesus da Cartolinha. En 1711, un niño vestido de hidalgo aparece y desaparece animando en las murallas a defender la villa. Tras la liberación del acoso español se homenajeó con el Niño Jesús y su imagen se venera en la Sé.
Aldeia más portuguesa de Portugal
Monsanto es popularmente conocida como «a aldeia mais portuguesa de Portugal» (la aldea más portuguesa de Portugal), debido a un premio que obtuvo en 1938 en la etapa del Estado Novo que pretendía destacar la vida rural a través de un concurso nacional.
Curiosamente, el premio no se volvió a otorgar jamás. Por este motivo, exhibe el Gallo de Plata, trofeo de autoría de Abel Pereira da Silva, cuya réplica permanece hasta hoy en la cima de la veleta de la Torre del Reloj o de San Lucas, campanario de planta cuadrangular.
Monsanto además es una de las doce aldeias históricas de Portugal como Belmonte, Almeida o Castelo Rodrigo.
Se ha creado una ruta turística desde 2023 llamada ‘Nido de dragón’ ya que en la localidad se rodó en octubre de 2021, parte de la primera temporada de ‘La casa del dragón’, precuela de la serie ‘Juego de Tronos’. Hay diferentes paneles explicativos al respecto.
Monsanto se ubica a escasos 26 kilómetros de la frontera española, en el noroeste de la provincia de Cáceres, por Moraleja, y fue elevada a la categoría de ciudad en 1927. Cuenta actualmente con unos 900 habitantes, y desde 2013 está unido su nombre a la freguesía de Idanha-a-Velha, perteneciente al municipio de Idanha-a-Nova, al que pertenece.
Entre los locales a citar, especialmente el restaurante Petiscos & Granitos, que tiene una enorme roca como tejado y el café O Baluarte, sito en la plaza del mismo nombre. Casa Mais Portuguesa, es una pequeña tienda de artesanía local y ultramarinos que regenta también alojamiento.
En cuanto a la gastronomía hay que destacar de la zona el cabrito asado al horno, las berenjenas guisadas y el arroz con liebre.