La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) pidió nuevamente vías seguras para la migración tras conocerse el naufragio, este miércoles 14, de un pesquero en aguas del Mediterráneo al sur de Grecia, en el que ya murieron al menos 79 personas y se teme por muchas otras desaparecidas, informa la IPS desde Ginebra.

La tragedia «refuerza la urgencia de una acción concreta y global por parte de los Estados para salvar vidas en el mar y reducir los peligrosos viajes ampliando vías seguras y regulares de migración», escribió esa agencia de las Naciones Unidas en su cuenta de Twitter.

Refirió que, según informes de la Guardia Costera griega, un pesquero con «un número indefinido» de migrantes a bordo, pero que podrían ser unos cuatrocientos, naufragó al suroeste de la península del Peloponeso, frente a la bahía de Pylos, y fueron rescatadas más de cien personas, pero al menos 79 perecieron.

Según los migrantes rescatados y atendidos -catorce fueron hospitalizados, víctimas de hipotermia- la embarcación partió del puerto de Tobruk, en el noreste de Libia, y se dirigía al sur de Italia.

La mayoría de sus ocupantes eran hombres jóvenes, procedentes de Egipto, Pakistán y Siria.

Según medios locales, un buque de la Guardia Costera griega ofreció asistencia al pesquero cuando surcaba aguas internacionales al sur del país, lo que fue rechazado, y en la madrugada del miércoles la embarcación se volcó y hundió.

Embarcaciones y aeronaves griegas han acudido al área del naufragio en busca de más sobrevivientes y para rescatar cuerpos.

Este mismo miércoles los guardacostas rescataron a ochenta migrantes a bordo de un velero a la deriva, también al sur del país, y el 11 de junio hicieron otro tanto con noventa ocupantes de un yate, también averiado y a la deriva en el área.

El Mediterráneo es escenario de una intensa actividad de redes que llevan migrantes desde el Medio Oriente y Norte de África a las costas del sur europeo.

Más de setenta mil migrantes y refugiados han llegado en lo que va de año a las costas de Chipre, España, Grecia, Malta y, sobre todo, Italia.

La OIM informó de que casi 3800 personas murieron el pasado año en las rutas desde Oriente Próximo y el Norte de África -la mitad de las muertes en todo el mundo en travesías migratorias- y de ellas 2761 se produjeron en el mar.

Hasta 84 por ciento de los que perecieron a lo largo de las rutas marítimas siguen sin ser identificados, lo que deja a familias desesperadas en busca de respuestas, destacó la OIM.

Los desaparecidos en las rutas marítimas del Medio Oriente y Norte de África también son numerosos, más de dos mil en cada uno de los años desde 2018.

Sumadas las muertes de migrantes en las áreas marítimas y terrestres en la misma región de Medio Oriente y África del Norte, suman más de la mitad de las 6877 consideradas por la OIM el año pasado.

La OIM y organizaciones no gubernamentales dedicadas al rescate en el Mediterráneo han pedido a los Estados europeos que aumenten las capacidades de salvamento marítimo, establezcan vías y mecanismos de desembarco claros y seguros, así como reglas regulares para las migraciones legales.

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