La organización humanitaria Save the Children, que defiende los derechos de la infancia en el mundo, asegura que este año de 2020 medio millón de niñas van a ser obligadas a casarse debido a la pandemia. Medio millón más que se suma a los doce millones que cada año se ven obligadas a un matrimonio forzoso; en torno a dos millones antes incluso de cumplir quince años, según el comunicado de la presidenta de Save the Children International, Inger Ashing, que ha recogido el canal estadounidense CNN.

El aumento de matrimonios forzosos, explica la organización de defensa de la infancia, es una consecuencia directa de la pandemia de la COVID-19: «El cierre de las escuelas ha hecho que los niños regresen a sus hogares, empobrecidos por la pérdida de empleos. La pobreza es la causa de que los padres pongan a sus hijos a trabajar y, si no lo consiguen, decidan casarles para que dejen de ser una carga»[1]

A la cabeza de las regiones más afectadas por el fenómeno se encuentra Asia del Sur, donde ya se han celebrado doscientos mil matrimonios de menores más en lo que va de año, seguida de Africa Central y el Oeste africano (en torno a noventa mil niñas concernidas y ya después, con cifras mucho menores aunque siempre preocupantes, América Latina y el Caribe, Asia del Este y el Pacífico, Europa y Asia Central, y finalmente Oriente Medio y el norte de Africa, que cierran el listado con unas catorce mil víctimas. Para Inger Ashing, «estos casos son los conocidos por la organización, por lo que sin duda se trata de la punta del iceberg». 

Aparte del aumento de matrimonios forzosos, que en algunos casos afectan no solo a niñas, también a niños (una información del diario francés Le Monde de junio de 2019 afirmaba, con cifras facilitadas por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, que en el mundo hay 115 millones de jóvenes y hombres adultos que fueron obligados a casarse cuando eran menores), la actual crisis generada por la pandemia es la causa de que 150 millones más de niños vivan en «una pobreza multidimensional sin acceso a la educación, a la sanidad, a una vivienda, al agua potable, o a nutrirse correctamente», según estimaciones del Fondo de Naciones Unidas para la Población (Unfpa), que ha sacado consecuencias de los primeros seis meses desde la aparición de la COVID-19, e igualmente alerta sobre el aumento de casos de mutilaciones genitales de niñas, aprovechando que la población mundial está demasiado preocupada por la pandemia como para ocuparse de otros asuntos.

«En los países de rentas bajas, las diversas e importantes perturbaciones causadas por el confinamiento han podido impedir a 47 millones de mujeres acceder a los contraceptivos, lo que puede provocar más de siete millones de embarazos no deseados, y hasta 31 millones de casos más de violencia de género. La pandemia también va a producir retrasos en los programas destinados a impedir las mutilaciones genitales femeninas, lo que puede llevar a que haya dos millones más de víctimas. Las cifras que avanzamos, conseguidas en colaboración con la ONG suiza Avenir Health, la universidad estadounidense Johns Hopkins y la universidad australiana de Victoria, son aproximativas. Todavía ignoramos muchas cosas de la pandemia y las respuestas que ha habido a nivel mundial. Pero estas  previsiones dan una imagen muy preocupante acerca del futuro que espera a muchas niñas y mujeres si no se hacen esfuerzos para defender sus derechos». 

  1. En octubre de 2018, la CNN informaba de la subasta de una menor en Sudán del Sur, a través de Facebook, con fines matrimoniales. La red social no desactivó a tiempo la oferta y el padre de la chica recibió a cambio 500 vacas, tres automóviles y 10.000 dólares.
Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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