La enuresis tiene como consecuencia un bajo rendimiento escolar, mala adaptación social y muchos niños no salen de casa, no acuden a colonias o campamentos de verano, cursos de idiomas en el extranjero o no duermen fuera de su casa.

Para Juan Carlos Ruiz de la Roja, jefe de Urología del Hospital Santa Cristina de Madrid y director del Instituto Urológico Madrileño, las consecuencias de mojar la cama por la noche, la enuresis nocturna, «son terribles, porque son niños que habitualmente se orinan todas las noches. Esto hace que baje su rendimiento escolar, se adapten socialmente mal, no puedan socializar con amigos… y su condicionamiento llega hasta tal punto que muchos no salen de casa, no acuden a colonias o campamentos de verano, cursos de idiomas en el extranjero o no duermen fuera de su casa, con amigos o familiares, para que no se conozca su problema».

Según datos de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (Sepeap), la enuresis afecta al 16 por ciento de los niños de cinco años, al 10 por ciento de los de seis, y al 7,5 por ciento de los de diez.

Cuando se realiza seguimiento a largo plazo de sujetos enuréticos, se objetiva una resolución espontánea con una frecuencia aproximada del 15 por ciento anual, a pesar de lo cual, a partir de los 15 años de edad todavía persistirá el problema en un 1-3 por ciento de la población. Por tanto, hacerse pis en la cama por la noche es más frecuente de lo que se pueda imaginar.

Para la Sepeap «es un trastorno, posiblemente, infradiagnosticado y, por lo tanto, infratratado». Esta falta de detección del problema provoca que, cada año, miles de niños y sus familias se enfrenten en esta época a la difícil decisión de acudir o no a un campamento de verano, colonia, curso en el extranjero o actividad similar propia de la edad y la estación. Los niños enuréticos padecen las consecuencias durante todo el año, pero es en el verano cuando niños y padres lo sufren de manera especial.

Según una encuesta nacional realizada por el Instituto de Investigación Core Research, el 17,2 por ciento de los niños con enuresis «no quería dormir fuera de casa, quedarse a dormir en casa de un amigo, ir a excursiones, etc.»  por la vergüenza de hacer público el problema.

Si el niño sigue mojando la cama a edades no socialmente aceptadas, debe acudir al pediatra o urólogo infantil para poner solución al problema, pues «aunque la prevalencia disminuye con la edad, la frecuencia y la severidad de los episodios enuréticos aumentan», por lo que el diagnóstico y tratamiento del trastorno, ya sea conductual o farmacológico, debe ser temprano.

Restar importancia al problema, por vergüenza o desinformación, impide el abordaje por parte del experto y conlleva importantes consecuencias en la vida del niño y la familia. La enuresis, además, puede ser síntoma de patologías más graves: diabetes, infecciones o malformaciones del aparato urinario, infecciones de orina o problemas asociados, como el estreñimiento.

«A ello hay que añadir la dificultad en la detección de estos niños porque sus padres, probablemente enuréticos en su infancia, no conocen la existencia de tratamiento médico ni lo asocian a un problema pediátrico».

Según los expertos, la enuresis tiene solución de forma sencilla y segura. Si pasados los cinco años, un niño moja la cama de manera regular, debe consultarse con el pediatra.

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en una publicación para profesionales, me dediqué al mundo de la solidaridad a través de un partido político, ocupándome de la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después me instalé en México. Publiqué en un par de periódicos y en una revista literaria, donde edité poesía. A través de Periodistas en Español comencé a relatar lo que sucedía allí. Tras siete años de estancia en el país azteca, en 2018 regresé a España.

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