Agentes de la Policía Nacional han desmantelado el primer laboratorio de producción de cocaína localizado en España con una estructura igual que la utilizada en los instalados en Sudamérica, con capacidad para producir 120 kilos de droga semanales.

En esta operación se ha detenido a doce personas, entre ellas el líder de la organización y su lugarteniente, y se han efectuado diez registros en Málaga, Madrid y Córdoba.

Debido a la peligrosidad de la operación, la entrada en el laboratorio –que se encontraba en una localidad próxima a Madrid- la ejecutó el Grupo Especial de Operaciones (GEO) cuando en su interior, se encontraban cinco «cocineros» en pleno proceso de extracción de la droga.

El método utilizado para obtener el estupefaciente refleja los grandes conocimientos de los «cocineros» ya que, normalmente las organizaciones utilizan gran cantidad de productos químicos -muchos de ellos fiscalizados por los convenios internacionales- y, sin embargo, los detenidos utilizaban únicamente para este proceso gasolina, amoníaco y agua.

En mayo 2022 se inició una investigación sobre una organización criminal que contaba con una gran capacidad operativa para desarrollar su actividad. El líder y su lugarteniente, que residían en la provincia de Málaga y llevaban un alto tren de vida, controlaban, a través de terceros, empresas de importación de sacos de cemento en cuyos cargamentos ocultaban sustancia estupefaciente que nutría al laboratorio clandestino desmantelado en Madrid.

A partir de ese momento empezó a gestarse la «operación Silcon». Los agentes lograron identificar al líder de la organización, un ciudadano español, así como al resto de miembros. Además, comprobaron que estas personas se estaban abasteciendo de una gran cantidad de productos químicos, así como de todos los materiales necesarios para poder establecer el laboratorio. Para este cometido, el grupo disponía de un trastero en Córdoba donde almacenaba disolventes para, pasados unos meses y como medida de seguridad, trasladarlos hasta un contenedor marítimo ubicado en un parking de vehículos de la Costa del Sol.

A medida que avanzaba la investigación, se pudo identificar a otro ciudadano dominicano, persona de confianza del líder, que se encargaba directamente de la supervisión del proceso de elaboración de la droga en el laboratorio y de organizar su distribución.

Este hombre reclutó personalmente a tres ciudadanos colombianos que vinieron a España expresamente para la extracción de la sustancia estupefaciente. Estas personas, conocidas como «cocineros», son contratadas normalmente para una operación concreta y cobran según el número de kilos extraídos, para regresar posteriormente a su país.

Los investigadores comprobaron que la organización había alquilado un chalet de grandes dimensiones en la localidad de Coín (Málaga), que sería en un primer momento donde se ubicase el laboratorio, aunque por seguridad, decidieron finalmente su instalación en la provincia de Madrid.

Para el traslado de la sustancia estupefaciente, los miembros del grupo la introducían en sacos con cemento y adoptaban grandes medidas de seguridad, como el empleo de vehículos lanzadera. El destino de los sacos fue, en principio un lavadero de coches gestionado por miembros de la organización, y posteriormente una finca rural de grandes dimensiones, ubicados ambos puntos en localidades próximas a la capital madrileña.

A partir de ese momento, la finca permaneció vigilada por los agentes que observaron cómo se trasladaban hasta el lugar los «cocineros» encargados de las tareas de extracción y producción de la sustancia estupefaciente.

La misma estructura que los laboratorios instalados en Sudamérica

El día seis de septiembre se llevó a cabo el desarrollo de la operación en la que se detuvo a nueve personas. Además se practicaron diez registros domiciliarios, logrando desarticular plenamente la organización, cuando días después se detuvo a otros tres integrantes.

Como detalle novedoso de esta operación, que nunca había sido visto por los especialistas en desmantelamiento de laboratorios hasta este momento en España, es el modo de recuperación de la cocaína, ya que se asemeja a los instalados en la selva sudamericana.

Normalmente, estos laboratorios se instalan en el interior de casas, naves o chalés para evitar así ser controlados o llamar la atención de los vecinos y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Este laboratorio, sin embargo, se ubicaba en el exterior de una finca de grandes dimensiones y bajo la maleza, únicamente protegido por unas sombrillas y lonas que intentaban ocultar su actividad ante la actuación de algún medio aéreo.

Por otro lado, el método utilizado para la extracción de la pasta base de la cocaína reflejaba los grandes conocimientos de los «cocineros» en esta materia ya que, normalmente las organizaciones recurren al uso de gran cantidad de productos químicos, muchos de ellos fiscalizados por los convenios internacionales; sin embargo, los detenidos utilizaban únicamente para este proceso gasolina, amoníaco y agua. Cabe destacar, además, las fuertes medidas de seguridad adoptadas por los responsables del laboratorio, ya que, vigilaban la finca mediante el uso de un dron.

85 kilos de pasta base de cocaína

Tras la actuación policial, los agentes intervinieron en el laboratorio 85 kilos de pasta base en diferentes procesos de conversión a clorhidrato de cocaína, así como todo el utillaje necesario para su manipulación y transformación.

En la provincia de Málaga se detuvo al jefe del grupo y su lugarteniente, desmantelando así la cúpula de la organización. Además se llevaron a cabo seis registros domiciliarios en Málaga, tres en Madrid y uno más en Córdoba y se incautó un vehículo en el que se encontraba una pistola con seis cartuchos lista para usar, así como dinero en efectivo y documentación. En un contenedor de un parking se intervinieron también gran cantidad de productos químicos, tanto líquidos como sólidos, que esperaban a ser utilizados para la extracción en futuras operaciones llevadas a cabo por esta organización.

En total se han intervenido 85 kilos de pasta base de cocaína, 250 kilogramos de cemento impregnado en cocaína, 950 litros de precursores químicos, 125 kilos de precursores sólidos, seis vehículos y 36.000 euros.

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