El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha advertido de un preocupante aumento de los discursos de odio hacia la comunidad musulmana en España coincidiendo con el mes del Ramadán.

Según el último boletín del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe), esta tendencia se manifestó con especial virulencia en redes sociales y en el ámbito deportivo.

Un Ramadán marcado por el odio

Durante el mes de marzo 2025, coincidiendo con la celebración del Ramadán, Oberaxe detectó un incremento del cinco por ciento en los discursos de odio relacionados con el ámbito religioso.

El informe alerta de cómo la observancia del mes sagrado para el islam ha sido instrumentalizada para cuestionar las prácticas religiosas de la comunidad musulmana y su pertenencia a la sociedad española.

La narrativa discriminatoria se ha expresado de manera explícita, incitando incluso a la expulsión de personas musulmanas bajo el argumento de que su fe representa una amenaza para la ciudadanía.

Esta tendencia ha quedado reflejada en múltiples contenidos de redes sociales y medios digitales, según detalla el informe.

Objetivo: deportistas visibles y jóvenes migrantes

La visibilidad mediática de futbolistas de origen magrebí o con creencias musulmanas los ha convertido en blancos de ataques racistas especialmente virulentos durante el Ramadán.

El caso del jugador del FC Barcelona Lamine Yamal, el 19 de marzo, ejemplifica este fenómeno: recibió insultos y comentarios xenófobos por su práctica del ayuno religioso. Algunos de estos mensajes sugerían, de manera explícita, que debía ser expulsado de la selección nacional e incluso del país.

Situación similar vivió Brahim Díaz, jugador del Real Madrid, durante el derbi contra el Atlético de Madrid el 4 de marzo. En su caso, los comentarios racistas hicieron alusión tanto a su origen marroquí como a su participación en el Ramadán.

Los ataques, además de personales, se extendieron a toda la comunidad musulmana, mostrando cómo el deporte también se convierte en un escenario propicio para la difusión de mensajes de odio.

Narrativas del odio: de la inseguridad a la exclusión

Uno de los marcos más utilizados para difundir estos discursos ha sido el de la seguridad ciudadana. El 49 por ciento de los contenidos de odio registrados en marzo vinculan la religión musulmana con actos de violencia o robos, proyectando sobre las personas originarias del norte de África una imagen estigmatizada de peligrosidad. Esta tendencia, según el boletín de Oberaxe, alimenta una percepción social deformada y peligrosa.

Un ejemplo paradigmático fue el caso del desalojo de un imán y su familia en la localidad de Salt (Girona), el pasado 13 de marzo. Este hecho fue rápidamente utilizado para construir un relato que vinculaba a la comunidad musulmana con la inseguridad, reforzando estereotipos sobre una supuesta radicalización y falta de integración.

Además, el 26 por ciento de los discursos de odio registrados se relacionaron con políticas públicas de ámbito económico, como ayudas sociales o programas de acogida.

Especial mención merece el 6,67 por ciento de contenidos hostiles vinculados al reparto de menores no acompañados entre comunidades autónomas, una medida legal que ha sido utilizada para alentar la desconfianza hacia la población inmigrante.

Plataformas digitales: entre la pasividad y la acción

Uno de los datos más preocupantes del informe es la baja eficacia de las plataformas digitales a la hora de retirar contenidos de odio. X (antigua Twitter) y YouTube no eliminaron ninguno de los mensajes reportados por Oberaxe en marzo, mientras que Facebook apenas actuó en el ocho por ciento de los casos.

En contraste, TikTok presentó una tasa de retirada del 92 por ciento, e Instagram del 29 por ciento.

Estos datos elevaron la media general de retirada de contenidos al 23 por ciento, catorce puntos por encima del mes anterior, pero insuficientes ante la magnitud del problema.

En total, el monitor FARO detectó 3.717 mensajes de odio, de los cuales solo se notificaron 259 a las plataformas, que eliminaron apenas el 36,68 por ciento de ellos.

El papel de las instituciones y de la sociedad civil

El repunte de los discursos de odio durante el Ramadán pone de manifiesto la necesidad de reforzar las políticas públicas de prevención del racismo y la xenofobia, especialmente en momentos significativos para las comunidades religiosas minoritarias.

Desde el Ministerio de Inclusión se hace un llamamiento a la colaboración de todas las instituciones y plataformas digitales para «reforzar el control sobre los discursos que alimentan la discriminación».

Asimismo, organizaciones sociales, sindicatos, asociaciones de padres y oenegés defensoras de los derechos humanos deben redoblar su labor de sensibilización y denuncia, porque es imprescindible avanzar hacia una sociedad que no tolere ningún tipo de discriminación por motivos religiosos, raciales o culturales.

Propuesta original: “Observatorio Escolar contra el Odio Religioso”

Como medida innovadora, podría impulsarse desde la sociedad civil y los organismos públicos un «Observatorio Escolar contra el Odio Religioso», con participación de AMPAs, docentes, alumnado y entidades sociales.

Su objetivo sería monitorear discursos de odio en entornos escolares y redes, promover la diversidad religiosa y formar a la comunidad educativa en prevención de la islamofobia.

Este observatorio podría ser clave para frenar la normalización del odio desde la base: la escuela.

Esta propuesta viene de que el repunte de odio hacia la comunidad musulmana en el Ramadán no es una anécdota aislada: es un síntoma del clima social que se vive en España, y ante ello, la única respuesta posible desde una democracia madura es firmeza institucional, pedagogía social y unidad frente a los discursos que dividen.

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