Representantes vecinales de Madrid se han dado cita este martes 25 de enero 2022 a las puertas del Ayuntamiento para mostrar su rechazo a la aprobación de la nueva ordenanza de terrazas porque nace sin consenso y anticipa nuevas protestas vecinales al plegarse a los intereses de un sector muy minoritario, el de la hostelería, y no al interés general.

La Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) considera que en la nueva ordenanza prima el «sospechoso idilio entre el sector de la hostelería y el Gobierno que dirige José Luis Martínez-Almeida, remachado en esta ocasión por los concejales del Grupo Mixto»

Esta previsto que el pleno del Ayuntamiento de Madrid aprobará este martes la modificación de la Ordenanza de Terrazas y Quioscos de Hostelería y Restauración de la ciudad Madrid, «un parche legislativo que no solo no resuelve los problemas generados por la norma actual sino que, mucho nos tememos, avivará los conflictos vecinales que se han reproducido en los últimos meses en diversas zonas de la capital».

Con este pronunciamiento la FRAVM, tras analizar el contenido de la nueva norma, hace suyo el parecer de las agrupaciones de los barrios con mayor concentración de terrazas y «lamenta esta nueva oportunidad perdida para regular esta actividad empresarial teniendo en cuenta los derechos de las personas residentes».

Argumenta que la norma en vez de responder al interés general «que debería ser el fin de todo buen legislador», ha sido gestada «en beneficio de una minoría, muy ruidosa, eso sí, que paga pocos impuestos, mantiene a sus trabajadores con sueldos de hasta un cuarenta por ciento por debajo de la media del conjunto de los convenios colectivos, hace un uso abusivo del espacio público, devalúa las viviendas, altera la convivencia en los barrios y en muchos casos empeora la vida de sus vecinos». 

Y sostiene que si el texto no es aún peor para el vecindario o para otros sectores económicos como el comercio «se debe a la movilización ciudadana de los últimos meses y a la presión ejercida por las asociaciones vecinales y de comerciantes, que han conseguido que se incluyan algunos cambios, aún de manera descafeinada, como la prohibición de las terrazas de los food truck, la supresión de las estufas de gas (aunque el plazo es demasiado amplio), la creación de la figura de zona saturada (muy recortada a última hora) y un régimen sancionador más duro», aunque sobre las sanciones preguntan de qué sirve incrementarlas sanciones con unos servicios municipales de vigilancia y control sin personal suficiente, que son incapaces incluso de hacer cumplir la actual ordenanza.

La FRAVM destaca también sobre este problema que no es cierto que la nueva ordenanza nazca del consenso, porque el equipo de Gobierno se ha limitado a escuchar propuestas, pero «no ha habido negociación en ningún momento» a pesar de que «con el fin de mejorar el texto de la ordenanza se envió un exhaustivo y documentado escrito de sugerencias y alegaciones, la mayoría de las cuales han caído en saco roto».

La FRAVM reitera que no están en contra de las terrazas, pero sí de su «concentración en zonas residenciales y de su descontrol, algo que, como bien saben los vecinos y vecinas de Chamberí, Centro, Retiro, Arganzuela, Salamanca, pero también de barrios de otros distritos periféricos, genera graves problemas de movilidad y convivencia».

Y recuerdan que los residentes de zonas como Ponzano, Argüelles, Trafalgar, Malasaña, Chueca, Embajadores, La Latina, Ibiza o Goya «llevan meses de protestas porque están hartos de no poder dormir y descansar por causa del terraceo, hartos de soportar más basura y suciedad en sus calles, de los altercados y la falta de seguridad generados por el consumo de alcohol, hartos de no tener espacio para pasear cómodamente por sus aceras y plazas y de no poder acceder con facilidad a comercios y otros establecimientos que hoy se encuentran rodeados de terrazas, veladores, sombrillas, toldos, estufas y todo tipo de cachivaches que ocupan un espacio que es público, muchas veces haciendo gala de una estética nefasta».

Y concluyen que la modificación de la ordenanza no va a servir para resolver estos problemas e incrementará la desconfianza de los vecindarios afectados por la concentración de terrazas con su Ayuntamiento, porque «el alcalde y la vicealcaldesa les prometieron que las terrazas covid desaparecerían el 31 de diciembre de 2021, y ahora se prolongarán dos años, incluso en Zonas Ambientalmente Protegidas».

Madrid necesita «una nueva ordenanza de terrazas que nazca del consenso entre hosteleros, vecinos y la Administración» que sea capaz de regular las nuevas formas de consumo respetando el derecho al descanso y al disfrute de la ciudad de las personas residentes, y la que se va a aprobar es solo «una pobre modificación de la ordenanza actual, un parche que no solo va a servir para resolver los problemas existentes sino que puede avivar el actual conflicto vecinal». 

2 COMENTARIOS

  1. Si una terraza cierra a la 1:00 pongamos que un lunes del mes de marzo y un vecino que vive encima de la misma se levanta para ir a trabajar pongamos que a las 6:00 esto da como resultado 5 horas para dormir a las que hay que descontar el espolio de la recogida. Por lo visto, los vecinos no madrugamos entre marzo y octubre, las empresas admiten que entremos a trabajar a las 10:00 de la mañana. Basta con presentar un justificante de tener una terraza debajo de casa

  2. Pues el que promete, luego no compete. Grave error político. Y menos desde el más absoluto desprecio a vecinos y sus alegaciones, sin respuesta en la papelera. El día que me llegue la respuesta, sé lo que haré. Un poco de cabeza ciudadanos, cuidado donde se mete el voto.

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