En los primeros años de escolaridad los niños obtienen mejores resultados que las niñas en matemáticas, pero esa diferencia de género desaparece más adelante, reportó un estudio divulgado este 28 de abril 2022 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), informa IPS.
Las niñas «obtienen mejores resultados que los niños en lectura y ciencias, y se están poniendo al día en matemáticas. Pero siguen con menos probabilidades de obtener los mejores resultados en matemáticas por los prejuicios y estereotipos», señala Manos Antoninis, director del Informe de Seguimiento de la Educación de la Unesco.
Titulado «Profundizar el debate sobre quienes todavía se quedan atrás», el informe anual de la Unesco sobre género analizó los datos de 120 países en la educación primaria y secundaria.
La investigación confirma que la brecha de género en el aprendizaje se cierra incluso en los países más pobres. Y en algunos, la brecha se ha invertido. Por ejemplo, en el octavo curso, es favorable a las niñas en matemáticas en siete puntos porcentuales en Malasia, en tres en Camboya, en 1,7 puntos en Congo y en 1,4 puntos en Filipinas.
Sin embargo, es probable que los prejuicios y estereotipos sigan afectando los resultados. Aunque las chicas se pongan al día en matemáticas en el segundo ciclo de la enseñanza primaria y secundaria, los chicos tienen muchas más probabilidades de estar sobrerrepresentados entre los que obtienen mejores resultados en matemáticas.
En los países de ingresos medios y altos, las chicas de secundaria obtienen puntuaciones significativamente más altas en ciencias.
A pesar de esta ventaja, siguen menos propensas a optar por carreras científicas, lo que indica que prejuicios de género aún obstaculizan que las chicas estudien las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, en inglés).
Las chicas lo hacen aún mejor en lectura. Hay más niñas que alcanzan el nivel mínimo de lectura que los niños. La mayor diferencia en la enseñanza primaria se da en Arabia Saudí, donde 77 por ciento de las niñas, pero sólo 51 por ciento de los niños de cuarto curso, alcanzan la competencia mínima en lectura.
En Tailandia, las niñas superan a los niños en lectura en dieciocho puntos porcentuales, en la República Dominicana en once puntos y en Marruecos en diez.
Incluso en los países en los que niñas y niños tienen el mismo nivel de lectura en los primeros cursos, como en Lituania y Noruega, la diferencia a favor de las niñas aumenta hasta aproximadamente quince puntos porcentuales a los quince años.
Las niñas «están demostrando lo bien que pueden ir en la escuela cuando tienen acceso a la educación. Pero muchas, y sobre todo las más desfavorecidas, no tienen la oportunidad de aprender. No deberíamos tener miedo de este potencial», dijo la joven activista pakistaní Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz en 2014.
Otro dato del estudio es que las mujeres se sienten cada vez más atraídas por la educación terciaria. En ella, los hombres son los más rezagados en todas las regiones, salvo África subsahariana, donde se matriculan 76 mujeres por cada 100 hombres.
Todavía se pueden encontrar brechas de género extremas en la matriculación para educación terciaria. Solo 47 mujeres en Benin, 55 en Burkina Faso y 60 en Etiopía están inscritas por cada cien hombres, mientras que solo 40 hombres en Tonga y 14 en Qatar están matriculados por cada cien mujeres.
La docencia es cada vez más una profesión femenina. Entre 2000 y 2020 la proporción de mujeres en el cuerpo docente aumentó de 92 a 94 por ciento en la educación infantil y de 59 a 67 por ciento en la educación primaria. África subsahariana es la única región donde menos de la mitad de los maestros de primaria son mujeres.
La mayoría de los datos de este informe se colectaron justo antes de que se produjera la pandemia de la COVID-19, que afectó los resultados de la enseñanza en los países que cerraron las escuelas durante largos períodos y no pudieron ofrecer oportunidades aprendizaje a distancia, apuntaron los responsables de la Unesco.
Hasta dentro de un año no se publicarán evaluaciones de aprendizaje comparables que reflejen la situación posterior a la pandemia, e incluso entonces, principalmente en el caso de los países relativamente más ricos que ofrecieron continuidad en el aprendizaje.
«Pasará algún tiempo antes de que podamos tener una imagen verdaderamente global sobre el impacto a largo plazo de la pandemia, incluyendo su impacto en materia de género», concluye el informe.