La última novela de Vargas Llosa es un canto a la música peruana

Con este libro y un ensayo sobre Sartre el Nobel anuncia su despedida

Adiós con música

Vargas Llosa nos ha sorprendido con el anuncio de su adiós a la literatura tanto como con el tema de su última (y definitiva) novela, la música popular del Perú. En «Le dedico mi silencio» (Alfaguara) propone, superpuestos en una alternancia que ya practicó en obras anteriores, un ensayo sobre las músicas de América Latina y una historia novelesca.

La historia, como siempre, es fascinante: un crítico y estudioso de la música peruana descubre a un guitarrista excepcional que extrae de su instrumento sonidos sublimes que nunca antes nadie había conseguido.

Ante el desconocimiento general de la existencia de este prodigio, el crítico, Toño Azpilcueta, decide investigar su vida y su obra y escribir un libro para que el mundo tenga conocimiento de la existencia de este fenómeno al que nadie hasta entonces había prestado atención. La labor se complica con la noticia de la muerte del músico, que obliga al escritor a indagar en sus orígenes y en los ambientes en los que aquel guitarrista, de nombre Lalo Molfino, había crecido, así como de las circunstancias que lo llevaron a convertirse en el genio que Toño Azpilcueta descubrió una noche en la que asistió a su primer y único concierto.

Pero al hilo de ese libro que Toño Azpilcueta dedica a Lalo Molfino, el escritor cree haber hecho un descubrimiento revolucionario, que se convierte en la tesis de fondo de su obra: la música peruana, los valses, las polcas, las marineras, los huaínos… son algo más que entretenimiento para unas gentes que se divierten oyéndolos y bailándolos. En realidad, esta música, nacida en los callejones de Lima, practicada en jaranas y huachaferías por guitarristas, cajoneadores, cantantes y bailarines, es la salvación del Perú, el elemento que puede unir a todas sus gentes en un objetivo común y el arranque de una revolución que sacará al país de su pobreza.

La música criolla será el factor de integración social y no sólo de Perú sino de toda América Latina. Del mismo modo que el idioma español traído por los conquistadores hizo que todos los pueblos de América se entendieran y superaran las diferencias debidas a los muchos idiomas y jergas que se hablaban en el continente, así la música será el factor que unirá a todos los pueblos de América. El éxito del libro y de la tesis proporciona a Azpilcueta interés internacional y obliga a los responsables del Colegio San Marcos a restituirlo en la cátedra de folclore nacional que había sido clausurada. Pero el éxito literario es fugaz y la realidad vuelve a imponerse.

La localización temporal de «Le dedico mi silencio» entre los años ochenta y noventa del siglo veinte da oportunidad a Vargas Llosa para introducir elementos de la historia de aquellos años en Perú (los atentados de Sendero Luminoso, la detención de su líder Abimael Guzmán) con otros que pueden interpretarse propios de su biografía, como sus ideas sobre Dios y la religión, sobre el amor (encarnado aquí en la pareja Toni Lagarde y Lala Solórzano), el idioma y la cultura o su pasión por las cantantes Chabuca Granda y Cecilia Barraza, convertida esta última en un personaje decisivo de la historia que se cuenta en «Le dedico mi silencio».

Hasta el punto de parecer a veces que Toño Azpilcueta sea trasunto del propio Vargas Llosa, que recrea su personaje en un procedimiento narrativo de mise en abyme: un escritor apasionado por la música criolla que escribe un libro sobre un escritor apasionado por la música criolla que también escribe un libro sobre el tema.

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

DEJA UNA RESPUESTA

Escribe un comentario
Escribe aquí tu nombre