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La otra mirada del poeta

Se publican los artículos de Baudelaire sobre Arte, Literatura y Música

En octubre de 2016 el Museo de la Vida Romántica, en el barrio parisino de Pigalle, organizó una curiosa exposición. No estaba dedicada a un artista ni a un movimiento ni a una vanguardia, ni siquiera a una efeméride.

Los cuadros de aquella exposición eran algunos de los muchos a los que el poeta Charles Baudelaire había dedicado sus artículos a lo largo de los años en los que ejerció como crítico de arte antes y después de publicar en 1857 «Las flores del mal», la obra que lo encumbró como poeta y por la que también fue condenado por escándalo y por ofensas a la moral convencional y las buenas costumbres.

La época en que Baudelaire ejerció la crítica fue la de transición desde el romanticismo, al que Víctor Hugo en la literatura y Delacroix en la pintura habían elevado a cimas difícilmente alcanzables por otros estilos, hasta la aparición de un realismo a cuya pintura Baudelaire dedicó amplias reseñas.

La editorial Acantilado publica ahora en España con el título de «Escritos sobre arte, literatura y música» una amplia recopilación de los artículos que Baudelaire publicó entre 1845 y 1866.

Baudelaire recorrió las grandes exposiciones que se celebraban en los famosos Salones que en el siglo diecinueve ocupaban la atención de artistas y aficionados y que dieron lugar a algunos episodios históricos y también polémicos.

Comenzó a escribir sobre arte a raíz de la inauguración del Salón de 1845, que reunía pinturas, esculturas, dibujos y grabados ordenados en géneros (historia, retratos, paisajes…) tomando como modelo los escritos que sobre los Salones publicara Diderot.

Dedica sus mejores páginas a los grandes artistas del momento como Delacroix («el pintor más original de los tiempos antiguos y de los tiempos modernos»), de quien comenta varios cuadros con una minuciosidad en la que manifiesta su intencionalidad pedagógica, pero presta también mucha atención a los nuevos valores de la pintura francesa poco conocidos entonces (y también ahora fuera de aquel país): Horace Vernet, Decamps, Granet, Boulanger, Debon.

Baudelaire no se priva de hacer crítica negativa de aquellos cuadros que no le gustan: «Cuadro serio lleno de torpezas prácticas», dice de «Jesús en casa de Marta y María» de Laviron.

Ni de comentarios un tanto hiperbólicos de aquellos a quienes admira: «Cada mil años aparece una idea luminosa», escribe refiriéndose a una exposición que reunió diez cuadros de David y once de Ingres, dos de sus artistas predilectos.

En su artículo sobre el Salón de 1846 reflexiona sobre aspectos paralelos como «Qué es el romanticismo» o «¿De qué sirve la crítica?» («para tener su razón de ser, la crítica ha de ser parcial, apasionada, política, hecha desde un punto de vista que abra el más amplio de los horizontes»).

Aquí manifiesta abiertamente su admiración por Delacroix, a quien dedicó algunas de las mejores páginas recogidas en este volumen, incluido el miniensayo «Vida y obra de Eugene Delacroix».

En este Salón de 1846 también se detiene en autores menores para hacerse eco de los cuadros voluptuosos de Tassaert, los retratos de Flandrin, Amaury-Duval y Lehmann y la crítica a Horace Vernet, a quien califica como la antítesis absoluta del artista: «un militar que se ha puesto a pintar».

También incluye reflexiones sobre aspectos de la vida relacionados con el arte. Así sobre la risa, lo cómico y lo grotesco en las artes plásticas a raíz de las caricaturas de la exposición. En el apartado dedicado a los caricaturistas extranjeros elogia los «Caprichos» de Goya, de quien destaca su originalidad para introducir lo fantástico en lo cómico.

En el capítulo dedicado a la Exposición Universal de 1855 hace un elogio del cosmopolitismo y una crítica al conservadurismo de los cánones: «Si los hombres encargados de expresar lo bello se ajustaran a las reglas de los profesores-jurados, lo bello desaparecería de la faz de la tierra».

Aprovecha también para criticar la idea del progreso basada en el vapor, la electricidad y el alumbrado de gas, en vez de promover valores de orden espiritual.

Los artículos sobre el Salón de 1859 los escribe en forma de cartas dirigidas al director de la «Revue Française», Jean Morel, a quien hace partícipe de sus reflexiones sobre el artista y la modernidad, a la que define como un movimiento para «obtener lo eterno de lo transitorio».

Es en los trabajos sobre este Salón donde Baudelaire incluye su diatriba sobre la fotografía: «Si se permite que la fotografía supla al arte en algunas de sus funciones, no tardará en suplantarlo o corromperlo del todo gracias a la alianza natural que encontrará en la estupidez de la multitud».

Crítica literaria y musical

Aunque dedicó menos espacio a la música y a la literatura, no son menos brillantes sus críticas a algunas publicaciones de la época como «Prometeo liberado» de Senneville, los cuentos de Jules Champfleury o «La double vie» de Charles Asselineau. Pero las mejores y más extensas las dedica a Flaubert (su análisis de «Madame Bovary» es exquisito), a «Los miserables» de Víctor Hugo, a Shakespeare con motivo del trescientos aniversario de su nacimiento y a un extenso estudio de la vida y la obra de Edgar Allan Poe.

Tampoco faltan los miniensayos sobre temas y aspectos de la actualidad de aquellos años, como la reacción al romanticismo del teatro y la literatura moralista de la monarquía de Luis Felipe en su artículo «Los dramas y las novelas decentes».

Incluye «Consejos a los jóvenes literatos», «Reflexiones sobre algunos de mis contemporáneos» y artículos dedicados al teatro y a actores como Philibert Rouvière.

De sus escritos sobre música destaca su reseña a los tres conciertos que dio Wagner en el Théâtre Italien de París en enero y febrero de 1860 para presentar «Tannhäuser». Es en este texto en el que Baudelaire afirma que todo poeta lleva en sí un crítico, y en el que reivindica al poeta como «el mejor de todos los críticos».

Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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