La palabra Navidad en latín significa «nacimiento», y el nacimiento, tiene una especial connotación en las diferentes culturas a través de la historia. El nacimiento puede considerarse desde el punto de vista médico-biológico con el parto y el alumbramiento, sociológico como el despertar de las naciones por su independencia, antropológico por el entrecruzamiento étnico, y mitológico en cuanto al nacer de la naturaleza y el nacimiento de los dioses.

Greco La adoración
Greco La adoración

El verbo «nacer», indica dar a luz, entrar a un nuevo espacio desconocido y temporal, por lo tanto, el hombre, en la medida que nace, es tiempo.

Con el advenimiento del Cristianismo el concepto de «nacimiento» toma una importancia preponderante por el mensaje de amor y paz que conlleva. Un niño nace, hay una dimensión humana, su nacimiento es la afirmación de la vida, de la continuidad de la especie y del sentido de amor y bondad que revela lo humano. El Cristianismo es una religión que se centra en los dos momentos más importante de la humanidad: el nacer y el morir. El arte recoge este profundo mensaje y lo manifiesta a través de pinturas, esculturas y frescos; el tema del nacimiento cristiano, se expresa visualmente como un hecho histórico bíblico, otras, como un evento simbólico y espiritual.

El arte mira hacia el concepto cristiano del «nacimiento» y trata de representarlo, de evocarlo, según la sensibilidad de cada época. En las primeras expresiones, en el medioevo, el tema aparece con carácter narrativo, incluso pedagógico. Poco a poco, va constituyéndose en tema central de las artes visuales.

En el siglo catorce, el tema se afirma y encontramos La Natividad de Giotto di Bondone (1267-1337), pintada en 1305, en los muros de la Capilla Scrovegni de Padua. La escena es simple en su factura, sin embargo, ya hay un soplo espiritual, la obra transporta por la sensibilidad de los detalles y la presencia de los ángeles que acompañan a la madre y al niño. Giotto abre, así, el camino del tema de la Natividad a otros artistas con una aureola no solo narrativa sino de espiritualidad.

Gauguin El hijo de Dios
Gauguin: El hijo de Dios

Durante el Renacimiento los temas sacros tendrán relevancia en las artes plásticas. Es un movimiento que hace renacer la antigüedad clásica, y hay una gran transformación social y un desplazamiento de la cosmovisión teocrática a la visión centrada en el hombre. Algunos artistas desplegarán sus técnicas y conocimientos; otros, reflejarán la época que viven.

La Natividad Mística de Sandro Botticelli, es un claro ejemplo, pintada en Florencia, en 1501. En esta obra, Boticelli expresa las turbulencias de Italia, la crisis de corrupción y la afirmación de lo ético, es una adoración del nacimiento sintiendo el presagio de la crucifixión futura.

El tema del nacimiento continua interesando en la etapa de transición al Barroco, especialmente en los pintores de la luz o «tenebristas» como Caravaggio (1571-1610), quien sin ser un dechado de bondades, no dejó por eso de realizar una Natividad. Pintó, en 1609, La Adoración de los pastores, en el Oratorio de San Lorenzo, en Palermo, Italia, cuadro donde refleja la pobreza, con una virgen llena de ternura, en una posición inusual, presionando al lector con una paleta en rojos vibrantes y altivos. La obra fue robada, irónicamente, por la Cosa Nostra, en 1969. En su lugar hay una reproducción digitalizada realizada por un laboratorio de Madrid.

El Greco (1541-1614), contemporáneo del artista italiano, pero viviendo en Toledo, también se entrega a la magia del «nacimiento», con un concepto opuesto. En 1612, pinta, para las monjas de Santo Domingo, donde deseaba ser enterrado, La adoración de los pastores. En el centro de la obra, ilumina un pañuelo blanco sobre el cual, el niño, en actitud escorzada, es festejado por sus padres, mientras un coro de ángeles jubilea en las alturas. Greco intensifica el manierismo para inducirnos a una «mirada mística del nacer».

La adoración de los pastores de Bartolomé Murillo (1618-1682), dentro del realismo tan caro al espíritu español, no deja de conmover por la audacia del artista de pintar al niño envuelto en blancas sábanas y al mismo nivel visual, reflejar la blancura del manso cordero.

Rubens adoración de los Reyes Magos
Rubens: adoración de los Reyes Magos

Pedro Pablo Rubens (1577- 1640), vuelca todo el esplendor barroco y escenográfico en la Adoración de los Reyes Magos, que se encuentra, según creo, en el Museo del Prado, para privilegio de los madrileños que podrán disfrutar las vibraciones de color, la danza visual de los movimientos en fuga, el sentido de triunfo de la religión en los Países Bajos y el dolor de Rubens ante la muerte de su madre, además de los beneficios económicos de las negociaciones de la ciudad de Amberes, que le había encargado la obra.

El nacer del niño Jesús fue tema para Tiziano, Rembrandt y luego, de otros grandes durante el Neoclasicismo y el Romanticismo; aunque el tema se incorpora a una sociedad burguesa abierta a diversos motivos. La temática religiosa se alejó de los impresionistas y vanguardistas, más interesados en los significantes visuales. Paul Gauguin se aventura en la obra «Te tamari no atua- El hijo de Dios», a una interpretación diferente del hombre-niño en el establo, acompañado de mujeres.

Natividad de Félix Vargas. Arte popular
Natividad de Félix Vargas. Arte popular

El alma de los pueblos tanto en Europa y mucho más en Latinoamérica rescata para sí, el tema de La Navidad, en las anónimas expresiones folklóricas del nacimiento que hace el arte popular. Los artesanos mexicanos crean pinturas, cerámicas, amates, bordados, logrando maravillas de color y originalidad, igualmente creativos son los artesanos de Puerto Rico y República Dominicana, Perú, Brasil o los artistas folklóricos venezolanos, como esta tabla-libro de Félix Vargas, quien al dármela autografiada me dijo: «Cuando hago estas Navidades me parece que me guía el niñito Dios».

En la historia del arte, a fines del siglo vinte, vemos un alejamiento total del tema sagrado del nacimiento porque los motivos se han diversificado, la sociedad se ha desacralizado y porque los artistas se desentienden de lo temático para concentrarse en la imagen y las técnicas de elaboración.

El arte sacro continúa como una especialidad y hay un amplio mercado relacionado con la Natividad, en tarjetas, adornos, regalos y decoración. La ofrenda se masifica en la sociedad de consumo, aunque la tradición llega del fondo de la historia, y trata de recordarnos el espíritu de la Navidad de amor y fe, impulsándonos a reflexionar.

Tal vez, el tema del nacimiento ha tomado otra significación. Es más simbólico, más espiritual y los artistas buscan expresar «el nacer» según otro sentimiento.

Matisse: capilla del rosario, Vence
Matisse: capilla del rosario, Vence

Cuando visité la Capilla del Rosario en Saint Paul de Vence, un pequeño pueblo medieval en la Costa Azul de Francia; llegué con curiosidad para conocer la última obra de Henri Matisse, sin saber que tendría una revelación.

Me atendió una monjita amable que había conocido a Matisse cuando era novicia y ayudaba a la hermana Jacques Marie, que fue quien atendió a Matisse cuando su operación y su rehabilitación. Me recibió en una salita y mientras buscaba las llaves de la capilla me contó que Matisse había llegado a Vence por su salud. El maestro se encontró con la monja Jacques Marie que había sido su enfermera en Niza y entonces la monjita, aprovechando esa amistad, le pidió consejo sobre la pequeña capilla de la orden. Matisse se interesó y se dedicó durante cuatro años, desde 1947 a 1951, a la realización de la capilla, a dibujar la planta, con nave y altar en diagonal, los vitrales y pinturas religiosas, y a ocuparse de todos los detalles hasta su finalización. Usó papeles recortados, azulejos para el Via Crucis, compuesta de catorce escenas y concibió las pinturas de la virgen y de Santo Domingo. Eso no era todo para el pintor… ¿Cómo expresar el mensaje cristiano de amor? Los artistas encuentran caminos que son a veces revelaciones. La capilla se convirtió para Matisse, en su gran preocupación mientras lidiaba para recuperarse de su enfermedad. Pintaba desde la cama, como podía, a veces con dolores y limitaciones.

Mientras la monjita continuaba con su relato, encontró las llaves y me llevó hasta la Capilla. Nos paramos frente a la puerta y me dijo:

«Mire, el maestro era bastante reacio a la religión, refunfuñaba en contra. Pero al ver la Capilla, dígame señorita periodista, si por esta Capillita no pasó Dios»

Al abrir la puerta me inundó una luz intensa y sentí la vida. ¡Nacer!

«En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres» Juan 1.4:

3 COMENTARIOS

  1. Muy bien está destacar lo que se celebra!!! Que no se trata de comer y regalos. Si no queremos una sociedad vacia, superficial hay que dar lugar a la espiritualidad.
    Ademas interesante la mirada artistica…

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