La pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, formula una escala de necesidades humanas según la cual las necesidades y deseos más elevados solo se alcanzan cuando se ha conseguido previamente satisfacer las necesidades materiales más básicas relacionadas con la supervivencia diaria.

Superado ese nivel se aspira a satisfacer las necesidades sociales de amistad, familiares y laborales, que implican aceptación social y reconocimiento, que no son posibles sin el respeto por uno mismo, y que incluye sentimientos como confianza, competencia, logros e independencia; una necesidad de autoestima también ligada a la belleza y la perfección, a su vez aspectos directamente relacionados con el bienestar o la salud, de las que se ocupan especialistas en medicina estética.

Actualmente, la presencia física tiene una importancia mucho mayor que en cualquier otra época, porque se ha desarrollado una necesidad por conseguir el mejor aspecto posible, y la sociedad debe responder a esta demanda desde una perspectiva médica, que pueda ofrecer soluciones para que las personas se sientan bien consigo mismas y con el equilibrio necesario para alcanzar las metas personales que se vayan marcando.

Según la teoría de Maslow antes citada, las personas que alcanzan este nivel son las que se centran en la realidad, saben diferenciar lo falso de lo real, enfocan los problemas en soluciones posibles, y en las relaciones con los demás son capaces de delimitar sus necesidades de privacidad, y se sienten cómodos en su entorno, guiados por su experiencia y juicio propio.

Autoestima

Si resumimos los conceptos anteriores, podemos quedarnos con el de autoestima, definido como «el conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamientos dirigidos hacia uno mismo, hacia nuestra manera de ser, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter».

Los profesionales de la sicología coinciden en que el estado natural del ser humano debería corresponder a una autoestima alta, pero es evidente que hay personas con un nivel de autoestima inferior al teóricamente natural, y en la sociedad actual de la imagen pueden encontrarse múltiples casos originados por la influencia negativa de otras personas, no precisamente del entorno directo, pero que si influyen a través de los medios audiovisuales.

Aunque la falta de autoestima no está relacionada teóricamente con un entorno concreto, es en los grandes centros urbanos donde cobra más importancia la autoestima positiva, por el alto nivel de interacciones que se producen tanto en el ámbito familiar como en el social derivados de la realidad del transporte público, de las grandes superficies comerciales, de los centros de trabajo, de simplemente salir a pasear por las calles principales de la ciudad o del barrio, de sentarse en una terraza a tomar unas copas.

Y es en los grandes centros urbanos donde primero han aparecido respuestas adecuadas para problemas que pueden suponer un daño sicológico para algunas personas, como pómulos marcados o poca definición del Arco de cupido, pero que tienen un tratamiento fácil en centros de medicina estética, facilitan la autoestima y permiten a las personas enfrentarse a la vida con mayor confianza y alcanzar más fácilmente los objetivos de autorrealización.

El sociólogo Jorge Rosenberg explicaba que la autoestima se crea en un proceso de comparación de la percepción de sí mismo que tenga una persona con los valores que se imponen como ideales, y que debía tenerse en cuenta desde la adolescencia para combatir los falsos estereotipos.

Esa complejidad pone en valor la posibilidad de contar con centros modernos especializados, que cuenten con la aparatología médica que permita los tratamientos médico estéticos que puedan ser necesarios para afianzar la autoestima, que nos permitirá a su vez mantener con firmeza valores y principios, confiar en el criterio propio, y vivir con intensidad el presente tras haber aprendido de los errores del pasado.

La autoestima es característica además de personas sensibles a los sentimientos y necesidades de los demás, que respetan las normas de convivencia y entienden que no tienen derecho a divertirse a costa de otros.

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