Durante varios años de principios de los años ochenta el poeta Leopoldo María Panero estuvo ingresado en el Instituto Psiquiátrico de Leganés. Su paso por el manicomio que hizo famoso a este pueblo del sur de Madrid, y las condiciones en las que vivió el poeta en el pueblo, crearon en las calles de Leganés toda una leyenda.
Su convivencia con muchos de los vecinos, sus visitas más o menos escandalosas a los bares y pubs del pueblo y su presencia en la vida diaria, hicieron de él una figura imprescindible del paisaje de las calles «pepineras». Así lo manifestó el propio autor, el biógrafo J. Benito Fernández, durante la presentación del libro sobre la leyenda de Panero en La Libre de Barrio.
«El contorno del abismo. Vida y Leyenda de Leopoldo María Panero» es una recreación de la obra que, bajo el mismo título público el mismo autor en 1999. Se trata de una reedición, corregida y aumentada, con la que J. Benito Fernández quiere cerrar el ciclo abierto con la primera edición que vio la luz en vida del poeta.
Tras la muerte de este, en 2014, el biógrafo creyó llegado el momento de publicar todos los datos que, desde la primera edición de su libro, había seguido anotando, cuidadosamente, día a día. Esta segunda edición del libro cumple con esa obligación que se impuso el autor.
Durante la presentación, Manuel Desviat y Fernández dialogaron sobre todo lo que rodeaba la vida de Panero en Leganés. Para Desviat, quien fue director del psiquiátrico durante la estancia del poeta «maldito», el centro hospitalario fue una pensión donde pasaba la noche Panero, quien durante el día salía a la calle y establecía unas absolutamente normales relaciones con el vecindario.
Su presencia se hizo habitual en los más conocidos bares y cafeterías del centro del pueblo y la gente se acostumbró a sus charlas solitarias por la ciudad, o sus reuniones con los compañeros de hospital y enfermos mentales que en los años ochenta salían al cine o de paseo por las calles.
Llegó a participar en muchas actividades culturales y entregó premios literarios que se hicieron famosos por su presencia. El pub «Ya está la rata debajo de la lata» fue una de sus sedes permanentes. Durante durante su estancia residió durante varios meses en un piso que su madre, Felicidad Blanc, alquiló para él en la céntrica Avenida de Fuenlabrada, donde los vecinos solían saltar por encima del poeta quien, completamente borracho, dormía por la noche en las escaleras.
Sobre Felicidad Blanc, la madre del poeta, Manuel Desviat destacó su profundo cariño por el hijo, pese a que este confesó en alguna ocasión haberla agredido. Felicidad Blanc dilapidó la fortuna de la familia y desplegó hasta su muerte, en 1990, todo su dinero, su carácter seductor y su exquisita educación para conseguir las mejores condiciones de vida para su hijo.
Fue el promotor y alma mater del colectivo literario de Leganés que llevó su nombre durante años. Pero con toda seguridad, uno de sus mejores amigos en Leganés fue el pintor canario Luis Arencibia Betancourt, fallecido recientemente, quien fue el gestor, mediante sus contactos en la ciudad canaria, de su traslado a un psiquiátrico en Las Palmas donde Panero vivió sus últimos años y donde murió.
El paso de Leopoldo María Panero por Leganés creó toda una leyenda. Muchos vecinos del pueblo tienen anécdotas vividas con él. Son relatos que aclaran algunos hechos de la vida del poeta. Hechos y leyendas que revivieron el jueves en La Libre de Barrio al calor de este libro.