El rey emérito de España, Juan Carlos I, de 84 años, logró este martes 6 de diciembre de 2002 la inmunidad en Londres frente a la demanda de acoso y difamación interpuesta por su examante Corinna Larsen, informan medios del Reino Unido.
La mujer acusó en 2020 al monarca de haberla sometido desde 2012 a «acoso» de manera personal o a través de «agentes» a su servicio, que presuntamente habrían sido coordinados en ocasiones por Félix Sanz Roldán, exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), algo que Juan Carlos I niega. Corinna sostuvo que esas acciones «amenazaron» su seguridad y la de sus hijos.
En el centro de la disputa se encuentran 65 millones de euros, cifra que el rey habría recibido de la monarquía saudita por su intervención en la adjudicación de un contrato para construir un tren de alta velocidad en el país árabe por parte de empresas españolas.
Según Larsen, el exsoberano le había transferido esa cantidad en 2012 como muestra de cariño. Sin embargo, poco tiempo después le habría exigido la devolución de ese monto. Larsen asegura que tras su negativa comenzó el acoso.
Un polémico podcast
En noviembre, los abogados del rey emérito negaron el acoso ante el Tribunal de Apelación de Londres y defendieron que el exmonarca, en caso de que prosperase la demanda, sería inmune porque estos hechos ocurrieron entre 2012 y 2014 cuando era todavía rey de España. Nueve meses antes un juez británico decidió no reconocer la inmunidad del exmonarca, lo que llevó a los abogados de este a apelar.
El mes pasado se lanzó el podcast ‘Corinna and the King’ (Corinna y el rey) en el que la empresaria relata la aventura extramatrimonial que mantuvo con el rey emérito. En ocho capítulos y con la participación a través de entrevistas de periodistas, corresponsales, biógrafos, historiadores, miembros de la inteligencia española y exagentes del FBI, se describen los cinco años que duró la relación.
La extensa investigación ha estado a cargo de dos periodistas galardonados del Wall Street Journal, Tom Wright y Bradley Hope, ambos finalistas del prestigioso premio Pulitzer.
Justo que la justicia británica no tenga en cuenta a la delincuente Larsen.
Porque parece que la acosadora es ella.