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La huella malagueña de Santa Teresa

Teresa de Jesús

El profesor de la UMA Rafael Esteve Secall publica ‘El mundo judeoconverso. Teresa de Jesús y su linaje’, un novedoso trabajo de investigación de cuatro años en el que ha localizado al padre de Santa Teresa en la Málaga de los primeros años tras la Reconquista, reseña Alfonso Vázquez.

En 1485, Juan Sánchez de Toledo, abuelo paterno de Teresa de Ahumada, junto con otros novecientos penitenciados, la flor y nata de Toledo, formaron parte de una multitudinaria ceremonia de expiación pública ante la recién nacida Inquisición, que incluyó el procesionar durante siete viernes con un sambenito.

Fue la constatación pública de que estos judíos conversos se habían reconciliado con la Iglesia. Sin embargo, tanto a ellos como a sus descendientes les esperaba un camino de espinas hasta integrarse en la sociedad de cristianos viejos, con prohibiciones de ejercer numerosas profesiones que alcanzaron a los hijos y nietos de estos reconciliados, entre ellos a Teresa (1515-1582) y su familia.

En ‘El mundo judeoconverso. Teresa de Jesús y su linaje’, publicado por el Centro de Estudios Políticos Constitucionales, del Ministerio de la Presidencia, el profesor de la UMA, economista, exconcejal e investigador Rafael Esteve Secall aporta sólidas evidencias que explicarían el cambio de apellidos familiares; la marcha a América de los hermanos de la religiosa, así como la mudanza de Toledo a Ávila de la familia de la santa y más tarde, al recién conquistado Reino de Granada de muchos de sus parientes. Entre ellos, su propio padre, a quien Esteve Secall ha localizado con bastante probabilidad entre los primeros repobladores de la Málaga conquistada a los musulmanes.

La obra, con prólogo del prestigioso historiador Ricardo García Cárcel, tiene su germen más temprano en la vinculación desde niño de Rafael Esteve con la Archicofradía de la Esperanza, cuyo trono procesional de la Virgen cuenta con una imagen de la santa de Ávila.

Ya en 2015, a raíz del 500 aniversario del nacimiento de Santa Teresa, el Cuerpo de Intendencia del Ejército, hermano mayor honorario de La Esperanza, invitó al autor a los actos de conmemoración en Ávila y con vistas a corresponderle con un obsequio, localizó un grabado en el que aparecía Santa Teresa con los escudos del Carmelo y Málaga, con motivo de su nombramiento como patrona de la ciudad, algo que desconocía.

El hallazgo dio pie a una pequeña investigación del autor junto con Manuel Bueno sobre la relación entre Santa Teresa y Málaga, de la que el historiador Manuel Burgos Madroñero ya había perfilado algunos detalles interesantes. Este opúsculo, cuenta Rafael Esteve, fue la base para este trabajo en solitario de cuatro años, en el que lo primero, resalta, fue empaparse del mundo judeoconverso.

En este sentido, destaca que «lo que le pasó a la familia de Santa Teresa es un paradigma de lo que hicieron las familias judeoconversas para integrarse en la España cristiana vieja».

Y para integrarse, nada mejor que hacer olvidar sus orígenes judíos, de ahí el cambio de apellidos -abandonan el Sánchez de Toledo y lo cambian por Sánchez de Cepeda- y deciden dejar la ciudad imperial, donde son demasiado conocidos, por Ávila, donde nacerá la santa.

La obra de Rafael Esteve, en su primera parte, sigue la pista a los parientes de Teresa de Ahumada, muchos de los cuales pasaron al Reino de Granada, donde la Inquisición «no podía intervenir porque los Reyes Católicos necesitaban a los judeoconversos para tratar toda la fiscalidad nazarí», destaca. De hecho, no comenzaría a funcionar en este reino hasta 1526.

Este será el motivo de la llegada de muchas familias de descendientes de judíos toledanos al Reino de Granada, como los Sánchez de Toledo, los De la Torre o los De la Fuente. Muchos de ellos hicieron fortuna con los arrendamientos de la renta de la seda y negocios colaterales.

Sin tratar de destripar este apasionante libro, y dentro de ese mecanismo de ocultación de los apellidos originales para hacer olvidar las raíces judías, Rafael Esteve localiza en la Málaga de los Repartimientos a un Alonso de Piña, que no es otro que Alonso Sánchez de Cepeda, padre de Santa Teresa, quien recibió una casa en la ciudad y ocupó un cargo próximo a la reina Isabel.

A este respecto, escribe el profesor: «la posible estancia de Teresa en Málaga o en su contorno en alguna temporada de su infancia o adolescencia tiene unos fundamentos nada despreciables».

Otra de las novedades de la investigación es que aborda en un capítulo -probablemente por vez primera, destaca el autor- las relaciones entre el Santo Oficio y los niños, en cuanto hijos o nietos de judeoconversos, como fue el caso de Teresa de Ahumada.

La segunda parte de la obra, trata de los intentos fallidos de varios reyes a partir de Felipe III, e incluso siglos más tarde, de las Cortes de Cádiz, por nombrar a Santa Teresa copatrona de España junto a Santiago. Los orígenes judíos de la religiosa de Ávila sin duda estuvieron detrás de estos intentos fallidos, aunque sí logró ser nombrada patrona de la ciudad de Málaga en 1618.

En resumen, una obra única para todos los apasionados de la Historia de España.

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