«La Gomera», el silbo gomero atraviesa los siglos y la historia

«La película es sobre todo una declaración de amor a la ficción cinematográfica: un extracto de ‘Centauros del desierto’ de John Ford, una secuencia que recuerda explícitamente ’Vértigo‘ de Alfred Hitchcock, un personaje que emula a Anthony Perkins en ‘Psicosis’, la femme fatale que se llama Gilda, una escena en la televisión de una película rumana que imita las de gansters de Hollywood y la escena del enfrentamiento entre policías y bandidos en el decorado de unos estudios de cine abandonados»

Interesante relato de cine negro, «La Gomera1», séptima película en la carrera del rumano Corneliu Porumboiu (’12h08 al este de Bucarest’, Cámara de Oro en el Festival de Cannes 2006, ‘El tesoro’), quien junto con Cristian Mungiu y Cristi Puiu fue una de las principales figuras del Nuevo Cine Rumano de los años 2000, nos habla del lenguaje y su relación con la realidad.

Cristi  (Vlad Ivanov, ‘Police, Adjetive’, ‘En la niebla’, ‘Atardecer’)), un inspector corrupto de policía llega a La Gomera donde una banda de delincuentes le enseña el Silbo, la lengua silbada  de los Guanches que ha llegado hasta nuestros días y que evidentemente no pueden descifrar los no iniciados, con la que los gomeros llevan siglos comunicándose a larga distancia, incluso de montaña a montaña.

El objetivo de Cristi, una vez que consiga dominarla, es usarla en el desarrollo de la evasión del mafioso  Zsolt (Sabin Tambrea, ‘El niño de Bunchenwald’, ‘Marie Curie’), que oculta treinta millones de euros procedentes del tráfico de droga. La intermediaria es una morena explosiva y sin escrúpulos llamada Gilda (Catrinel Marlon, ‘La città ideale’, ‘L’errore’). El problema es que del caso de Zsolt se ocupa la superior jerárquica de Cristi, Magda (Rodica Lazar, ‘The Aniversary’). Además, Cristi y Gilda acabarán enamorándose y nada saldrá como estaba previsto. 

En una escena muy explicativa, al comienzo de la película la vampiresa Gilda visita al poli corrupto para hablar de la evasión del criminal detenido. Sabiéndose vigilados, tanto fuera como en el piso, la pareja establece una comunicación de dos maneras diferentes: por una parte, y ante las cámaras ocultas, representan una cita de carácter sexual; por otra, y mediante juegos de palabras, interpretan lo que podría ser el comienzo de una relación sentimental. Hasta que la mujer propone al policía que viaje a La Gomera y aprenda el Silbo.

Inclasificable, ambiciosa y divertida, «La Gomera» tiene un guión muy original con el silbo como protagonista y ese personaje ambiguo, a la vez policía y delincuente que, curiosamente, es el único de la película que no hace uso de armas. 

Con todos los ingredientes del género, gansters, policías corruptos, femme fatale, traiciones, persecuciones disparos…todos vigilan a todos, hay micrófonos y cámaras en todas partes, incluso en los despachos policiales que obligan a salir al pasillo para hablar de las cosas importantes, la narración en cambio escapa a las normas clásicas al centrarse en el aprendizaje de la lengua silbada en un escenario grandioso de paisajes que recuerdan la suntuosidad de las películas de James Bond, que contrastan con los urbanos de la capital rumana.

  1. “La Gomera se estrena este viernes, 19 de marzo de 2021. 
Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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