Los efectos desproporcionados de la pandemia en los jóvenes han exacerbado la desigualdad y podrían mermar la capacidad productiva de toda una generación, según señala la Organización Internacional del Trabajo, OIT.

Desde el comienzo de la pandemia, más del setenta por ciento de jóvenes que estudian o compaginan sus estudios con trabajo se han visto afectados adversamente por el cierre de escuelas, universidades y centros de formación, según un estudio de la citada organización.

De los resultados del informe «Los jóvenes y la pandemia de la COVID-19: efectos en los empleos, la educación, los derechos y el bienestar mental[1]», se desprende que el 65 por ciento de los jóvenes considera que su actividad educativa se ha visto afectada de forma adversa desde el comienzo de la pandemia, como consecuencia del período de transición de la enseñanza presencial en las aulas a la enseñanza en línea o a distancia durante la fase de confinamiento.

Pese a sus esfuerzos por proseguir sus estudios y su formación, la mitad de esos jóvenes opina que la conclusión de sus estudios se verá retrasada, y el nueve por ciento señala que podría tener que abandonarlos definitivamente.

La situación ha sido aún peor para los jóvenes que viven en los países de ingresos más bajos, en los que existen mayores deficiencias en materia de acceso a internet y disponibilidad de equipos y, en ocasiones, de espacio en el hogar.

Ello pone de relieve la enorme «brecha digital» entre regiones; mientras que el 65 por ciento de los jóvenes de los países de altos ingresos pudieron asistir a clases impartidas por videoconferencia, la proporción de jóvenes que pudo proseguir sus estudios en línea en los países de bajos ingresos fue únicamente del dieciocho por ciento.

Para Guy Ryder, director general de la OIT «la pandemia tiene una repercusión muy adversa en los jóvenes. No sólo merma su empleo y futuro profesional, sino que menoscaba en gran medida su educación y formación, y por ende, su bienestar mental. No podemos permitir que eso suceda».

Futuro preocupante

Según el citado informe, el 38 por ciento de los jóvenes manifiesta inquietud por su futuro profesional, y se prevé que la crisis dificulte el desarrollo del mercado laboral y prolongue su período de transición desde que terminan sus estudios hasta que logran su primer empleo.

Algunos ya se han visto afectados, habida cuenta de que uno de cada seis de ellos ha tenido que dejar de trabajar desde que comenzó la pandemia. Por lo general, los trabajadores más jóvenes trabajan en sectores muy afectados por la pandemia, en particular los relacionados con la atención al cliente, la prestación de servicios y las ventas, de ahí que sean más vulnerables frente a los efectos económicos de la pandemia. El 42 por ciento de los jóvenes que han mantenido su empleo han visto reducidos sus ingresos.

Ello ha repercutido en su bienestar mental. La citada encuesta pone de manifiesto que el cincuenta por ciento es susceptible de padecer episodios de ansiedad o depresión, y que el diecisiete por ciento probablemente los padezcan.

Hay que escucharles

Pese a la compleja coyuntura actual, los muchachos utilizan su vigor para movilizarse y hacer que se escuche su voz en la lucha contra la crisis. Según la encuesta, uno de cada cuatro jóvenes desempeño algún tipo de trabajo voluntario durante la pandemia.

Es fundamental que se escuche la voz de los jóvenes para dar una respuesta más inclusiva a la crisis de la COVID-19. Según se recoge en el informe, su participación en la toma de decisiones en consonancia con sus necesidades y proyectos aumenta la eficacia de las políticas y los programas, y les brinda la oportunidad de contribuir a su aplicación.

En el informe también se aboga por la adopción de medidas políticas específicas a gran escala de forma acuciante, con el fin de evitar que la crisis menoscabe el futuro profesional de toda una generación de jóvenes a largo plazo.

  1. El informe «Los jóvenes y la pandemia de la COVID-19: efectos en los empleos, la educación, los derechos y el bienestar mental» es una publicación conjunta de la OIT, AIESEC, el Fondo Fiduciario de Emergencia de la Unión Europea para África, el Foro Europeo de la Juventud, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el Grupo Principal de las Naciones Unidas para la Infancia y la Juventud.
Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en una publicación para profesionales, me dediqué al mundo de la solidaridad a través de un partido político, ocupándome de la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después me instalé en México. Publiqué en un par de periódicos y en una revista literaria, donde edité poesía. A través de Periodistas en Español comencé a relatar lo que sucedía allí. Tras siete años de estancia en el país azteca, en 2018 regresé a España.

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