«La cordillera de los sueños» de Patricio Guzmán, metáfora de muchas vidas

«Nosotros soñamos Chile desde lejos. La cordillera es la metáfora de ese sueño»

En la película de no ficción «La cordillera de los sueños» –no es estrictamente un documental, es mucho más, es un poema visual  y es una obra maestra- el chileno exiliado en Francia desde hace casi medio siglo Patricio Guzmán (‘El caso Pinochet’, ‘Salvador Allende’, ‘La batalla de Chile’ – ‘es como un pasado que me persigue’) continúa con su trabajo de memoria sobre los años de plomo del ultraconservador, torturador y asesino Augusto Pinochet, cabecilla del golpe de estado de 1973 que acabó con la vida y la experiencia democrática del gobierno del socialista Salvador Allende.

Ganadora del Premio al Mejor Documental en el Festival de Cannes 2019 y actual candidata al Goya, «La cordillera de los sueños» llega a las pantallas españolas muy oportunamente(1) cuando el 19 de diciembre de 2021 está prevista la celebración de la segunda vuelta de una controvertida elección presidencial, y mientras millones de chilenos llevan meses (años) saliendo a la calle –a partir de algo tan minúsculo como fue el aumento del coste del billete de metro- para manifestarse en contra del neoliberalismo a ultranza que ha abandonado al país en manos de las multinacionales, y ha agravado las desigualdades.  

«En Chile –escribe Guzmán– cuando el sol se levanta ha debido escalar colinas, paredes, cumbres, antes de alcanzar la última piedra de Los Andes. En mi país la cordillera está en todos lados». 

En esta tercera entrega del trabajo sobre un pasado terrible (las anteriores son ‘Nostalgia de la luz’ y ‘El botón de nácar’), a los ochena años Patricio Guzmán ha escrito, con las impresionantes imágenes de esa cordillera de los Andes que vigila lo que ocurre más abajo, un ensayo poético, un reportaje cargado de melancolía, en el que aparecen diferentes artistas (un escultor, un escritor, una cantante, un cineasta…) y hasta un vulcanólogo, cuyos comentarios –«Un artista es el guardián de la belleza de su país»- acompañan las bellísimas imágenes de esa cordillera siempre nevada, «espina dorsal» que resguarda y a la vez confina a millones de personas: «La cordillera es un referente más que físico, cultural… me protege pero también me aísla… detrás de la cordillera está el mundo entero». Desde arriba, dice un escritor, «si te empinas, ves Argentina».

El documental, obra de un artista que se exilió de Chile huyendo del miedo y nunca ha vuelto a vivir allí, es un recorrido por el tiempo perdido, por el pasado: «He podido grabar las ruinas de mi infancia», dice Guzmán, porque «milagrosamente» en la que fue su casa no han construido un rascacielos y está ahí, en pie, como un decorado hueco que dentro no contiene nada, solo recuerdos. También ha podido grabar el Estadio Nacional de Santiago, donde de niño asistió al mundial en que Italia derrotó a Chile, y donde tras la irrupción de Pinochet y sus secuaces pasó dos semanas detenido junto a otros miles de chilenos.

«Ahí está todo. (la cordillera) son veinte mil años de huellas». Está todo en esas piedras, magníficas, impresionantes (algunos picos alcanzan más de seis mil metros). En ese ochenta por ciento de un país que es el contenedor de toda su historia, en esa espina dorsal nevada que es la cordillera de los Andes y su relación con la memoria del país. Patricio Guzmán parte de su emblemática presencia mineral para trazar un apasionado retrato de un pueblo que lleva muchas décadas luchando por sus derechos».

«La cordillera de los sueños» es cine militante, un documental político en el que los cortes de las piedras se convierten en cicatrices de la memoria –«adoquines extraídos de la noche como testigos de los asesinatos políticos de Pinochet»- y las voces de los supervivientes se mezclan con el recuerdo de los desaparecidos; en el que «el golpe» se asocia a una erupción volcánica. Y en el que, gracias al trabajo de un camarógrafo, Pablo Salas, quien lleva treinta y siete años grabando el día a día de la vida chilena, con esas imágenes de archivo, Patricio Guzmán ha podido reconstruir también el país al que no ha vuelto a vivir. 

Me he quedado con el mensaje de la pancarta en una manifestación reciente: «Si estoy en tu memoria soy parte de tu historia».

(1) «La cordillera de los sueños» se estrena en Madrid el 17 de diciembre de 2021.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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