Reseñé este exquisito espectáculo el pasado 3 de octubre[1], cuando se presentó en estreno absoluto en el ciclo Canal Baila de los Teatros del Canal de Madrid, en la íntima Sala Negra.

Quise volver a verlo en Pamplona en un gran escenario. Y sí, esa es una de las grandes diferencias. Porque la maravillosa coreografía, incluso la calidad dancística suben de valor en un espacio adecuado a la dimensión del espectáculo.

También capté algo que no hice en la primera ocasión. Sí hay un guión, sí hay argumento y relación temporal entre las confluencias de estéticas y tiempos. Lo que falta es un hilo conductor, una narrativa o claridad expositiva para que el espectador no se pierda entre tanta hermosa complejidad.

Seguir a la Macarrona, o la Niña de los Peines no es fácil para muchos, pero el más difícil todavía es situar la Zarabanda, un baile de origen foráneo, de Johann Sebastian Bach, del periodo barroco, que llega a España si no recuerdo mal hacia el siglo dieciocho, y que aquí chez Estévez y Paños tiene un significado muy particular. El gran público y hasta el pequeño público apreciarían mejor esta preciosa danza con la presencia del hilo conductor ausente. Enriquece mucho más el visionado de un espectáculo cuando es posible sumergirse en él.

La gente de hoy raramente se acuerda de Miguel Fleta y lo que significó su más famosa jota, el Ay ay ay en la lejana sociedad de hace un siglo. Pero lo que me convenció de pleno de la enorme importancia de una narrativa que además enriquecería y embellecería el espectácul, fue el Romance del Conde Sol. Yo pude seguirle con el consecuente disfrute, porque en una ocasión de mi historia personal fui la narradora en una representación colegial del romance. A día de hoy, puedo recitarle de memoria.

Y me di cuenta, ¿cuánta gente en la sala Baluarte pudo seguir las andanzas de la romerica condesa, saber porque debajo de la saya negra asomaba el brial de seda verde que al final descubre? ¿O del personaje de la novia, que danza su incredulidad y desesperación cuando ve al conde en brazos de la romera? Y ¿cuántos están conscientes de la confluencia de un romance medieval con el flamenco en clave de danza contemporánea?

Narrativa, hilo conductor, como quieran llamarlo, mis queridos Estévez y Paños. Por esa ausencia, las reseñas son tan genéricas, por la falta de información expositiva.

Estevez y Paños La confluencia Pamplona 27AGO2022
Estevez y Paños, La confluencia, Pamplona,27AGO2022

Por lo demás el espectáculo es brillante, roza la perfección. Y como siempre el bailarín Alberto Sellés enamora con su danza, aunque bien es cierto, que en La Confluencia predominan los aspectos corales.

Algo más. Retiro lo que dije en mi reseña de octubre pasado. No es un déjà vu. A saber en qué estado de ánimo estuve entonces. Lo que demuestra que no solo las obras cambian en cada representación, también cambia la percepción del espectador.

Lástima que anoche el Baluarte estuviera a menos de la mitad de su aforo. La noche anterior, José Mercé con su Oripandó consiguió el sold out. Lo más conocido siempre gana. Y claro, lo más flamenco en un festival de flamenco.

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Teresa Fernández Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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