Enrique Castellón Vargas, el Príncipe Gitano fallecía este miércoles 22 de abril 2020, víctimas de COVID-19, en la residencia de ancianos La Paz de Mandayona, en Guadalajara, donde vivía desde 2010.
El que fuera un ídolo pionero del flamenco pop allá por los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, había nacido en 1928, tenía 92 años y su olvido era una muestra más de lo efímero de la gloria de algunos artistas, famosos en un tiempo no tan lejano.
Nacido en el seno de una familia flamenca en Ruzafa (Valencia), era hermano del guitarrista José Castellón Vargas, de la famosísima cantante Dolores Vargas La Terremoto y primo hermano nada menos que del guitarrista de culto de Pamplona Agustín Castellón Campos, Sabicas.
La actividad familiar tradicional era la de tantos y tantos gitanos, tratantes de ganado, que recorrían las ferias por toda España y no les iba nada mal.
Pronto se dio cuenta de que cantar flamenco en un época en que no existían los festivales, los concursos eran mínimos, por no decir inexistentes, y el número de tablaos muy reducido, limitaba mucho las posibilidades de éxito, fama y dinero, por lo que decidió diversificarse, primero hacia la copla, canción popular española con la que logró gran popularidad en los años cincuenta y luego en los sesenta con el pop y otros estilos de moda.
Además de su voz, su porte siempre elegante le facilitaron el camino hacia la fama, camino que había comenzado en su temprana adolescencia, nada menos que de la mano de Lola Flores, cinco años mayor que él.
Promocionó carreras de otros artistas que llegaron a tener mucha más fama que él, como las de Rocío Jurado, Carmen Sevilla, Manolo Escobar y de su propia hermana, La Terremoto.
Como compositor y letrista, era miembro de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) desde 1967.
A pesar de su popularidad, siempre fue un paso atrás, quizá por ser un avanzado a su tiempo.
Pensar que fue el primero en grabar el Porrompompero que se recordará siempre como uno de los grandes éxitos de Manolo Escobar. O la rumba, que luego llevarían al clímax de la popularidad Peret y el Pescaílla. Incluso se atrevió con adaptaciones de Delilah de Tom Jones y de Obladí Obladá de The Beatles. Con In the ghetto de Elvis Presley se atrevió a cantar en un inglés con pronunciación irreconocible, que fue causa de guasa mundial y que, paradójicamente, le proporcionó éxito y el cariño de sus numerosos fans.
Fue actor de cine, participó en seis películas, siempre con su personaje de El Príncipe Gitano. Sin embargo su verdadera vocación fue ser torero, matador, pero no pasó de novillero.
Siempre se le recordará por canciones como Obí Obá cada día te quiero más o Cortijo de los mimbrales.
Fue uno de los artistas que puso en práctica el verbo españolear por varios países de Europa y América. Fue valiente, honesto consigo mismo. Descanse en paz.