El continente europeo está experimentando el ritmo más rápido de calentamiento global, según acaba de acreditar un informe científico publicado por el Servicio Europeo de Cambio Climático Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), informa Catherine Wilson (IPS) desde Londres.
En 2024, temperaturas récord, olas de calor e inundaciones causaron enormes daños a la infraestructura, las ciudades, las economías y las vidas y los medios de subsistencia de las personas en la región.
«El estrés térmico sigue aumentando en toda Europa. El calor tendrá un impacto en nosotros, en nuestra salud… y pone de relieve la importancia de aumentar la adaptación en todo el continente., declaró en la rueda de prensa Florence Rabier, directora general del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo (CEPMPM), que incluye a Copernicus.
El Informe sobre el estado del clima en Europa correspondiente a 2024 es el octavo elaborado hasta la fecha por la OMM y Copernicus, la división de observación de la Tierra del Programa Espacial de la Unión Europea. Y representa el trabajo de cien científicos de Europa y de todo el mundo.
«Cada fracción adicional de grado de aumento de temperatura importa porque acentúa los riesgos para nuestras vidas, para las economías y para el planeta… es necesario actuar ahora, hoy, no mañana», dijo Celeste Saulo, secretaria general de la OMM.
La ola de calor fue la más larga registrada en Europa central, meridional y oriental, se extendió durante trece días y afectó a 55 por ciento de la población. Las temperaturas superaron los 38 grados centígrados durante más de siete días y, en general, más de 60 por ciento de los europeos vivieron más días que el promedio de «fuerte estrés térmico», afirma el nuevo informe.
«El año pasado, 45 por ciento de los días fueron más cálidos que la media en Europa. La duración del calor ha aumentado», declaró a los medios Samantha Burgess, subdirectora de Copernicus.
La creciente incidencia del calor extremo también amenazará con mayores pérdidas de cultivos, agua dulce y el deterioro de los ecosistemas terrestres y marinos en Europa, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC).
Los picos de calor fueron acompañados por la profundidad de las inundaciones, que vieron crecer un tercio de los ríos de Europa hasta el umbral «alto», y las inundaciones más frecuentes desde 2013.
Los días de estrés térmico y las noches tropicales aumentan en EuropaEn septiembre, la tormenta Boris provocó lluvias torrenciales e inundaciones destructivas en países como Alemania, Polonia, Austria, Hungría y Rumania. En los condados de Galati y Vaslui, en el este de Rumania, adyacentes a la frontera con Moldavia, las comunidades se vieron afectadas por 150 milímetros de lluvia por metro cuadrado en menos de 24 horas.
Siete personas murieron y cuatrocientas quedaron sin hogar, con más de seis mil casas y trescientos kilómetros de carreteras arrasadas o dañadas.
Dos meses después, un año de lluvia cayó sobre la ciudad de Valencia, en el sureste de España, en ocho horas y provocó inundaciones repentinas catastróficas. El impacto fue el de un tsunami: edificios y vehículos quedaron destrozados por el diluvio y más de doscientas personas perdieron la vida. Las pérdidas económicas se estimaron en 18.000 millones de euros.
En las últimas décadas, se ha observado un aumento de las precipitaciones medias en el norte, oeste, centro y este de Europa.
Situados al sur del Ártico, los glaciares de Europa también ofrecen una idea del calentamiento del planeta. La capa de hielo y los glaciares representan alrededor de 70 por ciento del agua dulce del mundo y su derretimiento tiene graves consecuencias para el aumento del nivel del mar y una mayor inestabilidad en el sistema climático del planeta.
El nuevo informe destaca que el año pasado hubo una importante pérdida de hielo en Escandinavia y Svalbard en Noruega, de 1,8 metros y 2,7 metros de espesor de hielo, respectivamente.
Además del impacto humano, Europa enfrenta crecientes pérdidas económicas relacionadas con el clima. Entre 1980 y 2020, el Espacio Económico Europeo (EEE) sufrió pérdidas por causas climáticas y desastres que oscilaron entre 450.000 y 520.000 millones de euros.
Y la OMM advierte que no hay otra alternativa que acelerar la adaptación. «Los fenómenos meteorológicos extremos presentan riesgos cada vez mayores para el entorno construido y la infraestructura de Europa, que podrían multiplicarse por diez para finales de siglo», dijo a los medios Andrew Ferrone, de la OMM.
Pacto Verde Europeo
En 2021, la UE lanzó el Pacto Verde Europeo, una estrategia dirigida a una multitud de objetivos, entre ellos mejorar la calidad del aire y del agua en el continente, reducir el consumo de energía, proteger la salud pública y lograr la neutralidad climática para 2050.
Un hito positivo es que la proporción de electricidad generada por energías renovables en Europa alcanzó recientemente un récord de 45 por ciento. Pero la OMM y Copernicus destacan que se necesitan medidas mucho más urgentes para abordar los riesgos de inundaciones, especialmente en pueblos y ciudades, y ampliar el desarrollo de sistemas de alerta temprana.
Sin un sentido de urgencia, las predicciones son sombrías. «Cientos de miles de personas morirían a causa de las olas de calor y las pérdidas económicas causadas únicamente por las inundaciones costeras podrían superar el billón de euros al año», informó la AEMA el año pasado.
Y en marzo de este año, Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), dijo en la conferencia «Europa 2025» en Berlín que «la crisis climática podría reducir hasta 2,3 por ciento del PIB (producto interno bruto) de Europa a mediados de siglo, una receta para una recesión permanente, lo que significa una contracción continua de las economías, la quiebra de empresas y un aumento significativo del desempleo».
Uno de los mensajes clave del informe es que, si bien en Europa habrá desafíos para generar los recursos y la inversión financiera necesarios y motivar una respuesta de toda la sociedad al cambio climático, a largo plazo será un precio menor a pagar que mantener el statu quo.